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La noche del viernes 4 de octubre Fobia ofreció a sus seguidores una noche memorable en el Auditorio Nacional.

Una noche donde a cada asistente le tocó su propia rebanada de un pastel lleno de memorias y recuerdos, un último gran pastel por el festejo del 30 aniversario de la banda capitalina.

El ambiente era agradable a las afueras del Auditorio con gente de todas las edades llegando, con un músico violinista callejero tocando canciones del Rock En Tu Idioma y personas especulando lo que sería el show y comentando sobre cada uno de los integrantes.

Ese chaparrito de Jay de la Cueva está bien cabrón. Aunque siento que es la Yoko Ono de la banda, dijo un hombre como de 40 y tantos años a sus dos amigos mientras esperaban sentados antes de acceder al inmueble.

Los Fobia salieron con todo. Sin perder más tiempo y soltando trancazo tras trancazo en un set que estaba sorprendiendo por su agilidad.

Mundo Feliz, Miel de Escorpión, Dios Bendiga a los Gusanos, 2 Corazones, Camila, La Iguana y 200 Sábados sonaron sin parar, sin que Leonardo o algún otro integrante intermediara palabras ante el público. La música estaba hablando por sí sola en ese set de corrido.

Al fin Leonardo de Lozanne habló hacia el público y se dijo agradecido con todos por formar parte de aquel gran pastel, el último gran pastel que habría en la Ciudad de México en el que esperaban dejar marca en los recuerdos de todos como ya la habían hecho a través de los años.

Los invito a viajar en el tiempo, a viajar en el pasado y por el espacio, mencionó el vocalista que vestía chamarra biker blanca de piel y así empezar a tocar Corazón en Caracol, Puedo rascarme solo, Fiebre, Maten al DJ, Pepinillo Amarillo, Caminito al Cosmos, entre algunas otras más que solo los verdaderos fans cantaban a todo pulmón, mientras muchos otros, al desconocer aquellas canciones, optaban por tomar asiento.

Aquel segundo set con canciones menos conocidas, pero más de culto para sus fans, culminó con la clásica Microbito, donde por supuesto todos cantaron.

Después de eso inició otra etapa llena de hits con Rosa Venus, donde Leonardo salió de escena y Jay, Paco, El Cha e Iñaki fueron protagonistas absolutos. Y luego, lo normal: No eres yo al terminar Rosa Venus y Leonardo cambiando la chamarra blanca por un saco elegante en negro con dorado.

Iñaki creando atmósferas oscuras y post-punk en El Crucifijo mientras luces en color verde neón se desplegaban laterales sobre todo el escenario, la dolosa Muy maniaco de mi parte le siguió y dos clásicos reconocidos con Descontrol y Revolución sin manos terminaron el set con una espectacular bomba de tiras de papel de colores que cayó desde la parte de arriba para decorar el recinto.

Los Fobia se despidieron de esa forma para posteriormente regresar con un encore enmarcado por más hits, en los que incluyeron El Diablo, Regrésame a Júpiter, Hipnotízame, Vivo, Veneno Vil y Hoy Tengo Miedo con la que cerraron en definitiva un set espectacular de 30 canciones en las que Leonardo siguió mostrando lo bien que sigue manteniendo su voz y la forma de dar espectáculo.

Paco Huidobro y su elegancia al comandar la guitarra y ser la pieza pilar de Fobia, El Cha y su carisma al potenciar las canciones con su bajo, Iñaki creando las atmósferas y melodías correctas en cada tema y a Jay siendo una bestia cargada de talento de sobra detrás de la batería.

El público se fue más que satisfecho después de una velada donde Fobia demostró el porqué en 30 años son una de las bandas mas importantes de México.

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