Cuca presentó su más reciente disco titulado Semen en el Teatro Metropolitan y han demostrado una vez más que es una banda vivita y coleando.
El aire que se respiraba en el recinto era muy noventero. Habíamos muchos adultos con playeras negras del evento o de algún concierto pasado. Cuca se presentaba para presumir un nuevo álbum, recordar viejas canciones y llevarnos por un viaje de ya casi 20 años de carrera musical.
La cita comenzó pocos minutos después de las nueve de la noche, cuando José Fors y compañía subieron al escenario y con un casi lleno total comenzaron a reventar las bocinas con el inconfundible estilo pesado dentro del rock and roll.
La presencia del vocalista es fuerte, y es que después de casi dos décadas ya se las sabe de todas para provocar al público y entregarse a su música.
Los asistentes se pusieron de pie desde la primer pieza musical y en ningún momento nos permitieron descansar. Era trancazo tras trancazo y el Metropolitan funcionó como un escenario surrealista, con un sonido potente y una gran vista desde donde estuvieras presente.
Nacho González le sabe durísimo al bajo y qué decir de Alex Otaola en la guitarra, donde en cada canción se rifó unos riffs pesados, acompañado de solos que a muchos de nosotros nos inspiró para hacer air guitar.
La excusa era perfecta para el concierto, la introducción de un nuevo material discográfico. Semen es lo nuevo de la Cuca y fueron intercaladas en el setlist con éxitos viejos pero vigentes.
Es curioso, pero la Cuca, a pesar de su amplio recorrido musical, se ha considerado como una oveja negra dentro del rock nacional, un hijo pequeño a comparación de los denominados pilares de la escena musical en México como lo han considerado a Café Tacuba, Caifanes, La Castañeda e incluso Molotov.
La propuesta de la Cuca siempre ha sido provocadora, violenta, vulgar y valemadrista. Quizá eso hace que el público en general no le tome la importancia que merecen, aunque después de todo es solo rock and roll.
Pero independientemente de si la subjetividad te dicen que son malos o buenos, es importante escuchar con cierto grado de atención y objetividad. Cuca es una banda que ha recorrido un camino en solitario y a pesar de problemas internos y externos, siguen vigentes en pleno 2017.
Creo que la llegada de Alex Otaola les dio un gran respiro y un enfoque diferente a la música. Son músicos que individualmente tienen su propia experiencia y vivencias que han sabido plasmar en las melodías.
El concierto fue relativamente corto, no sobró ni faltó nada. Hubo propuestas del nuevo disco y éxitos que siempre son dignos de cantar y corear como Cara de Pizza, El son del dolor, La Balada y La pucha asesina.
Fue una gran noche. Todos la pasamos bien. Dejamos salir nuestro lado salvaje, puerco y sucio y nos entregamos a una banda que ya tiene su merecido lugar dentro del rock nacional.
José Fors lo dijo enfrente de todos nosotros: la Cuca sigue vivita y coleando.