El lineup del Grrrl Noise solo pintaba un color: el de la igualdad. Definiendo que el talento no es cuestión de género.
Durante años la mujer ha luchado por la equidad de género; que no sean violados sus derechos, que no se les juzgue como un ser inferior, mucho menos, que se pisoteé su dignidad.
Hace un par de años un grupo de madres, empresarias, profesionistas, estudiantes y deportistas, juntaron sus ideas con un importante patrocinador, creían firmemente que con talento, objetivos claros e intelecto, podrían contribuir a la causa. Este 2018 el Women´s Weekend Citibanamex celebra su quinta edición.
Siento parte del festejo el Auditorio BlackBerry fue elegido como podio para que los pensamientos de miles de mujeres fueran representados por Wairpaint, Cat Power, Girl Ultra, Best Coast y Sotomayor, en la más pura, fina y delicada expresión de arte: Grrrl Power.
A las afueras del venue se respiraba un hipnotizaste olor a lipstick, proveniente de las miles de almas femeninas que saturaban la puerta; los hombres, eran superados por número.
Girl Ultra
Dando las 5:59 pm Nan de Miguel (vocalista) tomó el micrófono, es como si hubiera estado por horas detrás del telón esperando su turno para conquistar el auditorio. Poco a poco, los asistentes se integraban a la plancha, algunos, al ver que el ambiente segregaba un elegante aire de R&B, corrían para acaparar los primeros lugares.
Morena Mía de Miguel Bosé, fue interpretada por la regiomontana, incentivando la sensualidad en las caderas de las homenajeadas. Girl Ultra controló y rompió con el estigma de ser el primer grupo en un festival, conectando su lista de canciones con el concepto del siguiente número, dejando el sabor insaciable que sólo un buen show deja.
Sotomayor
Con el recinto en silencio los hermanos Sotomayor arrebataron el espíritu de cada persona que los esperaba, “dejando salir la luz que llevaban dentro”. Con el calor que generaba el checklist, solo faltaba una chispa de energía para todo el lugar fuera transportado de la CDMX a una playa exótica.
En cualquier momento ocurriría, pero antes, tenían que realizar el ritual chamanico que los bienaventurados músicos portadores de paz y transportadores de energía, consagran.
Paulina Camacho, una talentosa vocalista de República Dominicana, fue llamada para que tomara el mando de la banda por unos instantes. Esta fue la chispa responsable del viaje, se pensaría que solo fuera momentáneo, afortunadamente la agrupación solo repartió boletos de ida, ya que, no hubo fuerza que desequilibrara el ritmo del espectáculo.
Best Coast
Bethany Cosentino y Bobb Bruno entraron a escena sin avisar, por lo tanto, los 35 minutos que tomó la producción para moldear la escenografía de los californianos, no fueran los suficientes para que los asistentes situados en la parte frontal, descansaran. El rostro de algunos otros, mostraba asombro al escuchar la pulcritud con la que la banda entonaba las canciones, con las cuales Best Coast se fundó.
El dúo construyó la alineación pertinente para la ocasión, edificando un sonido propio de la tierra del garage rock; cumpliendo todas las expectativas, incluso las más exclusivas.
Las manecillas del reloj avanzaban consumiendo valioso tiempo, seguramente nadie quería perderse el instante en el que Feeling Ok fuera interpretado, venturosamente, llegó mucho antes que las luces se apagaran nuevamente.
Warpaint
La gentiliza, distinción, belleza, estilo, finura pero sobre todo la genialidad de este cuarteto inundó cada rincón del BlackBerry
Sonidos tibios y secos entraban en la figura del espectro al que los críticos llaman agudeza orgánica. Asemejando a una refinería industrial, el ingenio de Emily Kokal (voz/guitarra), Theresa Wayman (guitarra/voz), Jenny Lee Lindberg (bajo) y Stella Mozgawa (batería), pasaba dinámicamente de sus mentes a sus instrumentos.
Funcionado como una máquina de cuatro cabezas pero un solo cerebro, confirmaban el porqué de su regreso a México. Al momento de invocar a Billie Holiday, un vaivén de emociones recaía en los cuerpos ya exiliados a otra dimensión.
Warpaint se despidió dejando una gran sonrisa en la boca de sus fans, sin embargo, la intranquilidad al no saber cuándo se volverían ver, también se quedaba.
Cat Power
Solo una mente ágil y con experiencia como la de Charlyn Marshall transformaría el peso de ser el headliner en una fortaleza. Un atractivo piano con tintes coloniales junto a una guitarra hecha a la medida, fueron envestidos en el centro del escenario, permitiendo que Cat se moviera con ligereza y libertad en cualquier parte.
La cantante norteamericana, encontraba las heridas más profundas y las utilizaba como acceso a melancolía, la cual, tomaba, dispersaba, y en su lugar ponía un recuerdo sanado.
Paso a paso arrinconaba a los corazones, que se negaban a la sanación, a un lugar que nadie negaría: la paz interior.
Cerrando con maestría y perfección Cat Power fue despedida a regañadientes en medio de una gran ovación.
Sin lugar a duda estos eventos nos hacen recobrar la esperanza de una humanidad equilibrada, llevándose una palomita en asertividad y objetivad, posicionándose, hasta el momento, como uno de los favoritos para recibir el premio al festival del año. Enhorabuena.
“La ceguera nos separa de las cosas que nos rodea, pero la sordera nos separa de las personas”.
-Helen Keller