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 Con una reputación llena de adicciones, excesos, peleas, escándalos, reconciliaciones y más actitudes dignas del rock, The Libertines vinieron a la Arena Ciudad de México a ofrecer una noche ¿inolvidable?

The Libertines es una banda muy querida en México a pesar de su corta carrera musical.

El boleto citaba a las 21 horas, pero para entonces la banda abridora Los McAllister ya habían subido al escenario a mostrar su propuesta ante una Arena casi vacía.

Pasada esa hora la mayoría de los asistentes ya estaban en sus asientos y en sus respectivas zonas y fue verdaderamente lamentable ver grandes huecos en las gradas, además de una pista vacía e incluso zonas superiores completamente libres.

Con todo y esa impresión subieron al escenario The Libertines, banda que por segunda ocasión y en menos de un año visitaban México. Seguro el Corona Capital 2015 les dejó un buen sabor de boca y decidir regresar en tan corto tiempo, pero considero que hubo muchos factores que influyeron en la tan poca asistencia.

The Libertines no contaba con formar parte del denominado rocktubre. Una racha de grandes conciertos suceden en este mes y justo quedaron en medio. Tuvieron que sobrevivir a la visita de Roger Waters, Peter Hook y Radiohead y todavía falta The Who, el Festival Coordenada y Bloc Party.

No podríamos culpar totalmente la visita de estas bandas; también podemos atribuir el recinto y el elevado precio de los boletos. Pero al final, si te gustan The Libertines, nada de esto debe importar, lo cuál me lleva al siguiente punto.

Me considero un gran seguidor de The Libertines y el ver su actuación de anoche me provocó una gran decepción.

Conozco su historia, los problemas que han enfrentado y superado, lo que han consolidado y que a pesar de sus pocos álbumes y años como banda, ya se ganaron su lugar dentro de la historia del rock, pero eso no justifica el deplorable show que ejecutaron.

Algunos los defenderán y dirán que siempre han sido así y ver a un Pete Doherty totalmente perdido en drogas es la esencia de The Libertines. Puede ser que sí, pero también pagar un boleto para escuchar tus canciones favoritas de una banda que admiras, esperas por lo menos no estar más al pendiente de ver en qué momento se desploman o vomitan sobre el escenario.

No han madurado en el escenario. Siguen siendo los mismos niños rockstars con el lema Sexo, drogas y rock and roll tatuado en su piel. Está bien, si eso es lo que quieren es totalmente respetable, pero el ver la gran cantidad de asientos vacíos en la Arena fue el reflejo de la decadencia a la que se dirigen.

No confundamos las consecuencias del alcohol y las drogas con virtuosismo. The Libertines (o por lo menos Carl Barât y Pete Doherty) no son virtuosos, solo no pueden tocar bien en ese estado inconveniente.

Por otro lado, el baterista Gary Powell y el bajista John Hasall, mantuvieron a flote el show. Ejecutaban impecables la base rítmica para ocultar las enormes fallas de audio provocadas por las guitarras y micrófonos.

En resumidas cuentas, The Libertines jugó con nuestra nostalgia, la bebió y la escupió frente a nosotros. Fue un setlist seco, cumplidor, con la ausencia de algunos clásicos. Un show corto, de aproximadamente hora y media.

Sí, el rock es un estilo de vida, pero esa misma actitud se lleva por la pasión de tocar bien, proponer y inspirar a tu público, de lo contrario les apuesto que el recinto será más pequeño la próxima vez que vuelvan… si es que vuelven.

Setlist

The Delaney
Barbarians
Heart of the Matter
Fame and Fortune
Boys in the Band
What Katie Did
You’re My Waterloo
Anthem for Doomed Youth
Gunga Din
Can’t Stand Me Now
The Milkman’s Horse
Death on the Stairs
Time for Heroes
The Good Old Days

Encore

Music When the Lights Go Out
Horror Show
Up the Bracket
What a Waster
Don’t Look Back Into the Sun

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