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El grupo alemán, Milky Chance, tuvo dos fechas en CDMX y sin temor a equivocarnos, podemos decir que su debut en tierras mexicanas fue todo un éxito que inevitablemente nos puso a bailar.

Para el público fiel a Milky Chance desde 2012, que comenzaron a hacer música, hasta unas horas antes que muchos desconocían a la banda pero acompañaban a la novia o a los amigos, el espectáculo fue todo un éxito.

Yo era de éstos últimos, que con nulas expectativas me adentré a un concierto de unos tales Milky Chance, procedentes de la lejana Alemania y que con apenas seis años de carrera y un par de álbumes de estudio, generaban una alegría y fervor entre los asistentes, que en su mayoría no debían pasar del cuarto de siglo.

Poco después de las nueve de la noche, Clemens Rehbein, Phillip Dausch, Antonio Greger y compañía subieron al escenario. Euforia de las chicas por ver a una de sus bandas favoritas, o eso creo yo. Gritos de excitación, manos con celulares levantados, todo con tal de tener la prueba audiovisual de que estuvieron ahí.

El sonido de Milky Chance es impecable. He estado muchas veces en El Plaza Condesa y pocas han sido las que me ha sorprendido la claridad y potencia del audio. Desde la primera canción mandé unas felicitaciones mentales al ingeniero de audio por su trabajo de excelencia.

De las canciones he de decir que fui un ignorante, porque no me las sabía por su nombre, pero su público sí que se las aprendió y coreó. Un indicativo de que la banda es muy querida de este lado del charco y claro, sus dos fechas confirmadas sugerían el éxito entre el pueblo mexicano.

La noche avanzó con emociones. Clemens se esforzó por interactuar con el público y logró conectar con un gran número, pero otros más lo dejaron en segundo plano, porque preferían charlar con su círculo de amigos, abrazar a la novia o buscar el trago para estimular los sentidos.

Como sea, con un ojo al gato y otro al garabato me di cuenta que Milky Chance no es una banda más del montón. Sí, las melodías son digeribles, nada elaboradas y pegajosas, pero el audio… ese tremendo audio ¡cómo envuelve en sus canciones!

Cabe resaltar el toque único y por la cuál la banda destaca de otras en su género: Antonio Greger. El guitarrista cumplió impecablemente su trabajo con el instrumento de las seis cuerdas, pero hubo momentos en los que intercambió por una armónica y sí, ese pequeño instrumento de viento sorprendió a todos al darle sazón a la música.

Para el final, el grupo se despidió, no sin antes hacer el tradicional encore mientras el pública pedía una canción más. Fue en su regreso cuando verdaderamente dejaron todo en el escenario. Nuevamente un trabajo de armónica mientras las percusiones y la batería hacían de las suyas al fondo del escenario, para terminar en una explosiva gama de melodías que dejó a todos perplejos.

Milky Chance es una banda relativamente nueva, pero eso no quita que verdaderamente sepan conectar con el público y conquistar nuestros corazones con un original rock alternativo.

Fotos: Daniel Cardeña Galván (DCG) / OCESA

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