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Estamos ante una nueva ola de cineastas que están refrescando el género del horror con películas que parecen sacar del letargo en el que se encuentra un género plagado de sustos fáciles y poca construcción del terror, como e El Legado del Diablo (Hereditary).

Sin embargo, muchas de estas nuevas películas sólo toman los clichés del género y los re-acomodan ingeniosamente haciendo que el resultado parezca algo novedoso, aunque sólo sea en apariencia. Este es el caso de El Legado del Diablo (Hereditary).

La película comienza con un obituario el cual nos informa que la matriarca de la familia Graham ha muerto y su cuerpo será velado, luego enterrado en el cementerio local, lo cual de inmediato es una invitación hacia nosotros para adentrarnos a una familia que tiene contacto directo con la muerte.

A la fallecida le sobreviven su hija Annie, su esposo Steve, su nieta Charlie y su nieto Peter. Dichos datos nos adentran desde el inicio en el terreno de la especulación sobre la muerte de la abuela, pero aún más enigmático resulta el comportamiento de la familia ante tal suceso; ¿por qué no lloras? ¿no sentiste ganas de llorar? son las preguntas que se hacen entre ellos, destacando la declaración de Annie la hija de la fallecida: “sé que debería llorar, pero no puedo”. Algo raro pasa ahí.

Es así como el director y guionista Ari Aster nos involucra en su ópera prima la cual antes que nada es un sólido drama familiar, lleno de relaciones conflictivas, vínculos rotos y personajes afectados por sus padres.

Es interesante ver como el guión toma este drama como los cimientos sobre los cuales comienza a construir un relato de horror sobrenatural, pero que nunca termina de ser tan poderoso como el horror propio de la familia Graham.

El Legado del Mal utiliza varios de los clichés del género integrándolos de una manera astuta para que la película no caiga en el ritmo predecible de otras similares, jugando con el tiempo y la anticipación del susto, trabajando más el suspenso, llegando incluso a dejar al espectador esperando algo que nunca llega. Pero esto no es nada nuevo e incluso hay películas que recientemente lo han hecho mejor como The VVitch (2015)ó It Comes at Night (2017).

Y es que El Legado del Diablotiene un gran problema en su ritmo, la película comienza muy bien enganchándote a la pantalla, pero luego su atmósfera (creada a partir de buenos movimientos de cámara, edición e intrigantes secuencias) se parte en escenas dispersas que se ayudan de los trucos fáciles del cine de sustos (sonido, saltos repentinos) y contrastan con otras grandes secuencias que se rescatan en algunos minutos del filme.

Por ejemplo basta recordar la gran secuencia de la cena familiar en la que Annie (Toni Collette) pierde el control con su hijo Peter (Alex Wolf), momentos después de que recreaba en una maqueta el trágico accidente que los ha maldecido; una escena que no necesita de cuestiones sobrenaturales para ser incómoda, terrorífica e impactante, atributos que otras escenas del mismo filme no logran conseguir.

El final quizá sea el momento de más polémica sobre la película, pero es el resultado de un guión construido a base de momentos más que de un ritmo constante, buscan impactar al espectador sabiendo que el final es predecible.

El Legado del Diablo es una buena película que vale la pena ver por su estupenda cinematografía (los ángulos de cámara poco comunes ayudan a la narrativa) y por intentar ser un giro al género repleto de sustos fáciles y poca construcción de historias; desafortunadamente se queda en un buen intento y resulta una película de momentos, nada más.

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