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El trabajo de Ernesto Daranas en Sergio y Sergéi nos muestra la fragilidad, y a su vez la fortaleza, del individuo ante las normativas de un estandarte nacionalista.

A finales de los años 80, con la Guerra Fría llegando a sus ultimas instancias, y una Unión Soviética que se encontraba en terapia intensiva con un diagnóstico terminal que el mundo entero presenciaría gradualmente; la humanidad comenzaría a llenarse de historias donde las barreras de la nacionalidad sufrirían etapas de amnesia, dejando a la deriva a miles de personas que perderían el sentido de pertenencia y que buscarían nuevos horizontes para sembrar nuevas esperanzas.

Tal fue el caso del cosmonauta soviético Sergéi Krikalev, quien fue enviado a la estación Mir en el año de 1991, meses previos a la desintegración de la URSS, y cuya historia funcionó como inspiración para la realización de la película Sergio y Sergéi (2018), del cubano Ernesto Daranas (Conducta, 2014).

El filme nos relata, sobre la superficie, la disolución de la Unión Soviética, afectando la misión espacial de Sergéi (Héctor Noas), quien no sólo se ve desterrado de su propia nación, sino incluso de su propio planeta.

Paralelamente, la película se envuelve de otro contexto sociopolítico de dicha época, tomando la gran crisis económica cubana como referencia para plasmar en pantalla la devaluación del comunismo; aquí es donde inicia la historia de Sergio (Tomás Cao), un profesor universitario especialista en marxismo que posee ideales de cambio tanto para su familia como para su sociedad, siendo una postura peligrosa ante el ojo vigilante del gobierno cubano.

Además de los inherentes obstáculos que Sergio obtiene por su incesante crítica a la metodología implementada por el comunismo cubano, su obsesión por establecer contacto con el mundo por medio de ondas radiales genera más peleas con partidarios del propio gobierno.

Sin embargo, la radioafición que Sergio muestra en el filme, lo ayuda a establecer contacto con Sergéi, creando un importante vínculo de amistad y camaradería que emula a la conocida historia El niño con el pijama de rayas (2008), con dos frentes que podrían parecer muy similares, pero que muestra por un lado a un personaje con una nación que se esta abriendo ante el mundo, y por el otro un hombre secuestrado por un nacionalismo que encarcela a una sociedad desvinculada del propio tiempo.

El trabajo de Ernesto Daranas con Sergio y Sergéi nos muestra la fragilidad, y a su vez la fortaleza, del individuo ante las normativas de un estandarte nacionalista, y las posibles consecuencias de ir en contracorriente del pensamiento generalizado, además de establecer una lejana y utópica posibilidad de un mundo sin divisiones territoriales o gubernamentales.

Si bien los espectadores observaran un carismático trabajo de época, no cabe duda de que la historia se puede trasladar a nuestro momento actual, donde la tecnología rompe la distancia y las barreras del idioma para crear lazos a través de la empatía de ideas y formas de sobrellevar el día a día, generando la esperanza de poder crear un mundo sin obstáculos territoriales ni muros que separen a los pueblos.

  • Dirección: Ernesto Daranas
  • Reparto: Tomás Cao, Héctor Noas, Ron Perlman, Camila Arteche, A.J. Buckley, Ana Gloria Buduén, Yuliet Cruz, Idalmis García, Mario Guerra
  • 2019/EU
  • Duración: 93 min
  • Guión: Ernesto Daranas, Marta Daranas
  • Edición: José Miguel Quevedo González
  • Fotografía: Alejandro Menéndez
  • Zima Entertaiment
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Pesimista patológico al puro estilo de Woody Allen. Amante del cine, fotografía y arte. Adicto a la televisión y los deportes, en especial el fútbol.