La cuarta edición del Tecate Emblema llegó con una misión clara: hacernos viajar en el tiempo y revivir lo mejor del pop, la electrónica y el rock que marcaron una generación.
Enmarcado por una tarde calurosa y nublada, el primer día del festival Tecate Emblema arrancó con fuerza en el Autódromo Hermanos Rodríguez, dejando claro por qué este evento ya es uno de los favoritos en el calendario musical del país.
Fiel a su tradición, el festival contó con sus tres escenarios emblemáticos: el imponente Tecate Main Stage, con sus característicos ojos de búho presidiendo desde las alturas; el Kia Stage, siempre cálido y nostálgico, recibiendo a los asistentes desde su llegada; y el Dream Stage, donde los encuentros musicales se sienten más íntimos y emocionales, y que cerró la jornada con beats electrónicos que hicieron vibrar hasta al más tranquilo.
Desde el primer acorde, la jornada fue una avalancha de emociones: Adryanna Cauduro abrió con elegancia en el Kia Stage, seguida por la potencia de Sofish en el escenario principal. El Dream Stage tuvo un inicio mágico con Belén Aguilera, que conquistó al público con letras que muchos cantaron de principio a fin.
Jacinto @Ocesa
Uno de los momentos más esperados fue la actuación de Jacinto, que reafirmó su lugar en el corazón del público. Poco después, el furor por la nostalgia se desató con Hanson, coreando su inolvidable MMMBop, mientras Natasha Bedingfield hacía lo propio en el Main Stage con hits que siguen sonando tan frescos como en su debut.
El regreso de CD9 fue uno de los más celebrados. Con un ejército de fans esperándolos, demostraron que su conexión con el público sigue intacta. La tarde avanzaba y el ambiente subía de tono: Sofi Tukker ofreció una verdadera fiesta en el escenario y, para sorpresa de todos, celebró su cumpleaños en medio del show, con un coro multitudinario cantando “Happy Birthday”.
Fotografía de CESAR VICUÑA
The B-52’s tomaron el Kia Stage con una energía vibrante y una dosis de clásicos irresistibles, mientras Morat abarrotaba su presentación en el Main Stage, regalando una de las postales más emotivas del día.
The-B52 @ocesa
La noche seguía con el ritmo de Mau y Ricky, que combinaron romanticismo con baile, y el cierre fue simplemente espectacular: Patrick Miller encendía el Dream Stage con beats nostálgicos, y David Guetta ofrecía un espectáculo visual y sonoro inolvidable en el Main Stage, con luces, láseres y pirotecnia que sellaron una noche de viernes inolvidable.
La segunda jornada del Tecate Emblema arrancó con un clima nublado en el Autódromo, ideal para disfrutar sin distracciones del maratón musical que se avecinaba. Desde temprano, los escenarios comenzaron a cobrar vida con propuestas frescas y sonidos diversos: Boca Paila puso a bailar con su característico TropiGroove, seguido por la energía de Tony Mils, quien cumplió el sueño de presentar temas de su próximo álbum Escribí esto para ti. Plano, por su parte, puso a todos a mover la rodilla con una propuesta vibrante y bien ejecutada.
La tarde avanzó y una de las grandes sorpresas fue Becky Hill, quien se ganó al público mexicano con un show lleno de voz, fuerza y presencia. Muchos llegaron por curiosidad y se fueron con una nueva favorita.
Leo Rizzi emocionó con su presentación íntima y sensible, y se llevó una ovación especial al invitar a Paty Cantú al escenario para interpretar una canción juntos, en un momento tan inesperado como emotivo.
Más adelante, Lasso marcó el inicio del atardecer con una presentación breve pero contundente. Acompañado por Lagos y Fey, demostró que aunque el tiempo en el escenario fue limitado, la conexión con su público fue total.
Uno de los shows más potentes de la tarde fue, sin duda, el de María José. Con una energía imparable, tomó el Main Stage por completo y lo convirtió en una pista de baile masiva. Éxito tras éxito, la cantante ofreció un espectáculo que reafirmó su estatus como una de las voces más queridas del pop nacional, además de contar con invitados sorpresa que elevaron aún más el ánimo del público.
Y entonces, llegó uno de los momentos más inesperados del festival: Will Smith apareció en el escenario. Aunque su presentación fue una especie de recorrido por su trayectoria, más enfocada en la nostalgia y su historia que en la música, su carisma, interacción con el público y energía arrolladora hicieron que todos pasaran un rato sumamente divertido y fuera de lo común.
James Bay llegó con una propuesta completamente distinta: un show cálido, armonioso y lleno de sensibilidad. El público respondió cantando con él, creando una atmósfera íntima y emotiva en medio del ajetreo festivalero.
Alanis Morissette fue otro de los momentos más esperados. Con un show poderoso en su sutileza, acompañada de su guitarra y su inconfundible voz, convirtió la noche en un viaje emocional lleno de nostalgia. Cada acorde fue como un abrazo que conectó profundamente con su audiencia.
En contraste, Oliver Tree trajo locura, diversión y extravagancia. Con un espectáculo visual tan intenso como su música, el artista ofreció una presentación que fue tanto un concierto como una experiencia escénica, robando carcajadas y ovaciones.
Para cerrar con broche de oro, Pitbull encendió la noche con un repertorio plagado de colaboraciones, éxitos globales y esa presencia escénica que lo ha convertido en un ícono de las fiestas. Con un show lleno de ritmo, luces y entrega, “Mr. Worldwide” puso a bailar hasta al más reservado y convirtió el cierre en una celebración total.
Aunque la asistencia fue visiblemente menor en comparación con ediciones anteriores, es importante contextualizar que muchos de los videos que se viralizaron en redes sociales mostraban escenas muy tempranas del festival. A diferencia de otros eventos que arrancan desde el mediodía, el Tecate Emblema tiene un flujo de público que suele activarse a partir de las 6:00 p.m., momento en el que los escenarios ya lucían con mayor afluencia y energía.
Uno de los temas que sigue dando de qué hablar son los precios dentro del festival, que se mantienen elevados. Sin embargo, la expectativa es que, al menos, no aumenten en futuras ediciones.
A pesar de todo, el Tecate Emblema continúa consolidándose como un festival ideal para divertirse, corear canciones de todas las épocas y géneros, y vivir la experiencia sin que resulte abrumadora. No es un festival que te agote, sino uno que te permite disfrutar a tu propio ritmo, ya sea bailando frente al escenario principal o descubriendo nuevos talentos en sus rincones más íntimos.
Si bien esta cuarta edición pudo sentirse algo “floja” en cuanto a nombres de gran peso en el cartel, lo cierto es que logró cumplir con su propósito: regalar momentos memorables, mucha música, y un espacio para reconectar con los sonidos que marcaron a más de una generación. Ahora, la mirada está puesta en lo que traerá la quinta edición. Ojalá venga con más fuerza, pero con la misma vibra que hace del Tecate Emblema un festival que simplemente se disfruta.