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[ratingwidget_toprated type=”pages” created_in=”all_time” direction=”ltr” max_items=”10″ min_votes=”1″ order=”DESC” order_by=”avgrate”]La llamada Época de oro del cine mexicano donde se vivió la máxima capacidad histriónica y creatividad de historias, fue lamentablemente solo eso, una “época” misma que a lo mejor en unos puntos no fue correctamente explotada.

En medio del apogeo de la Segunda Guerra Mundial, gran cantidad de actores, directores y productores sumergidos en campañas pro bélicas o incentivando a la sociedad norteamericana a embarcarse a la nueva guerra en territorio teutón dejaron poco a poco abandonada la meca Hollywoodense.

Si bien es una época en la que nacieron grandes éxitos como Casablanca (Curtiz 1942) o se empezaron a consolidar las principales instituciones que más representan la escencia del cine anglosajón (AMPAS); todo se confabuló para que el mundo volteara a ver al cine latino, más en específico al “Cine mexicano”

La llamada Época de oro del cine mexicano donde se vivió la máxima capacidad histriónica y creatividad de historias, fue lamentablemente solo eso, una “época” misma que a lo mejor en unos puntos no fue correctamente explotada.

También debemos resaltar que el esplendor de esta temporada nos regaló a los actores más legendarios del cine nacional como Infante o Negrete, por citar a los más populares, e inclusive teniendo a directores de renombre internacional tomando al talento nacional como catapulta; basta recordar los hits que logró el multifacético Luis Buñuel en aquella época.

Sin embargo, era una realidad que el dinero no crecía en los árboles y mucho talento quedó desperdiciado al no recibir apoyos económicos que siempre eran eclipsados por las figuras de directores como Emilio Fernández o Ismael Rodríguez.

Este común denominador económico/popular fue uno de los clavos de la tumba de una gloriosa época en la que el cine mexicano era reconocido en el planeta por sus buenas actuaciones y originalidad de producciones, siendo premiado en Europa y respetado en territorio “gringo”.

Terminando la clase de historia y sin tener que tocar el tema de los horrorosos años 80’s con sus famosas “Ficheras” nos encontramos con una terrible encrucijada; por un lado encontramos una especie de pequeña resurección de la mano de unos jóvenes con talento en las venas como el grupo de los “3 amigos” (Iñarritu, Cuarón y Del Toro) siendo de los mejores directores de su generación, escritores como Guillermo Arriaga y un auténtico crítico social bastante infravalorado como Luis Estrada, además de la camada de actores ya conocida por todos, desde las Hayek hasta los García Bernal; teniendo siempre como constante los problemas con sus presupuestos, motivos por los cuales terminaron abandonando sus proyectos e inclusive territorio nacional para poder cumplir su sueño.

Por otro lado nos encontramos con películas y actores de calidad altamente cuestionable, teniendo por ejemplo a toda una generación bastante comercial pero sin mucho talento, actores como los Derbez, (en todas sus generaciones posteriores a Silvia Derbez) los Adrián Uribe, Martha Higareda, Omar Chaparro entre otros, siempre han recibido cualquier tipo de apoyo económico, inclusive distribución y propaganda mucho mayor a las establecidas por ley o por apoyos recibidos; inclusive teniendo a las grandes casas de cine nacional a su favor.

¿Pero como es posible que si tenemos gente tan *talentosa* no existan los recursos para apoyarlos y darles difusión a sus creaciones?

La respuesta es que sí, existen apoyos y recursos federales, teniendo como gran bandera el FIDECINE; cuya función es apoyar la producción, post producción, distribución y exhibición de largometrajes; esto mediante la inversión de capital de riesgo y/o la prestación de créditos.

En síntesis la realidad es que el FIDECINE es un fondo que proviene directamente de tus impuestos, siendo el mismo a una cantidad no mayor a los 30 MDP, lamentablemente el método de selección es igual de corrupto que cualquier trámite que toque la nefasta política mexicana.

Debemos ser honestos y bastante justos, claro que aún existe talento mexicano en las salas; hay jóvenes y algunos no tan jóvenes con excelentes y creativas ideas que en estos mismos momentos reciben reconocimientos en cualquier cantidad de festivales internacionales; solo por citar a alguno, gente como Michel Franco que hace poco tuvo una buena participación en Cannes o la mayoría de artistas anteriormente citados, que con trabajo creativo, actuaciones convincentes y mucho pundonor logran sacar el pecho al menos en el extranjero; ya que así como reconocemos lo bueno también debemos alzar la voz por lo malo, suena increíble y hasta absurdo que toda la producción de cine mexicano sean burdas y torpes comedias con tendencias a ser románticas teniendo además elencos y escritores dignos de ser abucheados; contando con nula creatividad o capacidad de contar una historia.

Es increíble que siempre sean este tipo de películas las apoyadas por el FIDECINE, con un promedio de 600 MDP anuales que derivan de los impuestos de los mexicanos y no obstante eso sean producciones de pésima calidad que solo por tener algún apellido legendario en el póster (cof cof Derbez) hacen que el buen cine nacional sea prácticamente ignorado y desechado por otra mala “comedia romántica” que resulta ser una calca de alguna comedia regular extranjera pero pesimamente adaptada.

Yo estoy más que harto del término “malinchista” o que solo apoyo al cine extranjero; es por eso que hoy te propongo que apoyemos al buen cine mexicano, no dejemos que nos “propongan” seguir apoyando al cine mexicano actual solo por ser “mexicano”; debemos apoyarlo por ser cine con talento, creatividad y calidad sea cual sea su origen y sin tener como gancho el sentimiento nacionalista o tener algún apellido “pop”.

Así que más que hacer caso a un crítico (a) que habla bien de cualquier película/actor de moda solo para seguir recibiendo acreditaciones de prensa, viajes o regalos; mejor compremos nuestro boleto para apoyar al “Buen cine” y exijamos que los apoyos económicos sean otorgados a historias reales, creativas; con talento y que no solo pese el apellido o el CV de alguna familia de abolengo en la filmografía nacional.

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