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En los últimos años, la industria del ocio y el entretenimiento ha vivido una transformación espectacular gracias a la llegada de Internet, ya que se han roto las barreras físicas y las demandas de los usuarios han cambiado hacia nuevas formas de consumo.

De esta manera, varios sectores hegemónicos se han visto desplazados por nuevas empresas que están experimentando un gran crecimiento, al mismo tiempo que otros se han visto obligados a modificar sustancialmente sus modelos productivos.

Un claro ejemplo de todo este proceso se puede observar con los videojuegos, debido a que han sido capaces de superar en facturación a industrias tan importantes como la música o el cine. Así, este sector lleva una década aumentando su facturación enormemente, mientras que la música o el séptimo arte han tardado mucho en reaccionar a estas nuevas pautas del mercado.

Sin embargo, poco a poco han conseguido aclimatarse a las demandas de los usuarios, surgiendo alternativas como las plataformas o los conciertos en streaming, que han transformado la manera en la que consumimos este tipo de productos. De hecho, estas empresas cada vez cuentan con más clientes, mientras que las iniciativas que apuestan por estos directos suelen tener una gran acogida entre el público.

El entorno digital se convierte en la gran apuesta por parte de la industria del ocio y el entretenimiento

Por lo tanto, no hay ninguna duda de que Internet se ha asentado como una realidad inevitable para la industria del ocio y el entretenimiento, por lo que cada vez recibe una mayor inversión económica por parte de cualquier compañía o artista. Eso sí, estamos ante una serie de estrategias que ya lleva varios años desarrollando el eGaming, lo que ha permitido que el juego online destaque entre sus principales competidores.

De este modo, el casino ha diversificado su contenido online para llegar a distintos tipos de usuarios, aprovechando todas las oportunidades que le brinda el entorno digital para reinventarse. En este contexto, mantiene sus títulos más clásicos para cumplir con las demandas del cliente más tradicional, mientras que desarrolla otras temáticas mucho más novedosas que rompen con la concepción tradicional de los juegos de azar.

Esta dinámica es la que han adoptado las grandes distribuidoras cinematográficas o las plataformas de streaming, algo que explica el auge que están teniendo últimamente los remakes en las salas de todo el planeta o la gran diferencia de edad a la hora de consumir productos audiovisuales a través de Netflix, HBO, Amazon Prime Video o Disney+. Asimismo, la música no se queda atrás y se ha volcado con los conciertos a través de redes sociales, al mismo tiempo que cambia el formato físico por aplicaciones como YouTube, Spotify o Amazon Prime Music.

La música y el cine han reaccionado a las nuevas demandas de un mercado cada vez más cambiante

Por consiguiente, podemos atrevernos a decir que la música y el cine han reaccionado a las transformaciones que se están produciendo en la industria del ocio y el entretenimiento, un hecho que les ha costado más que a otros sectores pero que implica un gran acierto a corto plazo. En cambio, durante todo este proceso les han surgido importantes competidores que no van a desaparecer, al mismo tiempo que las características de estos sectores permite que surjan nuevas tendencias de consumo con rapidez.

Gracias a esto, el usuario se convierte en el principal favorecido de todo este proceso, ya que la competencia implica un aumento automático de la calidad y una adecuación de los precios. Además, a lo largo del planeta se dedica más parte del tiempo al ocio, produciéndose una relación win to win que pronostica un futuro muy prometedor para toda la industria.

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