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Ver a Poppy en vivo es de las experiencias más bizarras que he vivido en el venue de la Condesa, pero por alguna extraña razón disfruté de su pop electrónico con letras sobre Internet. Todo acompañado de un performance que incluyó un maniquí y un hombre vestido de mameluco negro.

Tenía una curiosidad de ver a esta artista en vivo desde aquella ocasión en que se presentó en el Corona Capital 2015 y nadie tenía idea de quien era. En esa época tenía videos extraños donde decía “Hi, I’m Poppy” por 10 minutos y la gente cuestionaba su participación en el festival.

A tres años de esa aventura, resulta que Poppy es una estrella web entre los adolescentes del Internet que están clavados en el la onda japonesa, el k-pop y la música electrónica “que te pone de buenas”, y no podía esperar a ver: 1. Cómo iba a ser su show en vivo, y 2. Qué tipo de gente en México la seguía lo suficiente como para comprar un boleto para verla.

Al llegar al Plaza Condesa mi segunda pregunta se iba respondiendo, ya que me sorprendió ver por igual a gente disfrazada, maquillada y vestida como si los hubieran sacado de un anime japonés y a una gran cantidad de niñas y niños de entre 8 y 13 años emocionados, comprando merch afuera del lugar, acompañados de sus papás.

Evidentemente al iniciar su concierto (de los pocos que he visto sin un opening act) fue como si entrara a uno de los juegos japoneses donde tienes que bailar en flechas para ganar puntos. Acompañada de una gran pantalla, un DJ extraño y un maniquí, Poppy dio inicio al festín emocional y visual que, al parecer, es una constante en sus conciertos.

Al ritmo de “P-O-P-P-Y, I’m Poppy” los fans se desbordaban de la emoción al ver como una chica bailaba con un curioso vestido amarillo. Gritos como si estuvieras viendo a Justin Bieber o Ariana Grande, acompañaban el show que tenía unos visuales que luego se convirtieron en letras para cantar tipo karaoke.

Canciones como Moshi Moshi, Let’s Make a Video y Lowlife hicieron completa la locura por esta chica de 23 años que, al parecer, sigue rompiéndola en Internet. Vale la pena mencionar lo extraño que fue ver cómo un hombre vestido en un mameluco negro bailaba (medio improvisado) al ritmo de cada canción. Así de bizarro es el show de Poppy.

A pesar de lo anterior tengo que aceptar que la música de Poppy es, efectivamente, música electrónica “que te pone de buenas” y que verla en vivo es toda una experiencia surreal por sus fans y sus visuales. Después de esto, ¿considero que me hice fan? No le digan a nadie…pero creo que dos o tres de sus canciones son mi guilty pleasure para llegar contento a una fiesta.

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