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Esto no busca ser una reseña pretenciosa qué evalúa que tan bueno o que tan malo estuvo el Trópico de este año, pero para qué los engaño, es probable que esta crónica de mi experiencia vivida en el festival acabe siendo eso, pretenciosa.

Era viernes a las 11:00 de la noche y, gracias a una serie de eventos desafortunados previos a mi llegada a Acapulco, me perdí de Salt Cathedral. Pero bueno, uno llegó en short y chanclas a ver a Titán.

Tenía más de 10 años de no ver al trío en vivo y había escuchado buenos comentarios de los tracks del Dama en live act. La verdad es que no se si fue el cansancio de la mayoría o un vale madrismo desproporcional lo que hizo que Titán no brillara. Eso o esa esencia de dance industrial noventero que no matcha con el predecible 4/4 playero que esperaba la mayoría. A mi gusto una muy buena presentación con una desafortunada respuesta.

Luego, a ver a Teen Flirt. Dj set sencillo pero práctico navegando por bajas frecuencias. Dichas bajas frecuencias evidenciaron el pésimo audio que tenía la Pepsi Pool. De verdad, he ido a pool parties caseras con mejor bajeo que lo que había ahí. Sin muchos comments a Teen Flirt, buen dj set de viernes.

Dixon, con un dj set de techno fino y deep house apegado al vibe que se esperaba, resultó cumplidor. Primera hora genial, segunda hora de esa que ya solo bailas por inercia. Aquí podemos culpar a mi cansancio, 6 horas sentado en un carro para luego escuchar a un alemán tocando techno puede hacer colapsar a cualquier cuerpo.

2:50 AM, mi amargura quería llevarme al hotel pero el inicio del set de Âme lo impidió. Ahí me di cuenta que no era culpa de Dixon ni de su nacionalidad ni de mis horas en carro, solo no recordaba lo bonito que es un live act como el de Âme. Totalmente nocturnal, fino, potente; todo lo que quieres que tenga una noche de fiesta en Acapulco. Sin duda, acto favorito del viernes.

El sábado, 2do día del festival, fue un ejemplo de la vida misma: aciertos, ilusiones y desilusiones (no, no hubo errores).

La primer desilusión fue a mi llegada (4:00 PM) y volvió a ser ocasionada por el audio del Pepsi Pool. No le hagan eso a un fan de Quantic; sobra decir que el set estuvo bueno pero si le faltó fuerza a ese bajeo.

Con mi fanatismo en la mano me dirigí a mi refugio: la playa. 5 de la tarde y un sol radiante iluminaba mi cara y aumentaba el riesgo de cáncer de piel. Pero eso no importaba, la primer ilusión del festival se asomaba: Los Wembler’s de Iquitos. Los peruanos generadores de un cadereo en las féminas además de un constante movimiento de piernas y brazos de un servidor. Este autoproclamado seguidor de la cumbia amazónica les dice que fue el acto que más feliz me hizo de todo el festival. A las 6PM, con el atardecer de frente y con los últimos acordes de la cumbia declaré iniciado (al menos para mi) el Festival Trópico.

Thundercat fue mágico, épico, grandioso, extasiante. Todo lo bueno que se puedan imaginar creado por 3 músicos en un escenario. Mi segunda presentación favorita de la edición 2017.

Para mi ver a Jesse Baez es algo que solo pasa, lo he visto más que a mis papás este año. Es un buen live act que no pude ver porque la segunda desilusión de la noche era provocada por un apagón en el escenario Adidas, so me dirigí al principal a ver a otro esperado por mi: Ondatrópica.

Uno de los actos más prolíficos del festival. Cumbia, salsa y demás ritmos caribeños y sudamericanos. Una fiesta completa animó al 100 aunque en la mayoría de los asistentes de ese escenario había una sensación de que faltaba de nuevo ese 4/4 housero.

Cerca de las 8:30 de la noche empezó Fuego. Generacionalmente se notó un ánimo bastante juvenil ávido de bajeo. Buena presentación, sonido potente. Muy adecuado para la hora.

Desde la playa escuchaba a lo lejos a Neon Indian. El acto de Alan Palomo es otro que me ha tocado presenciar en vivo varias veces, nunca lo he sentido épico y en palabras de quien sí lo vio frente al escenario todo se resume a: “mejor me fui a ver a Petiti Bisquit”.

Cut Copy seguía y mi apatía presentía que iba a estar “cumplidor”. Segundo acierto, callarme y disfrutar del acto más eufórico del festival. Los australianos cubrieron de manera perfecta a Seu Jorge. Energético, divertido, poderoso; fiesta por todos lados aún con los tracks de su disco nuevo (y digo aún porque eran pocos los que los conocían). Otro de mis favoritos.

A continuación otro de mis actos favoritos: Polo & Pan. Tercer acierto, por favor feliciten al curador del line-up, mira que poner a los franceses justo después de Cut Copy fue muy agradable. Un hedonístico house francés que raya en el pop; fino y encantador. Un live que sorprendió y gustó de sobremanera.

Pasa la 1 de la mañana iniciaba una de las presentaciones más ad hoc del festival. Jungle se sigue manteniendo vigente con un disco de hace 3 años. Esto no es cosa menor ni sencilla; crearon un ambiente perfecto y envolvente que encajaba a la perfección con todo: la noche, los tragos, la playa, el baile, todo bien.

Con Vitalic no pensé que fuera a ser tan divertido regresar más de 10 años. Recordar lo poderoso que eran el electro y electroclash pero sobretodo como la música cuando tiene esos toque de grandeza se convierte en atemporal. Un acto más que se suma a mis favoritos del festival.

Después de los fuegos artificiales de por ahí de las 4:30 AM empezaba el dj set de Pional. Para mi era claro que no sería un set de beach house, igual de claro fue para todos. Bajas frecuencias excelentemente transmitidas por un equipo de sonido impecable hicieron un disfrute de las horas que precedían al amanecer.

El domingo fue la definición de lo que es Trópico.

Para mi empezó a las 6 de la tarde con Papooz y un acto que disfruté de principio a fin sentado en la playa viendo como la chica de al lado movía la cabeza al ritmo de Ann Wants To Dance. Otro favorito del festival.

Lo que muchos llamamos “La Insoportable Levedad del Domingo” fue sonorizada muy atinadamente por Kerala Dust. De nuevo un bajeo preciso y adecuado para ver cuerpos derritiéndose con una fina sonorización ambiental por parte de los británicos.

Matanza fue ese sonido que me impedía pensar que era domingo. La fiesta que te “da para arriba” regresó en el escenario más adecuado para ello, frente a la playa. Uno más se agregó a la lista de favoritos.

Para mi llegar a Dengue Dengue Dengue era la meta. Una anhelada meta, la cadencia peruana del futuro que suena desde hace casi 10 años. Es difícil describir el live de DDD, más en el estado en el que estaba, pero puedo agregar que a ellos les debo el 70% del viaje que representó para mi ese último día de festival. Así llegó el fin de mi presencia en Trópico.

5 años de Trópico y el tercero en mi haber. Festival necesario y ya tradicional. Gracias a los artistas, a los organizadores pero sobre todo gracias a todos los que tienen casa en Acapulco y corren a Trópico a romperse la madre, sin ustedes este festival no existiría. Mad Love.

– Lecce

trópico 2018

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