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Esto no es Berlín es la necesidad de ser escuchados, el sentido de pertenencia y la sensación de ser complementados son las piezas de un rompecabezas llamado identidad.

La moralidad, costumbres o construcciones sociales van evolucionando de acuerdo a la coyuntura que experimente el conglomerado generacional en turno, estableciendo un conjunto de lineamientos que detonan en juicios y comportamientos envueltos en una “aceptación general” muy artificial; esta rigidez normativa es señalada en Esto no es Berlín (2019), a través de la búsqueda juvenil de un discurso propio.

Hari Sama, director mexicano de filmes como El sueño de Lú (2011) o Despertar el polvo (2013), nos confrontará ante las inquietudes de la etapa adolescente haciendo uso de los propios cuestionamientos que este sector hace evidente a través de diversos movimientos contraculturales ideológicos o estéticos.

La década de los ochenta se convertirá en el escenario donde nuestros personajes serán iluminados por los excesos, la desinhibición y la androginia sexual, destruyendo sus etiquetas de género y temporales, transformándolos finalmente en moldes perfectos para verter una personalidad propia en búsqueda de una voz interna.

Carlos (Xabiani Ponce de León) es un chico de 17 años rodeado de un contexto social y personal complicado; iniciando con la evidente fractura familiar de la que es participe, un ambiente escolar que no termina por encajar con sus expectativas, así como un fervor colectivo desbordado hacia el mundial de 1986. Al final, él solo es un joven con un interés amoroso por Rita (Ximena Romo), hermana de su mejor amigo Gera (José Antonio Toledano).

Sim embargo, al encontrarse ante la figura retadora de Nico (Mauro Sánchez Navarro), Carlos iniciará un proceso de autodescubrimiento emocional apoyado en diferentes detonantes como el arte, el cual estaba sufriendo una transformación salvaje con la posmodernidad estética aunado a la importancia del discurso por encima de la técnica.

Confrontar a su semejante, a sus ideales preestablecidos y al canon social, se convierten en los nuevos intereses de nuestro protagonista, sirviendo como espejo de las nuevas directrices del arte de los ochentas, y quien por medio de la moda, la música y su sexualidad reta a un sistema que no deja de imponerle como debe llevar su vida.

México se plasma durante una etapa de pre-apertura hacía el mundo, absorbiendo recursos que le pueden funcionar culturalmente y que se permea en sus jóvenes; una juventud retratada en pantalla como un movimiento que enarbolará su libertad, cayendo por momentos en un libertinaje salvaje y desbocado.

Hari Sama realiza una construcción de la reiteración en la rebeldía adolescente que puede ser observada en diferentes épocas; una interpretación visual de aquella búsqueda de una opinión propia del mundo y sus falencias, impulsada por la incredulidad de lo que nos rodea. La película muestra los señalamientos juveniles que surgen en el momento que una generación necesita ser cuestionada.

Al tener diferentes discursos que no terminan por ser explotados alrededor de los personajes, la historia se transforma en lo que parecería un rompecabezas que no muestra su imagen final. Esto no es Berlín fue la película inaugural de la 67 Muestra Internacional de Cine, además de cumplir un ciclo de presentaciones en festivales como Sundance, Málaga, Morelia y La Habana.

Finalmente, el soundtrack de la película no podría retratar de mejor forma la escena musical de la época, y esto es gracias al conocimiento y experiencia en producción sonora que Hari Sama posee, y que ha logrado trasladar a diversos proyectos como en la filmación y desarrollo de su sencillo ‘No hay un Yo’, donde nos muestra una faceta completamente diferente a partir de su EP llamado ‘Yo’.

Filmación del Videoclip ‘No hay un Yo’:

Con este nuevo proyecto musical intenta extender el discurso que se observa en su película, donde cuestiona los estándares de estética sociales y las etiquetas impuestas desde generaciones atrás, estableciendo una idea de igualdad necesaria en nuestra actualidad.

Videoclip:

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Pesimista patológico al puro estilo de Woody Allen. Amante del cine, fotografía y arte. Adicto a la televisión y los deportes, en especial el fútbol.