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Jacob, de tan solo 20 años logró serenar a la inquieta CDMX con armonía, elegancia pero sobre todo genialidad, el pasado 25 de abril.

Compositor, cantante, músico, multinstrumentalista, productor, influencer, pero mas haya de estas categorias, el chico de Tennessee que materializó sus sueños, aquel que dejó todo en el escenario de un show de talentos en el 2012 y que hoy día, atraviesa el globo terráqueo regando las semillas de éxito que su talento ha sembrado.

A la edad de 12 años, el pequeño Jacob enfrentaba las primeras pruebas de la pubertad, lo único que sabía, era que quería brillar en el mundo musical, llevar sus ideas al plano real y convertirlas en un proyecto de vida. Con su ingenio en el corazón y una aguda visión enganchada al futuro comenzaría a escalar los confusos peldaños que la industria establece.

Fue hasta el 2015 cuando un sello discográfico enfocó los reflectores hacia él. BMG (Bertelsmann Music Group) tomaría la esencia del músico  y la llevaría al siguiente nivel: la creación de su propia marca, la cual, daría cabida para que algunos EPs vieran luz. Sin embargo, el anhelo de un álbum llegaría un año después.

2018, tres años de experiencia recabados, diversos títulos colgados en su pared y el reconocimiento de los titanes en cuanto a expansión digital, lo han colocado como un artista relevación. El miércoles 25 abril lo demostraría por primera vez en nuestro país.

Siendo las 9:08 pm el escenario se iluminaria con la presencia de Whitesides, los gritos de sus fanáticas fueron la válvula de escape de la ansiedad por verlo en acción. Con movimientos sencillos y tenues marcaba el ritmo con paciencia; todo llega a su tiempo, solo hay que esperar.

Un instante de melancolía envolvió a la audiencia, con la interpretación de Ohio, canción que relata la etapa más obscura del autor, ya que, describe el abandono por parte de su padre en una fase crucial de su carrea: el inicio. La métrica ondulatoria causaba un equilibrio de emociones.

Pocos son lo que ocupan un desatino como oportunidad, a pesar de que El Plaza no estaba lleno, utilizó adecuadamente cada elemento que el lugar le ofrecía: un juego de luces, vista panorámica desde los palcos, una acústica acogedora, misma que permitía la libertad de comunicación, facilitando la interacción talento-publico.

La vibra positiva del estadunidense era esparcida en porciones justas pero duraderas para que alcanzará a lo largo de la 1 hora con 30 minutos de la presentación. Haciéndonos creer que esa energía es contenida en su espíritu a granel.

A las 10: 39 pm, el compositor dejó el micrófono es su lugar, despidiéndose con la sonrisa encantadora que lo caracteriza, no sabemos cuándo volverá, solo sabemos que cubrió las expectativas de sus leales admiradoras. No cabe duda que la juventud tiene un gran potencial que enorgullece y enaltece esta generación.

El ímpetu de esta estrella coloca una marca muy alta para sus predecesores. Con una presentación impecable, sin dejar nada a la especulación, admiramos el trabajo que ha hecho, agradecemos su visita y le recomendamos seguir creciendo, tal vez en su regreso más gente lo conozca resultando en un generoso sould out.

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Príncipe de Cd. Nezahualcóyotl. Partidario de la libertad artística, voy por la vida defiendo a los bulleados musicales aunque no siempre gane. No existe música sin sentido, solo gente sin sentimientos.