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El Rock mexicano no se ha ido y no se alejará. Eso presenciamos en ¡Puro Rock!, durante la reunión de La Lupita, La Castañeda y Cuca.

Parménides García Saldaña comentó alguna vez que el lenguaje de los barrios es escudo y puñal; afrenta y desafía a las buenas costumbres. Defiende costumbres prohibidas. Diferencia de un mundo que vive en la aventura, y de otro que niega toda posibilidad de vivirla.

Así era el rock nacional durante la década del noventa. Hoyos funky, tocadas en casas, en centro culturales alternativos, improvisados, y la bella época de los masivos en Ciudad Universitaria.

Gracias a Orange Gigs y The Guajiro Dreams se pudo vivir, un poquito, la reminiscencia de ese sentimiento rockero con bandas emblemas del movimiento musical en nuestro idioma.

Pisar el foro Felipe Villanueva, una concha semi-acústica, puede, para varios, evocar recuerdos de las idas de pinta, paseos dominicales, o escapadas con la novia, de su vida sateluca.

El viernes 10 de marzo se organizó una tocada que sería para muchos el vivir una noche llena de canciones especiales de La Lupita, La Castañeda y Cuca, que en ese orden aparecieron en la reunión llamada ¡Puro Rock!

En esta ocasión, la reunión de las 3 bandas se debió solo al hecho del mero gusto por tocar y un acierto del promotor.

Reflejar el acontecer del joven urbano ya no es prioridad ni mucho menos artefacto para el discurso principal en una tocada. Aún así, en un par de veces se alzó la voz a favor de la rebeldía y denuncia por las mujeres desaparecidas.

Tampoco es que deba existir un motivo en especifico. Es más, creo que eso no le interesa al público que rebasó la capacidad del recinto. Asistieron poco más 2 mil personas.

La ansiedad y la alegría fue un preámbulo para la noche fría dentro del Parque Naucalli. ¡Puro Rock! es lo único que se quería.

La Lupita fue el primero en el escenario sencillo sin mayor adorno. Quiero pensar que fue premeditado para centrar la atención en la banda.

Con un audio aceptable se escucharon los cantos de Héctor y Rosa. Sus coqueteos constantes nos hicieron olvidar que alguna vez se separaron y ahora regresaron para darle más vida a los 25 años de trayectoria.

Al centro, abajo, en el improvisado snake pit se encontraba su hijo Eduardo. Los miraba con alegría y fue testigo, junto con varios de nosotros, de esas lágrimas de Rosa, al momento en que Quijada buscó el aplauso unificado por su regreso.

El pisar un escenario es un acto de sanación, y catarsis para el músico. La Lupita así lo vivió y compartió. Lino en la guitarra, Héctor y Rosa de una lado para otro, tratando de estar pegados a su público, que nunca los ha dejado abajo.

Seguramente si no existieran vallas en el foro, Rosa Adame estaría brincando junto con la muchachada. Compartiría el micrófono cantando El País de la Lujuría, Too y Toos Tatoos, Pa’ Lariza, Ja Ja Já, Supersónico.

El momento del bajón llegó cuando presentaron Mecha, su reciente sencillo, que no ha tenido la aceptación que se esperaba.

La secuencia vocal de Niña Dioz y Alika apenas se escuchaba. El cambio de sonido habitual y característico en La Lupita, hizo que solo unas cuantas cabezas siguieran el ritmo del track.

Lo mismo ocurrió cuando la sonaron en su vigésimo quinto aniversario en el Metropolitan. Es una buena canción, pero les costará posicionar.

Para prender de nuevo y seguir con la fiesta, fue un acierto rascar los acordes de Paquita Disco seguida por Contrabando y Traición.

Sin la producción teatral y la compañía de los Lusistas, La Castañeda salió al escenario para continuar con la fiesta de ¡Puro Rock!

A pesar de algunos huecos que se notaban en las esquinas del lugar, la mayoría de la raza se concentró al centro del escenario semicircular para cantar junto con Salvador, Omar, Oswaldo, Felipe y José Luis.

El sonido mejoró mucho para cuando sonaba Gitano De Mente, Gris Normal, y Sueños.

Cada golpe del bombo se empataba al corazón, el bajo construía la guía, mientras la guitarra y el teclado cerraban la parte enigmática de La Castañeda.

Es justo reconocer la labor del equipo técnico. El foro Felipe Villanueva puede ser una pesadilla para algunos ingenieros. Al estar abierto de una parte y con grandes paredes al frente, pareciera que sería complicado controlar los golpes y gritos de las 3 bandas.

Microfonear adecuadamente y su sabiduría en este tipo de lugares hizo que salieran victoriosos. Los roadies rifadísimos al hacer el cambio del backline en solo minutos. Cuestión a resaltar en la organización y producción del ¡Puro Rock!

Con el afan de elevar la energía de cada asistente, y con un llamado a la conciencia de la transformación entró Misteriosa y Noches de tu Piel.

Debió serles muy difícil seleccionar el setlist para cada banda. Con tantos éxitos y canciones obligadas no imagino el proceso para ver cuáles tocaban.

El fin de la presentación de La Castañeda se veía venir cuando Omar de León se dirigió al atril y tomó la guitarra para arpegiar Cenit y seguir con Transfusión.

El mejor sonido se lo llevó Cuca. La claridad en la voz y en cada instrumento se llevó las palmas de oro. Mérito de la quinta cucaracha.

La voz privilegiada de José Fors entonó Qué chingaos, Alcohol y Rocanrol, Gordibuenas, Mujer Cucaracha, Arre Lulú, Mátame Antes, Pucha Asesina, la mil coreada Balada, además de Cara de Pizza.

Con calma, tomándose su tiempo, Fors presentó a la banda, agradeciendo la noche a La Santa (que en realidad quiso decir La Lupita), La Castañeda y sobre todo al público.

No había necesidad de juegos de luces espectaculares ni de pirotecnia. Eso déjenlo a los poperos. La noche fue de ellos. Se apoderaron de la mente y garganta de los vocalistas improvisados en el público.

La soltura y presencia en el escenario es pan comido para Cuca. Se aprecia luego luego. Así como también fue notoria su alegría al ver tanta gente reunida coreando cada canción.

La vida juvenil de los treintones salió de casa junto con las nuevas generaciones que, por añadidura, conocen de La Lupita, Cuca y La Castañeda. Son el eslabón necesario para continuar contando historias.

El Rock no ha muerto, tan solo La Lupita se aventurará a sacar material en vinilo este 2017. Y La Castañeda prepara show para sus 28 años sobre escenarios.

Puro Rock fue un gran acierto. Que para muchos es un respiro al camino yermo en la carrera musical de sus bandas de antaño.

Existen más historias. Más publico necesitado de estos momentos y más bandas que defienden su legado, merecedores del aplauso.

Nosotros queremos seguir escuchando ¡Puro Rock en vivo!

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Productor de radio / Locutor de DoReBeat, 94.9 FM @ Mty. Manager de bandas independientes & tatuadores.