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Tiempo Compartido es una muy buena experiencia cinematográfica que demuestra que el cine mexicano todavía tiene mucho espacio que explorar, y lo puede hacer notablemente.

Los tiempos compartidos son uno de los trucos más viejos dentro del turismo en México, todos hemos conocido a alguien que ha caído en el truco o incluso hemos sido de los timados por un agente turístico con una enorme labia.

El engaño es simple: imaginen que alguien te invita a pasar un fin de semana en un hermoso hotel dentro una playa paradisiaca mexicana, el hotel es todo incluido, la vista sensacional y prometen ser las mejores vacaciones de tu vida; hasta que en una cena organizada dentro del hotel, pasas horas metido escuchando como los tiempos compartidos son la mejor inversión que puedes hacer, hasta que te ensartan firmando para obtener uno…¡carísimo! Y ya no les cuento el calvario que pasas para poder zafarte.

Esta pesadilla de la clase media es la inspiración del director Sebastián Hofmann para su segundo largometraje.

Tiempo Compartido comienza con dos familias que tienen que compartir el mismo bungalow dentro de un hotel en la Riviera Maya, lo cual causa situaciones chuscas causadas por el mal humor de Pedro (un estupendo Luis Gerardo Méndez) uno de los padres de familia, quien bajo ningún motivo quiere compartir esas vacaciones “ganadas” con otra familia desconocida. Lo que inicia como una comedia ligera sobre enredos y malentendidos, poco a poco se va transformando en un pesadillesco filme de horror y algo más.

El brillante guión que el mismo Hofmann co-escribe con Julio Chavezmontes rompe las paredes de la comedia de situación para ir sumergiendo al espectador en un oscuro viaje, mismo que no se encierra en un sólo género y va abriéndose caminos dentro de la sátira e incluso el terror. Nos presenta dos perspectivas dentro de la historia: la de Pedro (Luis Gerardo Méndez) quien es el que vivirá el calvario, y la de Andres (Miguel Rodarte) nuestro infiltrado quien nos muestra lo que sucede dentro de ese macabro sistema turístico que propone la película; esto ayuda a que la historia no se vuelva sólo una serie de sucesos que afecten a nuestro protagonista Pedro, y nos da una panorámica más amplia de la cual podemos sacar lecturas mucho más profundas de lo que se ve a simple vista.

Tiempo Compartido funciona como una crítica a la globalización de las empresas transnacionales en las playas mexicanas, en una especie de nueva conquista (el hotel principal tiene forma de pirámide, ¿a propósito?), como lo vemos en la transformación de Gloria y Andres. No es casualidad que el gran villano Tom (el soberbio RJ Mitte) sea un norteamericano que viene a vender la idea de un paraíso a los mexicanos, y un modelo infalible de negocio a sus súbditos para explotar a sus compatriotas. También podemos encontrar un cruel panorama de la clase media, la cual no puede darse el lujo de pagar unas vacaciones como las que esta malévola corporación les ofrece, por ello es que la idea de un paraíso ficticio es la carnada más jugosa y con la que los pueden capturar más fácilmente.

Para rematar la música te sumerge en el estado alterado que propone la cinta, y la fantástica fotografía cuyos encuadres componen visiones de un paraíso monumental de hoteles, piscinas, y playas, que poco a poco se van descomponiendo en una atmósfera oscura y alucinante (con un contraste hermosamente terrorífico).

Tiempo Compartido es una muy buena experiencia cinematográfica que demuestra que el cine mexicano todavía tiene mucho espacio que explorar, y lo puede hacer notablemente.

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