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Parece sencillo hablar de un concierto, juzgar las rolas tocadas o los visuales de las pantallas, pero este dúo, Twenty One Pilots hizo mucho más que solo tocar su música en el Palacio de los Deportes.

La tarde lluviosa pero los ánimos encendidos se notaron desde que los fans con boletos de general esperaban pacientemente que les dieran acceso en medio de la tormenta que se desataba a las 6 de la tarde.

De forma muy puntual empezaron a entrar todos al Palacio de los Deportes en donde tenían una cita con Twenty One Pilots, esta banda originaria de Ohio que había visitado este recinto anteriormente como teloneros de la banda Paramore. Aquella ocasión lograron emocionar al público con algunas canciones que los dejaron más que listos para la banda principal; pero ahora regresaron con un show propio, después de varios años, que pondría a prueba la capacidad de estos chicos para mantener ese dinamismo que los caracteriza durante todo el concierto.

El veredicto: una prueba totalmente superada.

Se podría hablar de la lista de canciones que tocaron para hacer una crónica detallada pero vale la pena enfocarse en la inyección de adrenalina que lograron darle a todo el lugar.

¿Cómo lograron pasar de teloneros a banda principal en solo 3 años?

No hay respuesta corta, y aunque hay muchas razones, vamos a quedarnos con las que hablan de su presentación en vivo.  Desde la entrada de los teloneros Camilo Séptimo, se sentía en el aire que todo se iba a descontrolar y efectivamente, al salir la banda principal los gritos se volvieron ensordecedores.

El setlist comenzó y al final de la tercera canción Hometown el vocalista Tyler desapareció debajo de una manta negra en el escenario y sorprendió a todos al aparecer en las gradas del primer piso.

Nadie lo esperaba y muchos se estiraron de formas inhumanas para poder tocarlo a través de la reja que los separaba. Este fue el primero de muchos detalles que tuvo la banda para mostrarse cerca del público y vaya que fue recompensada con aplausos, gritos, sombrerazos y uno que otro orgasmo musical. Durante todo el concierto ambos integrantes encontraron formas realmente creativas para acercarse al público y demostrarle su aprecio.

Joshua, baterista de la banda, permitió que el público viera un poco tras bambalinas en su primer cambio de atuendo de la noche lo que causó grandes cantidades de euforia solo para después tocar un pequeño set de canciones en un escenario secundario que tenían preparado en la parte central la zona general.

Parece que a ambos les encanta sentir en carne propia la emoción de su público ya que Tyler soltó varias rimas en los hombros de varios afortunados fans pero Joshua se voló la barda cuando puso una batería encima del público y tocó mientras lo sostenían en el aire.

Después de varias canciones Tyler tomó una pelota roja gigante en la que entró para correr sobre el público como hámster en rueda. El conjunto de todas estas acciones demuestran como, a pesar de no decir muchas palabras entre canciones, estos dos chicos agradecen al público con acciones al tratar de acercarse no solo físicamente sino de conectar con ellos, de buscar que todo el concierto la energía no baje y entender la importancia de regalarle música por igual al que está en primera fila como al que está en la última.

Esto explica porque fue de los raros pero maravillosos conciertos en los que los asistentes corearon todas y cada una de las rolas que formaron el playlist o porque ver a estos chicos presentarse en vivo, al menos una vez en la vida, se ha convertido en una experiencia obligada para los que buscan propuestas interesantes en el escenario.

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Diseñadora gráfica, amante de los helados, el sarcasmo, adicta a las películas y los libros, torpe y noventera hasta los huesos. Se rumora que me veo como “La chica del tatuaje del dragón” pero tengo corazón de pollo ahogado en miel. Son puros rumores.