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Fiona Apple está haciendo historia con Fetch the Bolt Cutters, un álbum para conocedores y, quizá, el mejor de su carrera.

Fiona Apple

La cantautora y compositora estadounidense Fiona Apple ha estado en el frente musical desde la década de los 90, cuando una canción denominada Criminal, que fue incluida en su primigenio disco Tidal, le hizo ganadora de un premio Grammy a la Mejor Interpretación Vocal Rock Femenina.

En 1996, el álbum debut de Fiona Apple, Tidal, vendió 2.7 millones de copias y fue certificado tres veces disco de platino en Estados Unidos. Desde entonces ya se veía venir una avalancha de talento.

La voz de contralto de Fiona Apple, la habilidad para tocar el piano y las letras que es capaz de escribir, han captado la atención de los melómanos de occidente durante décadas.

Hoy en día nos encontramos atravesando por un hecho sin precedentes, un acontecimiento histórico y, en medio de esta contingencia, Fiona arriba hasta nuestros oídos con Fetch the Bolt Cutters, un álbum que la artista norteamericana comenzó a trabajar desde hace más de 5 años y que empezó a finalizar el año pasado, sin embargo, vio la luz hace unos días.

El quinto álbum de estudio de la norteamericana ha roto la sequía de más de 7 años sin álbumes, con letras que parecen haber sido creadas en estos momentos de encierro involuntario, que parecen hablar del confinamiento como medida de salvación ante tiempos infructuosos.

Apple atravesó un proceso creativo adelantado por meses. Los músicos se encuentran laborando desde sus casa, contenidos, algunos casi aprisionados, pero Fiona lo hizo por gusto, desde hace varios años.

La controvertida artista laboró desde un estudio montado en casa ubicada en Los Angeles, grabando con un baterista, un guitarrista y un contrabajista, usando cualquier elemento de su morada como un instrumento experimental.

He esperado muchos años / Cada huella que dejé en la pista / Me ha llevado hasta aquí / Pero el año que viene estará claro/ Esto solo me estaba llevando a eso.

Con estas líneas premonitorias, enigmáticas, comienza Fetch the Bolt Cutters, dejándose saborear con una base de piano que nos va guiando paso a paso a través de la melodía que sube y baja como olas en el mar. I Want You to Love Me es la mejor introducción que se pudo hacer al disco.

Por medio de este tema caemos presas de Fiona Apple, quien nos hace partícipes de su letra, de su búsqueda por el objeto afectivo de ella y el nuestro (su disco), y a partir de ahí no podemos escapar, porque ya estamos en el puente que nos guiará hacia Shameika.

Las percusiones improvisadas, caseras, se hacen más presentes en Shameika (canción favorita del autor de este texto junto a Under The Table), solo un poco y por breves momentos, porque el piano también es amo y señor de la segunda canción del disco, continuando con las olas de mar.

Pero este mar se ha vuelto bravío, difícil de domesticar, inexplicable, cual fantasma que aparece y desaparece para dejar a la voz complementada por los parches de la batería y retornando con fuerza para recordarnos su presencia.

Al llegar a Fetch The Bolt Cutters no hay vuelta atrás, el álbum comienza a ir más rápido, las canciones vienen y van con una rapidez de disfrute y convite.

En este tema, de primera oída, antes de darle dos o más vueltas al disco, nos adentramos en las capas sobre las que Fiona Apple construye la música, los ladridos de su perra como sonido ambiente, maullidos provenientes de Cara Delevigne, fraseos que reculan ante una posible batalla innecesaria. Fionna nos hace parte de su relato con una voz física, expresiva a más no poder.

Fiona tiene una gran versatilidad y conocimiento musical, y esto se ve reflejado en Under The Table, en donde el jazz nos advierte sobre sus variopintas facetas, así como de su personalidad:

Rogaría estar en desacuerdo / Pero rogar no está de acuerdo conmigo.

De esta manera se da paso a Relay, un corte de caja en el que Apple da voz a su perspectiva sobre las redes sociales y espeta flamígeras críticas sobre la forma en que se vive la vida, como un folleto publicitario, al interior de estos instrumentos que nos ha dado la tecnología.

Así se diluye el disco de 13 tracks, atravesando por Rack of His, canción dedicada a un narcisista materialista; Newspaper, en donde Apple conversa con una mujer involucrada en una relación triangular con una persona tóxica que fracasó en su intento por dividirlas.

Fetch The Bolt Cutters, de Fiona Apple, es un trabajo en el que se exhibe, de manera cruda, la facilidad de la norteamericana para crear algo genial salido de su manga, con un bote lleno de huesos, un maullido, o las paredes de su casa, llevando su expresividad hasta espacios insospechados.

En este disco comulgan melodías al piano, ritmos tribales y estribillos pop, pero a nivel lírico, Fiona trata asuntos personales, como sus problemas de adicción a las drogas o al alcohol, la violación que sufrió de pequeña, su trastorno obsesivo compulsivo y las distintas relaciones tóxicas por las que ha atravesado en años recientes. No obstante, el leit motiv de la obra es inspirador.

Al disco lo completan temas como Heavy Balloon, Cosmonauts, For Her, Drumset, y On I Go, dando totalidad a uno de los mejores discos del año y, probablemente, a uno de los mejores en la carrera de Fiona Apple.

Esta gran pieza musical cuenta con la participación del bajista Sebastian Steinberg, el guitarrista David Garza y la percusionista Amy Aileen Wood.

No podría definir a Fetch the Bolt Cutters dentro de un género, las etiquetas quedan chicas ante esta entrega, muy probablemente la obra maestra de Fiona Apple.

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