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La llegada narra cómo un grupo de doce naves alienígenas arriban a distintos puntos del planeta Tierra, hecho que tiene en alerta a los líderes de todo el mundo quienes ven a los objetos como una potencial amenaza.

Ante la urgencia por saber las intenciones de dicha invasión extraterrestre, el gobierno de Estados Unidos acude a la lingüista y profesora Louis Banks para descifrar lo que los extraterrestres intentan transmitir a la Humanidad.

A este equipo de investigación alienígena se une Ian Donnelly, un científico y matemático por excelencia que unirá fuerzas con la doctora Banks para intentar encontrar respuestas sobre estos extraterrestres.

Es interesante como el director canadiense Denis Villeneueve aleja la lupa con la que nos tenía acostumbrados a observar la condición humana desde cerca, e incluso desde dentro (como en Enemy), para darnos una perspectiva externa, examinada esta vez por seres ajenos a nuestra raza. Este enfoque ayuda a crear una experiencia “extraterrestre”, donde los conceptos e ideas que va proponiendo el filme, van más allá de la cotidianeidad y los cánones con los que estamos acostumbrados a vivir como sociedad.

Pero el filme adquiere una complejidad mayor al incluir la esencia humana a través de tres personajes personificando tres condiciones humanas muy distintas entre sí: Louis Banks (Amy Adams) representando el lado emotivo, abierta a la posibilidad de que exista algo más que no logramos comprender. Ian Donnelly (Jeremy Renner) la parte lógica y calculadora. Y por último al Agente Halpern (Michael Stuhlbarg), la parte más primitiva del ser humano que reacciona ante el miedo, por el que todo lo ve como una amenaza.

Hay dos lecturas esenciales dentro de la película que nos entrega La Llegada: la primera y quizás la más evidente es sobre la comunicación, su absurda complejidad entre los humanos donde resultaría más factible comunicarse con una raza extraterrestre que hacerlo entre naciones, entre los líderes de los países, e incluso entre la cercanía de un ser humano con otro.

La segunda lectura es sobre la existencia, una hipótesis que plantea ¿qué harías si pudieras ver el futuro?; ¿qué haríamos si supiéramos cómo será nuestra vida de aquí en adelante, con todas sus alegrías y tragedias?, ¿elegiríamos vivirla sin importar lo terrible que le pudiera pasar a nuestros seres queridos o a nosotros mismos? Quizá no hace falta tener ese poder para ver lo que pasará para comprender que la vida es lo que es y no lo que debería, simplemente mirando hacia atrás.

Volviendo a lo cinematográfico, La Llegada confirma a Villeneueve como uno de los cineastas más importantes del siglo XXI y como uno de los mejores creadores de atmósferas dentro del cine. Es impresionante como Villeneuve logra conectar todos los elementos de producción para envolverte como espectador dentro de sentimientos, de pensamientos y acciones que te involucran y te retan intelectualmente, pero nunca desconectando la carga emocional del que la mira.

Para tratarse de una película de ciencia ficción, llama la atención el minimalismo con el cual Villeneueve interpreta lo extraterrestre; a diferencia de otras películas del género donde el diseño de producción es muy ornamentado y visualmente complejo, en La Llegada las naves espaciales son muy simples sin dejar de ser impresionantes, al igual que en su interior, sólo hay un claroscuro muy marcado como representando el miedo y la iluminación que tienen los personajes con respecto al contacto con los aliens. Una gran lección para los que creen que la ciencia ficción debe basarse en complejidad visual y efectos ostentosos,

El manejo de la edición es impresionante; juega con la cualidad que te brinda esta herramienta: manipular el tiempo a conveniencia del filme. Mediante saltos temporales, escenas cortadas en el punto justo y hasta montajes que van de lo poético a lo práctico, se logra un filme sólido donde nada sobra y nada falta. Toda la información necesaria para leer este filme, está ahí.

Toda la carga emocional e intelectual del filme, está potencializada con el score de Jóhhan Jóhhansson, un extraño viaje musical por sí mismo que se conecta intensamente con cada secuencia, ayudando a aumentar la atmósfera.

La Llegada no pudo haberse estrenado en un momento más oportuno, en estos tiempos donde nadie escucha a nadie y las barreras están más presentes que nunca, no sólo entre los países, también entre individuos.

La Ciencia Ficción está más viva que nunca y eso hay que celebrarlo.

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