Fobia, un grupo que lidera el rock en tu idioma, se presentó en el Teatro Metropolitan: Te decimos como se puso.
Fobia es una banda que inició su carrera en la Ciudad de México en los últimos años de la década de los ochenta, hecho que automáticamente los convertía en una banda emergente e independiente para su época, pues había muy poca accesibilidad al rock, o por lo menos a nivel tradicional.
Fobia, se desenvolvió con gran audacia por los primeros niveles del underground y fue ascendiendo hasta llegar al corazón de todos sus fans. Su nombre encabezo pequeños posters hasta llegar a las primeras columnas de un festival. En su apogeo logró lo que muchos tal vez solo imaginarían y en la actualidad, pese a parecer músicos en retiro, llenan cuatro fechas en el Metropolitan.
El show comenzó y todas las luces se apagaron. Al coloso metropolitano no le cabía ni un alma más, todos estaban reunidos para presenciar uno de los eventos más esperados del año: Fobia en acústico.
Pasaron dos años para que este proyecto se cocinara en su totalidad –eso es lo que afirma el grupo– preparando cada detalle, cada nota, cada tema para que quedara y sonara perfecto en acústico. Incluso el outfit multicolor de cada uno de los integrantes, armonizaba con la trama del espectáculo.
A penas comenzaba el show y las sorpresas no se hicieron esperar. Leonardo de Lozanne (voz) invitó a un fan a subir al escenario para que su fisionomía fuera parte de los tonos de No Soy Un Buen Perdedor.
La orquesta que acompañaba a los miembros del grupo era bien dirigida por el vocalista, por Jay de La Cueva (guitarra) y su perrito, último que triunfó en la tarima.
En cuanto a la escenografía, todo era estrellas y luces tenues, desde la tarima hasta el cielo del Metropolitan, desde las paredes del recinto hasta las lamparas de los celulares de la audiencia. Todo sumaba para que en la atmósfera se repartiera la paz y la serenidad de un unplugged, pero, sobre todo, la armonía de una agrupación que, durante muchos años, alimentó al rock en español.
La canción que finalmente puso al público de pie (hecho que todos esperaban, pero nadie se atrevía) fue Me Siento Vivo: su himno a la alegría, a la esperanza, al amor, su oda a las ganas de vivir y a la fuerza por estar en esta tierra.
Asimismo, las canciones que fueron hitos en los bares de los noventa, comenzaron a salir. Ejemplo, Veneno Vil, tema que hizo saltar a toda una generación, volvió y retumbo con potencia. De hecho, todo el paso por Amor Chiquito, disco de 1995, revivió las glorias de los años mozos e hizo estremecer a los presentes.
En una salida en falso, todas las luces se prendieron anunciado el fin de concierto, sin embargo, esto fue solo parte del protocolo que abriría la puerta al encore, cuyo líder fue su tema más sonado: El Microbito.
Esto fue aplaudido y gritado hasta el cansancio por la audiencia. Sin embargo, como todo lo que inicia tiene un final, el show cerraría con un popurrí de un largo trayecto, un recorrido desde sus clásicas hasta sus no tan sonadas, pero bien recibidas interpretaciones.
A las 10:30 pm los integrantes se posaron al frente de la tarima para dar gracias al público y recibir el salario emocional que les correspondía, mientras el telón bajaba, las luces se encendían y la magia regresaba a sus creadores.
Así cerró la primera de cuatro noches de sold out en el Teatro Metropolitan por el acústico de Fobia.
¿Estuviste ahí? Cuéntanos tu experiencia en los comentarios.