¿Qué está pasando aquí? Llega un nuevo álbum de Arctic Monkeys a nuestros oídos el 11 de mayo.
Un día después de festejar a la madre para, ya saben, no opacar el festejo a nuestras progenitoras. (Es sarcasmo, no se enojen).
En esta nueva faceta los de Sheffield, definitivamente los amarás más, o de plano los terminarás odiando.
Ya saben, lo típico en el cima del éxito. Tranquility Base Hotel And Casino es el nombre del nuevo trabajo discográfico de Alex Turner y compañía y por obvias razones no les podemos compartir ninguna canción del álbum por el momento, lo que si podemos asegurar, como en comentarios anteriores, es que el odio, así como el amor hacia la banda será devastador por cómo suenan ahora, con claras referencias de música de los 50’s, 60s y 70’s, y cuyo principal instrumento es el piano en cada una de las canciones, muy parecido a lo que Alex Turner hace junto a Miles Kane en el último trabajo con The Last Shadow Puppets.
La evolución de Arctic Monkeys en cada disco es sorprendente. Ningún álbum es igual al anterior. Todos con distintas influencias, pero eso si, con la impecable composición lírica que nunca falla de Alex Turner. Aquella que realmente te hace sentir canción por canción, no importando el ritmo.
Star Treatment es el intro que nos adentra a fondo con una frase llamativa: “Yo solo quería ser uno de los Strokes”, en clara referencia de Turner mostrando que la banda neoyorquina fue una de sus máximas aspiraciones, como a muchos por ahí del 2001 al 2007.
¿Quién diría que Arctic Monkeys superaría a The Strokes? Algo que parecía difícil de hacer. Star Treatment da la partida de lo que Tranquility Base Hotel And Casino será, para luego conectarse con One Point Perspective y su comienzo sumamente tranquilo a base de piano y una voz de Turner muy marcada en cada palabra que menciona.
Más instrumentos se van añadiendo como teclados, un bajo de Nick O’Malley bastante marcado y algunos riffs de guitarra de Jamie Cook. Una gran pieza con estilo blues que se ensambla sin pausa a American Sports en la que podemos apreciar a Alex casi casi recitando una prosa, pero ahora en un piano y la batería de Matt Helders sonando muy jazz, dando al track un respiro profundo sumamente elaborado y maduro.
En el tema que da nombre al álbum, Tranquility Base Hotel And Casino, los Arctic emplean un poco más el ritmo electrónico en sintetizadores graves que equilibran la frialdad de la canción con sonidos de órgano para seguir con la línea del sonido. Golden Trunks es el track más corto del álbum, pero no es demérito en ningún momento ya que en lírica y con esos riffs en la guitarra, a pesar de ser una balada, es una canción para prestarle mucha atención.
La siguiente es Four Out Five, una grandiosa y bella canción de las que tocan en sus shows en vivo por su tour en Europa, y de la que al parecer será el primer sencillo del disco. Luego de The World”s First Ever Monster Truck Front Flip (así se llama, lo prometo) con su estilo sesentero, Science Fiction aparece con un ritmo de esa misma época, un tanto más psicodélica y siendo otra las mejores a seguir de cerca.
Las últimas tres: She Looks Like Fun, Batphone y The Ultracheese, siguen por ese marco sin tener tantos cambios notorios y mostrando algo de pesadez ya para el final, al grado de sentir un poco de hartazgo. Sin embargo, no dejan de ser trabajos interesantes.
Decir que Tranquility Base Hotel And Casino es el mejor trabajo de Arctic Monkeys, sería estarles mintiendo. Sobre todo después de todo lo que nos han dado estos músicos hijos del internet (literal).
Pero si de algo hay que estar conscientes es que ya no son unos jóvenes a los que les guste vagar por los riffs alocados del punk y del garage como muchos los conocimos en My Space, eso lo sabemos desde el Humbug, lo que no veíamos venir, era la súper madurez musical que adquirieron en cinco años luego del AM en 2013 y la inquietud de saber cómo será lo siguiente. Ya no somos tan jóvenes, eso es cierto. Es la señal, amigos. Tal vez ahora sí ya sea hora de madurar junto a los Arctic Monkeys.
O no, tal vez no.
