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Tras 25 años de ausencia en nuestro país, el músico multi-instrumentalista Phil Collins aterrizó al recinto de la delegación Iztacalco para abarrotarlo en dos sold outs que pocos artistas logran hacer.

Su gira, Not Dead Yet Tour, fue la que complació a más de 15 mil personas que esperaban ansiosas al cantante ex-integrante de Genesis.



The Pretenders, encabezada por Chrissie Hynde, fue la banda encargada de calentar al público que recibiría a Collins, cuando justo a las 8:25 pm, las luces del recinto se apagaron y un grito de los ansiosos seguidores recibieron a los legendarios rockeros en un bosque simulado sobre el escenario.

La voz de Hynde y la manera de hacer sonar la guitarra, junto con los sonidos de Martin Chambers, Nick Wilkinson, James Walbourne y Eric Heywood, se apoderaron del lugar con temas como Alone, Message of Love y Kid, invitando al público a reaccionar a cada una de las notas que fueron sonando.

“Hemos tenido un tiempo increíble en la Ciudad de México. Es increíble estar en la Ciudad de los Palacios abriendo el concierto de una persona tan especial como el señor Phil Collins”, dijo Hynde después de dar voz a Private Life y continuar con Down the Wrong Way y Hymn to Her.


“Ésta es una de nuestras canciones favoritas porque es de un gran compositor, un gran fotógrafo y un artista que seguramente todos amamos: el señor Bob Dylan”, señaló la cantante antes de dar vida a Forever Young.


Así, temas como Tequila – la primera canción que grabó The Pretenders, como un demo, “y con la que rendimos un gran tributo a México”, dijo la cantante—, Thumbelina y Back to The Chain Gang, Don’t Get Me Wrong —en la que una fan fue invitada a subir al escenario—, I’ll Stand By You, Mystery Achievement y Middle of the Road completaron la actuación de la banda.

“Muchas gracias. Te quiero México, los queremos mucho, muchísimas gracias”, dijo en español e inglés Hynde antes de recibir una ola de aplausos y despedirse del escenario.

Las tres pantallas sobre el escenario comenzaron a poner fotografías de Phil Collins en las distintas facetas de su carrera, tanto como solista, como con Genesis. El público empezaba a lanzar chiflidos de desesperación hasta que al fin la banda del británico salió uno a uno, colocándose en sus lugares, y al final Phil Collins, vestido todo de negro y acompañado de un bastón que le permitía sostenerse mientras caminaba, soltó ovaciones impresionantes de todo el Palacio de los Deportes.



Phil se postró frente a todos y se sentó en una silla que fue su compañera durante todo el show que ofreció, agradeció a todos el poder estar presentes y pidió disculpas por no hablar en español ya que aclaró “no lo domina bien y trataría de no hablar mucho”.

El señor Collins no se anduvo con rodeos y arrancó de inmediato con Against All Odds y Another Day In Paradaise, dos de sus mejores y mas conocidos éxitos.

I Missed Again y Hang in Long Enough fueron el preámbulo del primer acercamiento al origen de Collins: Genesis.

La banda de la que formó parte junto a Peter Gabriel, Tony Banks, Mike Rutherford y Anthony Phillips, se hizo presente con Throwing It All Way”y Follow You Follow Me, en la que se proyectó un video de la evolución del grupo.

Los metales se hicieron protagonistas cuando Who Said I Would resonó en el recinto de la Magdalena
 Mixhuca. Separate Lives, cover de Stephen Bishop, hizo cantar a la gente con “un buen blues” y un ambiente de noche estrellada que se proyectaba en las pantallas, mientras que Something Happened on the Way to Heaven la estremeció.

Después, presentó a la banda que lo acompaña, en la que principalmente se encuentra su hijo Nick de 16 años en la batería, que demostró ser una bestia al igual que su padre en sus años mas mozos.



Tras una intro da más de tres minutos en la que los tonos rojos, azules y púrpuras se entremezclaron, de pronto la voz de Collins fue dando forma a In the Air Tonight, a la cual siguió You Can’t Hurry Love, cover de The Supremes, Dance Into the Lightyear, Invisible Touch, de Genesis, Easy Lover, de Philip Bailey, y Sussudio”que cerró de manera momentánea la presentación y que colocó un “Gracias México” en las pantallas y despedirse, no sin antes el público pedirle a Phil Collins saliera de nuevo para cantar Take Me Home.

Fue un concierto que no necesito de un frontman corriendo de un lado a otro sobre el escenario, y que solo bastó del talento y carisma de un artista que a estas alturas de la vida ya es un legendario.

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