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Noche de clásicos en el Palacio de los Deportes en manos de Caifanes, una de las bandas más importantes del rock nacional.

Cuando las insólitas imágenes de Aurora iniciaban su camino en el mundo del rock, seguramente, no imaginaron que treinta años después sus rolas serían clásicos que seguirían vigentes.

Ok, después de esta breve, pero muy necesaria introducción histórica ahora sí hablemos de nuestros amados Caifanes.

Treinta y tantos años de carrera han puesto a Caifanes en un lugar privilegiado del rock nacional, sin duda es una de esas bandas que hay que escuchar y que te atrapará con rolas como Nubes, Viento, Antes de que nos olviden, La célula que explota y más cosas interesantes que tienen.

Lo interesante de esto es que no hay nada nuevo, ok sí, una rola nueva llamada Heridos que trae toda la esencia de la banda pero, que la neta no aporta nada a la carrera de los Caifanes.

Bueno, estábamos hablando del concierto, todo pintaba para una noche especial, los conciertos de Caifanes son interesantes porque entre el público se escuchan los clásicos “ésta si la tocan esta vez” “ojalá no toquen tal…” “la versión de tal rola está bien fea…”

El suspenso se acabó cuando Saúl Hernández, Sabo Romo, Alfonso André, Diego Herrera y Rodrigo Baills subieron al escenario para comenzar a llenar la noche de clásicos.

La entrega de la gente fue impresionante, sabes que has hecho las cosas bien y que tanto andar en el mundo del rock ha valido la pena cuando, a pesar, de tener un excelente audio, la gente sobrepasa en volumen la voz de del grupo.

En el desfile de clásicos, los mas vibrantes fueron Perdí mi ojo de venado, Miércoles de ceniza, Aviéntame, Detrás de ti y Los dioses ocultos, en cada una de estas rolas la gente se entregó al máximo que hacían vibrar el Palacio de los Deportes.

Un show bastante simple pero, que a todos los presentes los dejaron satisfechos, entre niños y los clásicos chavorucos, que la neta abarrotaron el coloso de Iztacalco, como era de esperarse.

Entre un discurso a favor de la lucha por la equidad de género y la tristeza por tener en México un enorme número de gente desaparecida, Saúl Hernández y compañía se entregaron al máximo para anotarse un éxito más.

El regreso de Caifanes al circuito rockero le ha dado bastante de qué hablar a la gente, que si ya están estancados, que si no traen nuevas propuestas y mil peros más… la verdad es que la banda es un claro ejemplo de hacer bien un trabajo, de dedicarse a mejorar y de mostrarle a la gente que la evolución no está en hacer nueva música, sino en mejorar sus rolas y adecuarlas al momento que están viviendo.

Como ya es costumbre en los conciertos, la nueva generación de rockeritos se hizo presente y es algo que le da esperanza al rock nacional, se ha dicho que ya está muerto pero, al ver a estos pequeños cantar las rolas de bandas como Caifanes, sabemos que la vida del circuito rockero tiene mucho más que ofrecer.

Esperamos que el 2020 nos traiga nuevas cosas, hay muchos festivales donde podremos ver a la banda y sí, ya les llegó el momento de pensar en hacer cosas nuevas, en darle un twist a sus shows y comenzar a hacer lo que tanto saben, música.

Para cerrar no pudo faltar el clásico de clásicos, La negra tomasa sonó y la felicidad de la gente se notaba en sus rostros mientras abandonaban el inmueble.

Los clásicos no pasarán de moda mientras Caifanes siga sobre los escenarios.

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