El pasado viernes 10 de noviembre; Caifanes se presentó en la plancha del Zócalo Capitalino frente a más de 100 mil personas como parte de las actividades de La Semana de las Juventudes, evento que organizó: el Instituto de la Juventud de la Ciudad de México INJUVE.
El evento fue completamente gratuito y tuvo como sedes la plancha del Zócalo y La Plaza Santo Domingo. El viernes, fue un día muy especial para mucha gente que con solo una nota de alguna canción de Caifanes su mente se inunda de recuerdos y su corazón comienza a latir como aquella primera vez en la que los escucharon.
Desde las tres de la tarde, la audiencia comenzó a hacer filas para poder acceder a la plancha del Zócalo pese al apabullante sol que a esa hora aplasta a la Ciudad de México. Playeras negras, peinados alborotados como el de Saúl Hernández en el video de Viento fueron los atuendos más característicos que los fan en forma de homenaje a la banda vestían.
Cada hora que pasada, la gente se iba concentrando más en el recinto y la expectativa comenzaba a crecer, el sonido del escenario principal fue parte fundamental para que la gente se animara y al unísono entonara canciones como Hotel California de Eagles, Purple Rain de Prince o hasta Aleluya canción interpretada por el desaparecido Leonard Cohen.
Posteriormente en las pantallas principales del escenario, se proyectó un video como parte de la evidencia de la ayuda que los voluntarios y colaboradores de INJUVE realizaron a los sectores más necesitados como resultado del terremoto del pasado 19 de septiembre, y por su puesto la ovación no se hizo esperar y hasta una luz de bengala se hizo presente para enmarcar tan motivo hecho.
Para ese entonces los minutos eran menos para que dieran las 7 de las tarde, la hora que desde hace tres semanas muchos esperaban. Fue entonces que el horario de invierno hizo de las suyas y ayudo para que la noche aun fuera más especial, ya que para esos momentos; la oscuridad ya se había apoderado de la Ciudad de México y por supuesto las luces del escenario lucían más.
Fue entonces que el escenario se apagó al igual que el sonido y se proyectó un video en el cual se veían imágenes de unos Caifanes muy jóvenes viviendo las promesas del Rock & Roll, felices, juntos… Sobre todo juntos fue entonces que Saúl Hernández enfundado en un traje de casimir negro, tomó su guitarra Rickenbaker y alzó las manos para saludar a todos los presentes y entonar las primeras notas de: Será por eso, la euforia de la gente literalmente hacia vibrar la plancha del Zócalo y claro los celulares brillantes no se hicieron esperar para capturar algún recuerdo de ese tan histórico evento.
El repertorio de Caifanes fue una montaña Rusa de emociones no solo para los asistentes, sino también para la banda, ya que los abrazos y las sonrisas entre ellos no se hicieron esperar, se notaban cómodos y sobre todo en paz con ellos y con la historia que los llevo hasta ese momento. También se hizo presente la esencia musical de Alejandro Marcovich, bastaba con escuchar la parte prehispánica de Afuera y solos emblemáticos de la banda como Aquí no es así y Mátenme porque me muero es importante mencionar esto, ya que mucha gente extraña la presencia del músico junto a esta histórica banda, y por su puesto en algún momento esas notas hicieron que la imagen de Marcovich se instalara en nuestras mentes.
Los discursos en tercera persona, ya muy característicos de Saúl no se hicieron esperar, palabras como “raza” “Vibra” “gracias”… sobre todo “Gracias” fueran las más repetidas por él. La banda termino su presentación cerca de las 9:30 de la noche dejando a una audiencia satisfecha y envuelta en nostalgia.
La parte más relevante del concierto fue cuando Saúl Hernández dedico una canción a las nuevas generaciones e invito a los presentes a cuidarlos y a trabajar con honestidad y perseverancia para que los más jóvenes tuvieran un mejor México, la canción fue: Antes de que nos olviden.
