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Beautiful Boy se convierte en el reflejo de factores externos que logran fragmentar a la familia mas sólida.

La labor paternal ha sufrido una constante evolución, adaptándose a una época donde la inmediatez de la información ha generado rupturas constantes en los diferentes estratos sociales, creando una serie de nuevos estatutos encaminados por una moralidad infectada con una tergiversación del libre albedrío.

Cuando un padre es rebasado por dichas improbabilidades o causales sociales que llevan a la disolución del núcleo familiar, un sentimiento de protección surge del interior de la llamada “cabeza de familia”, generando una incontrolable capacidad de perseverancia ante los obstáculos que se presenten y llevándolo al desgaste emocional y físico. Beautiful Boy, película dirigida por el belga Felix Van Groeningen (The Broken Circle Breakdown, 2012), se convierte en el reflejo de estos factores externos que logran fragmentar a la familia mas sólida.

La historia nos narra la lucha constante de David Sheff (Steve Carell, Viceal tratar de enderezar el mermado futuro de su hijo Nic Sheff (Timothée Chalamet, Call Me By Your Name) debido a su reiterado abuso de la metanfetamina.

Basada en los libros Beautiful Boy: A Father’s Journey Through His Son’s Addiction y Tweak: Growing Up on Methamphetamines escritos por padre e hijo respectivamente, nos muestra las perspectivas de ambos personajes casi paralelamente, creando una interesante incógnita acerca del verdadero papel protagónico.

Nic comienza una inmersión profunda en sus miedos más profundos, siendo agudizados por el consumo de diversas drogas que lo convertirán en la piedra que estrellará el grueso cristal familiar que fue construido a partir de la confianza que David cimentó en su hijo.

Por su parte, David intenta entender las consecuencias físicas y psicológicas del comportamiento de un drogadicto, para de esta forma generar posibles soluciones que saquen a flote los altibajos que su primogénito ha padecido durante años.

Con una transformación evidente en los protagonistas, el filme nos retrata la autodestrucción en la que puede caer un ser humano sin un motivo aparente, deconstruyendo la imagen que tenemos de una estructura social básica, y creando un nuevo núcleo de desarrollo para el ser humano sin la necesidad de una figura de autoridad y dejándolo todo al empirismo.

Aún con dicha lectura alternativa, el guión termina cayendo en algunos lugares comunes del mundo de la drogadicción, pero que termina siendo sostenido por las brillantes actuaciones de un chico cuya carrera se encuentra en un evidente ascenso y un conocido de la industria que, poco a poco, va dando un giro interesante en la elección de sus proyectos.

Lamentablemente la guerra actoral que podemos observar en Beautiful Boy fue olvidada en la pasada entrega de los premios Oscar; pero no cabe duda de que esta a la altura de trabajos como Call me by your name (2017), donde el duelo de protagónicos también llega a superar el contexto del propio filme.

Un trabajo que posee una intimidad y un poder emocional capaz de conectar con el espectador, pero que su historia no termina por tener un mensaje con mayor peso.

  • Dirección: Felix Van Groeningen
  • Reparto: Steve Carell, Timothée Chalamet, Maura Tierney, Amy Ryan
  • 2019/EU
  • Duración: 112 min
  • Guión: Luke Davies
  • Edición: Nico Leunen
  • Fotografía: Ruben Impens
  • Amazon Studios, Diamond Films
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Pesimista patológico al puro estilo de Woody Allen. Amante del cine, fotografía y arte. Adicto a la televisión y los deportes, en especial el fútbol.