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En una sociedad machista, misógina e hipócrita, el placer sexual absoluto es un monstruo de otro planeta, y el miedo más grande no es que te logre atrapar, si no que ya no quieras que te suelte.

En su cuarto largometraje, Amat Escalante logra su película más enigmática, pero más contundente en idea: la represión al placer absoluto en la sociedad mexicana y lo que esto causa.

Una criatura que viene del espacio, cuyos tentáculos en forma de falos producen placer orgásmico a quien se le entrega, es la metáfora mediante la cual cada personaje encuentra su libertad, sin ningún tipo de prejuicio, mientras se encuentran atrapados en la jaula de la sociedad en la que viven.

Yo no lo llamaría terror, esta es una película atmosférica cuyo misterio no es otro más que el que siempre terminamos ocultando para pertenecer a una sociedad.

Aunque los diálogos no son su fuerte, el guión del mismo Amat explora lo necesario de sus personajes para crear un contexto y dejarnos ver cómo son llevados hacia la oscuridad paulatinamente; esclavos de sí mismos y de la sociedad en la que viven, encuentran en el dolor y la represión el modo de sobrevivir.

Salta del drama con tintes realistas (con ausencia de música en las escenas) a la forma explícita y literal de tocar conceptos tan ambiguos como el placer de una manera astuta, creando una atmósfera particular alrededor de una cabaña (donde habita la criatura) alejada de la sociedad en un punto solitario y misterioso, con un cambio de ambientación muy bien logrado a través de la música envolvente y un cuarto oscuro que funciona como un refugio del placer al cual se entregan por completo las víctimas de la criatura espacial.

Los movimientos de cámara hacia los constantes paisajes naturales, recuerdan a cineastas como Tarkovsky o Von Trier, pero Amat impregna de su estilo a las escenas simbólicas enfocándose más en la crudeza de la acción que en el preciosismo de los encuadres. Cabe resaltar a la criatura estupendamente realizada y la escena de la orgía de los animales, la cual no sólo se ve realista, si no que funciona perfecto con la metáfora del filme.

La Región Salvaje no es una película que vaya a develar grandes misterios a sus espectadores, pero es una película que va a mostrar de manera diferente algunas de las problemáticas más grandes de nuestra sociedad mexicana, cuya realidad cuenta su propia historia de terror.

Vale la pena verla y sacar cada quien su análisis.

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