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Morrissey, el hombre, el encargado de forjar una historia importante dentro de la música al crear The Smiths y otra parte más como solista.

El portador de una de las voces masculinas más espectaculares por siempre, pero el que también ha causado demasiado revuelo por comentarios y actos fuera de lugar gracias a su personalidad de divo. Si, hay que decirlo. Y si, ese es Steven Patrick Morrissey, el sujeto que pisó suelo azteca por segunda vez en el año luego de su presentación en el Vive Latino, esta vez lo haría en el Auditorio Nacional con dos fechas.

La primer fecha original con sold out incluido, y que obligó a que se abriera una nueva, es el 24 de noviembre, pero muchos tuvimos la oportunidad de presenciar a Morrissey un día antes, con un foro en el que, a decir verdad, había bastantes butacas vacías.

Por encima del escenario se proyectaban vídeos musicales en uvna manta bastante grande; The Clash, The Ramones, David Bowie, entre más música seleccionada por Morrissey para su tour iba pasando ante la espera de los asistentes que tardaron un poco en acomodarse en sus respectivos asientos. Hasta que al fin, al filo de las casi 9:10 pm, la manta cayó, las luces se apagaron y William, It Was Really Nothing (de The Smiths) abrió la euforia de los cientos de fanáticos en el Auditorio.

Alma Matters, otro trancazo de rola le siguió y la gente coreaba “Morrissey Morrissey” al término, a lo que el británico respondía con un “México México” en el mismo tono de porra.

La primer media hora se vio engrandecida con mas himnos de The Smiths, dos tracks de la banda, para ser precisos: Is It Really So Strange? y How Soon Is Now?, esta última una de las más esperadas, ovacionadas y cantadas durante el show.

Este es un nuevo sencillo que venimos tocando”, mencionó el cantautor mostrando un ep que contenía un cd con la canción Back On The Chain Gang que es un cover bastante bien hecho a The Pretenders. El ep lo extendió hacia la pequeña multitud que se postro de pie frente a él y lo entregó en manos a una chica que brincó con mucha y razonable emoción.

En The Bullfighter Dies sobre las pantallas se proyectaban imágenes fuertes de asesinatos de toros dentro del deporte de la taurina, así como también a los mismos toreros siendo cornados y al borde de la muerte, en esta pieza donde Morrissey expresa su sentir y aberración hacia dicho deporte.

Por otra parte, cuando Moz y su banda interpretaban Munich Air Disaster 1958, las imágenes en la pantalla fueron de aquel glorioso equipo de fútbol donde nació Steven Patrick, el Manchester United de finales de los 50’s con el histórico Bobby Charlton, figura que fue parte de los supervivientes del trágico accidente aéreo que sufrió el club de fútbol en Múnich, Alemania en 1958, que tuvo por muertos a ocho futbolistas, directivos del equipo y periodistas. Al final del tema, en la pantalla rememoraron los nombres de los ocho futbolistas.

El setlist fue aflojando de a poco y la gente, al igual, se relajó un poco más. Sólo los fans acérrimos le seguían el paso a Morrissey con canciones como Jack the Ripper, Break Up The Family, Spend the Day in Bed, entre otras.

Morrissey se contorsionaba, se colocaba una mano sobre la cintura y con la otra hacía ademanes, se levantaba el cárdigan sobre la cabeza e interactuaba con el público. Hasta que en Jacky’s Only Happy When She’s Up On The Stage, entró en un modo de éxtasis y optó por quitarse el suéter y después la playera con su rostro imprimido para después aventarla de regalo al público y quedarse con el torso desnudo.

Una vez terminada la canción, Moz y su banda abandonaron el escenario para luego regresar en el clásico encore con el que todos nos frotábamos las manos para la espera de sus mejores hits…Y si, Everyday Is Like Sunday fue la que hizo estallar de nuevo al recinto de Polanco, después de un agradecimiento en palabras del tecladista de la banda en español que le ordenó decir “el jefe“, como él mismo lo nombró.

La euforia desatada durante Everyday Is Like Sunday provocó que un fanático se saltará hacia el escenario para darle un abrazo al astro inglés, algo que el músico aceptó de buena manera. Las cosas se salieron tantito de control y un segundo fan, en brazos de la gente de hasta adelante, en su afán de también subir a abrazar (o sólo darle la mano) a Morrissey lo jaló un poco de más del brazo y aparentemente pudo haberle molestado al artista, conociendo cómo es, Morrissey sólo terminó la canción repitiendo en varias ocasiones “I love you, México“, abrazándose y luego extendiendo sus brazos al cielo, para después abandonar el escenario junto a sus músicos.

Las luces del Auditorio tardaron un rato en prenderse, por lo que todos intuían que Morrissey regresaría por más, pero no fue así, las luces al fin se encendieron y entre gritos y chiflidos en tono de mentadas de madre, la gente quedó insatisfecha y con las ganas de escuchar éxitos como First Of The Gang To Die, You Have Killed Me, Suedehead, The More You Ignore Me, The Closer I Get, entre otros hits de su carrera en solitario como con The Smiths.

El pasado 10 de noviembre en San Diego, en el último show que dio antes de venir a tocar a México, un fan subió al escenario y terminó golpeando Morrissey también durante Everyday Is Like Sunday, cortando a la mitad la canción y culminando el show. Quizá el recortar su set fue un factor de prevención que Moz decidió aplicar aquí para no repetir ese bochornoso asunto, o solo quizá su setlist así estaba diseñado desde un principio. Sin bombazos, sin canciones cumbre que su público deseaba con muchas ganas escuchar y por las cuales gastan su dinero para un ticket.

Al final, así es Morrissey, un divo histórico que seguirá causando polémica y seguirá haciendo lo que le plazca, cuando le plazca.

Por mientras, eso si, nos quedamos con un concierto bastante flojito y muy por debajo de las expectativas.

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