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Caifanes se presentó en el Auditorio Nacional para continuar con la celebración de sus 30 años.

Dentro de la familia los gustos musicales eran variados. Mientras mamá ponía los éxitos de Enrique Guzmán, una hermana escuchaba a Kitaro y Queen, otra, más chica, ponía sus cassettes de Caifanes en el carro camino al CCH.

Husmeando en sus cajones me llamó la atención una portada. El aspecto obscuro y los pelos parados, además de los ojos delineados; parecían vampiros, dije. Sí, era el disco Caifanes  de 1988.

A 30 años de aquel álbum, Diego Herrera fue el primero en caminar hacia el espacio designado para los teclados. Alfonso André le siguió para tomar la batería. A Sabo Romo, Saúl Hernández y Rodrigo Baills les correspondería la parte frontal.

10 mil personas cantaban cada estrofa de los Dioses Ocultos. Mientras el ovacionado Sabo Romo se acercaba al bombo emparejando ambos instrumentos para crear la mágica base musical.

¿O serás Tú? cantaban a duo Saúl y Romo en un sólo micrófono. Así, poco a poco relajaban el nerviosismo, que seguramente aún experimentan, y calentar motores porque la noche a penas comenzaba.

Como si fuera una postal comparando épocas distintas, escuchabas al Caifanes actual, mientras al fondo, en las pantallas, se corría el video original de Viento.

Herrera volteó para tomar su saxofón. Con elegancia y tranquilidad, se apoderó del escenario teniendo una cantidad enorme de celulares grabándolo.

El viento trajo Nubes y con ello las primeras palabras a los asistentes. Era inefable lo que sentían esta noche. Gracias por estar igual de necios que nosotros. Bienvenidos a tu ritual, tu ceremonia – dijo Saúl-.

A la vida no hay que tenerle miedo, más bien hay que actuar con coraje. Igual al amor. Un instante acompañado por visuales en blanco y negro protagonizadas por amantes delirantes por un beso.

Es verdad que no somos los mismos que antes. Crecimos con Caifanes y también hemos cambiado. Se desplazan por el escenario cada vez menos. Interactúan poco e intercambian algunas sonrisas. No más.

Caifanes llegó a una madurez, tantos años tocando juntos, a pesar de las pausas, suenan precisos y consistentes. Es algo que tienen dominado. Y por ello no hay mayor exigencia.

Importa poco que Saúl quede corto en algunas notas, o que no se escuche igual que las grabaciones de sus tantos discos legendarios. Tampoco los arreglos y la falta de la guitarra de Marcovich. El público disfruta enormemente cada canción y eso es lo principal.

Muchas bandas actuales han perdido la parte del discurso. Olvidando que pueden influir de forma positiva con un posicionamiento ante la situación política, social y medio ambiente. Caifanes lo hace y lo seguirá gritando para que logremos una evolución mental.

Siendo de las bandas imprescindibles para la historia del Rock nacional, el quinteto trascendió. Aunque llegue a fallar la memoria, existen seguidores con versos e imágenes tatuadas bajo su piel. Saben que es para siempre.

Infinidad de seguidores mandaron por medio de redes sociales peticiones. Muchas de las cuales se tocaron, como Sombras en Tiempos Perdidos.

La maestría de Sabo Romo con su bajo hace creer que todo es verdad y posible. Te hace brincar de la melancolía a la alegría de transformarse en mono, en lobo, en todo.

Abarcan todo. Era inevitable, y necesario, hablar de los muertos. Del periodo sangriento enmarcado por desapariciones, y por derechos humanos violentados en nuestro país.

México no necesita presidentes. México necesita buenos ciudadanos. Saúl Hernández ha reportado tantos hechos y pide unión. Anima a la juventud a que sigan estudiando y que sean profesionistas. Fue así como inició Antes de que nos Olviden.

Un momento emotivo entre imágenes de luchadores sociales como Rigoberta Menchú, Zapata, Villa, Gandhi y crestomatías de marchas juveniles.

Sin un script se hila la plática a reconocer a la nueva generación caifán. Con padres que les inculcan a sus hijos el gusto por la banda, se alzan en hombros varios niños que asistieron a esta celebración.

Duelo de octavas entre Rodrigo Baills (aka Dr. Panic de The Melovskys) y Saúl estirando las cuerdas metálicas a más no poder. André con golpes firmes exactos, Diego orquestando y Sabo, pues siendo Sabo.

Las luces de los celulares pidieron que regresaran al escenario y tomaran sus instrumentos porque aún faltaban himnos por ser coreados.

Si por todos fuera, nunca se les dejaría bajar hasta que tocaran todas sus canciones. Sin embargo, sería prácticamente imposible.

Nunca nadie podrá parar a Caifanes. Habitan en el inconsciente colectivo. En esa biblioteca de nuestra cabeza que almacena cada lírica y riff de guitarra.

Caifanes logró la perpetuidad.

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Productor de radio / Locutor de DoReBeat, 94.9 FM @ Mty. Manager de bandas independientes & tatuadores.