Uno de los pioneros y más grandes exponentes del nu-metal, KoRn, regresó con un disco ni tan bueno ni tan malo.
Duele admitirlo, pero es cierto: el KoRn que conocimos en su disco homónimo, Life Is Peachy, Follow The Leader e Issues, entre otros, ha muerto. Sin embargo, desde KoRn III la banda ha experimentado un poco con su sonido y esta vez nos entregan un trabajo que tiene tanto cosas excelsas que nos llevan a los viejos tiempos, como cosas horribles que se asemejan a lo que escuchamos en The Path of Totality (que, en lo personal y tomando en cuenta el concepto del álbum, no es TAN malo).
El disco podría dividirse en tres partes: lo buenazo, lo ni tan bueno ni tan malo, y lo malo y pésimo. Por suerte, tenemos más de los primeros dos.
Para comenzar, está Prey for Me, que no sé si debió abrir el disco. A pesar de contar con un intenso arranque y que eleva la expectativa, no siento que sea la indicada para abrir (Love and Meth podría haber quedado mejor, o quizás What We Do). El verso suena bien, pero el coro es diferente: tiene elementos que salen del nu-metal, pero que, hasta eso, van bien con la canción. KoRn demuestra que todavía la puede armar.
El poder continúa con el segundo sencillo del disco, Love and Meth, que a pesar de tener uno que otro sonido de sintetizador por ahí, suena bastante bien y tiene el poder que caracteriza a la mayor parte de la música de KoRn, aunque llevado a un nivel un poco más light. Lo que es de destacar es la voz de Jonathan Davis, de los mejores vocalistas del metal actual.
What We Do es de lo mejor del disco, con los guitarrazos potentes de Welch y “Munky”. El bajo de “Fieldy” regresa a los slaps y al rasgueo de cuerdas con sus dedos, el excelente estilo que le conocemos. Ray Luzier hace un estupendo trabajo en la bataca (en todo el disco) y que, por cierto, me atrevería a decir que es de los mejores bateristas de hoy en día. La rola tiene su tinte fresa, pero no deja de ser buena. Hasta aquí, todo va bien.
Después llega Spike in my Veins, canción que cuenta con una colaboración de Noisia. Desde que la canción arranca, se escuchan los beats electrónicos de batería, además de un sintetizador que hace segunda a la voz de Davis. Y si, regresamos al Path of Totality y al estilo dupstep/electrónico. Sin embargo, no es una canción mala. A quienes disfrutaron del último disco de KoRn, seguramente también disfrutarán de esta canción.
Mass Hysteria es de las esas canciones que en verdad nos llevan a los viejos tiempos de Davis y compañía, con una guitarra al principio de la canción y que lleva el riff principal de la misma manejada como sólo Welch y Munky saben hacerlo . Los instrumentos, sumergidos en el KoRn antiguo y combinados con la voz, hacen un trabajo magnífico y que hacía mucho tiempo no le oíamos a la banda de nu-metal americana. Sin duda, lo mejor del álbum.
A partir de Paranoid and Aroused (nombre bastante extraño, por cierto) no hay casi nada que destacar. De Never Never dije que nunca iba a volver a hablar porque es una canción HORRIBLE; hasta pena me da decir que es de KoRn. Chequen el comentario aquí. Punishment Time es algo extraña, pero cuyo verso también tiene tintes de Follow The Leader e Issues. Sin embargo, todo se pierde con un riff pésimo y un coro que no vale la pena.
Lullaby for a Sadist es una ROLOTA, algo más tranquilo a lo que les conocemos, pero trabajado de excelente manera: combinación de lo “pacífico” con lo poderoso, de la locura con la tristeza. La letra es estupenda, cantada por un Jonathan Davis que de nuevo (y como casi siempre) imprime sus sentimientos en las canciones. La guitarra acústica también es excelsa, acompañada por una batería mucho más relajada y por notas de guitarra al aire en el fondo de la canción. La cuenta del 1 al 5 de Davis antes del coro nos prepara para una de las partes más pegajosas y sublimes del disco. Poco a poco, la canción crece hasta que, a la mitad, un beat de batería en los toms y una voz suspirada culminan la gran obra de KoRn. La canción vuelve a relajarse para terminar de manera potente.
Pero, una vez más, regresamos a lo electrónico. A pesar de ello, el intro de Victimized es uno de los más pegajosos de la producción y que podrían hacer mover la cabeza a cualquiera. A pesar de tener esos sonidos electrónicos, el bajo se escucha a la par de las guitarras y todos de buena manera, haciendo que esta canción sea “la mezcla perfecta” (entre comillas porque no se puede hablar de una combinación buena entre lo electrónico y el metal) de ambos géneros.
Para cerrar, todo parecería indicar que It’s All Wrong es pesada, es potente, es muy parecida a Somebody Someone; y por un momento lo es, pero el coro de nuevo le da en la torre a lo que podría ser una gran rola. Hasta el teclado que suena en el verso queda con el sentimiento y humor de la canción, pero algo le pasó a KoRn que los coros de este disco son medio maletas.
La edición especial del disco tiene dos rolas más: Wish I Wasn’t Born Today y Tell Me What You Want, rola que al principio me pareció parte de lo malo del disco. A muchos les podría dar esa impresión, pero ya que la escuché unas cuantas veces más, me enamoré de ella. Los teclados hacen una excelente dupla con la guitarra y la voz nos vuelve a sorprender. Al contrario de la rola que abrió el disco, ésta me pareció una gran forma de cerrar la 11° producción de KoRn.
Munky nos había prometido un disco con los tintes oscuros de Issues y los elementos pesados de Untouchables. El veredicto final es que lo consiguieron en algunas rolas, mas no en otras, donde consiguieron todo lo contrario. Pero es de esperarse, ya que KoRn ya no es lo mismo que era hace unos años: han evolucionado, y a pesar del regreso del guitarrista fundador, Brian “Head” Welch, a la banda, la música consiguió recobrar su furia original a medias; y no los culpo, es muy complicado retomar los sentimientos que a fueron descargados en los primeros discos. Es como pedirle a Corey Taylor – de Slipknot– que cante con la furia que nos demostró en Iowa.
A pesar de todo, si eres fanático de KoRn, valdrá la pena que adquieras este disco.
Lo bueno: escuchamos tintes del KoRn antiguo gracias al regreso de Head, aunado a los sonidos electrónicos del último disco.
Lo malo, lo horrible, lo pésimo, lo que no termina de entrar en mi mente: Never Never.
Lo bizarro: Tell Me What You Want…échenle un oído y verán por qué lo digo.
¿Les parece que KoRn ya murió, o aún tiene esperanzas de resucitar con esta nueva producción?