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Nrmal, sufrió algunos problemas antes de su edición 2020 ¿Los supo solucionar? Te decimos cómo estuvo este año. Aquí la reseña.

Nrmal demostró que se puede triunfar en contra de la adversidad, que no importan las circunstancias, siempre existe la luz al final del camino, que una vez librada la negatividad, lo único que queda es volverse más fuerte.

El Festival Nrmal sigue siendo uno de los mejores representantes de la cultura independiente. Aquí el porqué:

El paisaje estructural que planteó la producción aprovechaba todas las áreas del venue.

En occidente encontramos una discreta variedad de opciones gastronómicas (incluyendo algunas garnachas). La parte central, estaba cubierta por mini espacios provocativamente puestos para la relajación, mientras que, en oriente, veíamos la figura principal: el escenario, mejor dicho, los escenarios.

La tarima entera, estaba dividida en dos; esto con el objeto de no desperdiciar ni un solo instante de tiempo, recordando que Nrmal solo se celebra una vez cada 365 días.

La vista, incluso desde un apartado más discreto, permitía disfrutar el ambiente, que los propios asistentes describieron como alternativo. En cuanto al line-up:

La retórica siniestra de Fumata transformaba la sinergia de los primeros asistentes, haciéndolos transpirar toda su pesadez, esta banda fue estratégicamente colocada al inicio, pues es devoradora de la penumbra colectiva.

Por otra parte, Jackie Mendoza transformó toda la adrenalina que flotaba en el aire, para darle vida a su propio concepto, que fusiona notas innovadoras del teclado con letras emocionales que abrazaron al público.

Fue casi una injusticia que los organizadores no hicieron caso al #BelafonteALas8, no obstante, Belafonte Sensacional salió a dar la cara a la hora que había pactado, su mezcla de garage rock y arquetipos del post punk, formaron un intervalo temporal en el Deportivo Lomas Altas.

Mateo Kingman subió a escena cuando el sol irradiaba toda su energía hacia la tierra, cuando el tercer ojo de la naturaleza apuntaba hacia el meridiano estelar.

Mateo consolidó un set orgánico con las figuras que utilizó, las moléculas que aglutinan sus creaciones hicieron que el cuerpo solo respondiera al sonido.

Para darle el toque mágico, no solo alegóricamente sino sustantivamente, subió Wand, los amos del rock fusión: extravagantes, ilustradores del plano celeste que vibra en las altas planicies de la psicodelia.

Sus canciones transmitieron su conocimiento en el género clásico y su forma de llevar el bloque dejó ver que eran inversionistas de la nueva era. Fue su primera visita a México y seguramente no será la última.

Bea1991, surgió vistiendo un manto blanco que era percibido desde el extremo opuesto. Recreó los sonidos que yacen entre las constelaciones musicales a través de instrumentos análogos que, a simple vista, no parecían tener argumentos técnicos, sin embargo, fue la creatividad de la compositora holandesa lo que les dio veracidad.

Acomodando la transfusión del clima, The Sea And Cake le dio un empuje muy casual al festival, pues sus temas están estéticamente organizados y bien pensados, tienen congruencia desde la semilla fecundadora hasta el enfrentamiento acústico. No hay duda, la herencia de Chicago, no pudo caber en mejores manos.

A las 18:00 horas todo se quedó inmóvil para recibir a Byetone, quien dio una cátedra de cómo ejecutar, de forma elegante, cada uno de los multicomandos de su tornamesa.

Este beatmaker alemán dedicó su espacio a complacer al público; sample tras sample lo hacía levitar. Su experiencia le ha dado la firmeza necesaria para no titubear en sus presentaciones.

Completando el ocaso del astro rey, Bush Tetras soltó un arsenal de funk estadounidense que complementó con una magistral línea instrumental, con Cynthia Sley (voz) como punto de referencia, todo vibró a manera de los típicos bares retro de los años ochenta. Esta banda es un ejemplo de que la edad solamente afecta al cuerpo y no al espíritu.

Las 20:00 horas fue la hora establecida para bajar el telón de la tarima, probablemente había muchas dudas sobre el funcionamiento del cierre y la principal cuestión recaía en la nueva curación del cartel: ¿Haría falta Flying Lotus?

Juana Molina no salió como la headliner suplente, apareció como toda una main artist segura de sí misma, tal vez con nerviosismo pero con mucha pasión.

Su show tuvo mucha congruencia, ella sabía por qué fue elegida para ocupar el lugar del concluyente, el escucha lo sintió. El latir del bombo era al unísono del palpitar del corazón, algunos le llaman profesionalismo, nosotros, amor. De aquella incógnita, no quedaron más que cenizas.

Para finiquitar, una edición más de archivos emergentes, Irma Ruiseñor ocupó una caseta a la mitad del deportivo para fundir una circunferencia de atractivas uniones musicales. Su dj set concretó un sábado pleno y artístico.

El festival Nrmal explotó la capacidad de su line-up, colocó cada pieza justo donde dio abundancia, supo cómo reaccionar a las imperfecciones (algunos problemas técnicos), pero sobre todo, hizo que la escena underground luciera sus virtudes, pues cada hueco fue cubierto por el talento de esta edición 2020.

Para nosotros, Nrmal dio lo que tenía que dar, se sintió justo como había que sentirse y aprendió lo que tuvo que haber aprendido. ¿Y para  ti qué tal estuvo?, ¿estuviste ahí? Cuéntanos tu experiencia en la caja de comentarios.

Fotos: @carloosoliva, @andreagonar y @bereriveraoficial

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Príncipe de Cd. Nezahualcóyotl. Partidario de la libertad artística, voy por la vida defiendo a los bulleados musicales aunque no siempre gane. No existe música sin sentido, solo gente sin sentimientos.