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La maduración en cada material de la banda de Brooklyn, Grizzly Bear, es majestuosa. Edward Droste, Daniel Rossen, Chris Taylor y Christopher Bear han sabido manejar y perfeccionar los lazos del Folk Rock y la Neo Psicodelia, para ser con estos, uno de los mejores referentes de la actualidad.

Grizzly BearLa espera para el quinto álbum de estudio de Grizzly Bear, fue aún más larga que las veces anteriores en que el lapso era no mayor a tres años, y en este caso, cinco años transcurrieron para que el sucesor del Shields (2012) llegara a nosotros.

Painted Ruins lleva por nombre la nueva creación de los neoyorquinos. Un disco que previamente desde el principio del año la misma banda se encargó de comunicárnoslo soltando sencillos y también anunciado gira mundial, en la que por supuesto México está presente con una fecha, hasta ahora, en el Festival Corona Capital.

Lo de Grizzly Bear ya lucía bastante difícil tras antecedentes del tamaño de Veckatimest (2009) y Shields (2012), sin embargo, Painted Ruins sale victorioso, con particularidades, con novedades, y con puntos donde se da testimonio de una evolución frente a sus predecesores. Esto sin tener que abandonar su estilo barroco para la creación de su música.

Aquel estilo característico se ve complementado por un ensamble de un sin fin de cosas ocurriendo en el espectro de los instrumentos como hace unos meses se demostró con las musicales y vocales maniobras en la oscuridad de Three Rings, con la desértica Neighbors, o una construcción contemplativa en la que se aprecia el valor sonoro de cada elemento como en la inaugural Wasted Acres.

Cut-Out es un momento de espectacularidad, donde parece inofensiva en sus versos interpretados por Ed Droste, pero que, inesperadamente, cambia, se decanta y se tensa en su centro liberando mucha presión provocando uno de los momentos más altos del disco. De manera particular, Cut Out es una pieza tan fulminante como encantadora. El track que más amamos de Painted Ruins.

Por siguiente, Three Rings se puede comparar, no en resultados, sino en lo cerebral de su armado, partiendo de la magistral labor de percusión y la resonancia de los elementos sonoros graves que provocan un eco estremecedor con murmullos y el robusto bajeo.

Four Cypresses, diría que es, como dice su misma letra “un caos pero funciona”, una tecla marcando el tiempo mientras la batería avanza con un redoble casi disparejo, la guitarra eléctrica junto a unos synths comienzan a envolver y a condensar.

El primer sencillo de éste álbum fue Mourning Sound, la canción más Pop en la carrera de Grizzly Bear, algo que no por eso es despojada de todos los embellecedores y temática a lo que es Painted Ruins. Aquarian en este caso, se basa en dos estrofas pero la travesía musical impulsada por la marcha desequilibrante de batería, guiado por el bajo, la guitarra y teclados son lo que resalta específicamente este tema.

Losing All Sense, habla de una memoria pasada del líder y vocalista, Ed Droste, que no lo deja tranquilo al punto que comienza a afectarlo, sin demasiadas complicaciones el pulsante ritmo circense del track, es sumamente entretenido y ameno, que sin ser de lo mejor, sirve de puente para la conexión y el proceso de escucha en el material.

Los cortes más simples y sencillos del disco son Glass Hillside, Sky Took Hold y Systole, canciones que no son terribles pero que no embonan del todo con la rutina del Painted Ruins. Sin embargo, tampoco tiran del todo otra gran obra de Grizzly Bear que en sus canciones cumbres suenan al nivel de un Veckatimest.

Hay que admitir que Grizzly Bear esta en la cima, justo en la cúspide de la montaña donde solo los grandes pueden mantenerse. No por nada Johnny Greenwood de Radiohead ha declarado que Grizzly Bear es su banda favorita actual, algo que no es para menos con trabajos como Painted Ruins, en donde se destaca la genialidad de una banda que más que querer lograr una grandeza momentánea, quieren lograr mantenerse en la historia y forjarse en el culto.

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Ángel Santillán
Explorador galáctico de las órbitas musicales. Vivo en una y mil canciones más.
grizzly-bear-painted-ruinsLo de Grizzly Bear ya lucía bastante difícil tras antecedentes del tamaño de Veckatimest (2009) y Shields (2012), sin embargo, Painted Ruins sale victorioso, con particularidades, con novedades, y con puntos donde se da testimonio de una evolución frente a sus predecesores. Esto sin tener que abandonar su estilo barroco para la creación de su música.