Rhye en CDMX, el segundo evento en una semana organizado en el Frontón México se llenó de atmósferas etéreas, llenas de nostalgia y música para estar tranquilos en medio de la ciudad del caos.
Al igual que en Cigarettes After Sex hace menos de una semana, la gente era incontable y las filas para el acceso o las cervezas no ayudaban a la movilidad antes de entrar al show de Rhye en CDMX. A pesar de lo anterior, la gente se preparaba para ver a una de las bandas de R&B de moda que recién confirmó su participación en el Primavera Sound.
Previo al inicio, nos recibió una interesante activación de Tinder donde la gente colocaba palabras para formar frases ligadoras en una instalación (había cosas como “Vaquero Maravilloso”), además de una pared con Polaroids de personas que querían hacer “match”. Poco a poco nos estábamos poniendo en ambiente antes de ver a Rhye en CDMX.
Por otro lado, Lo Fang y Matilde Band tuvieron la oportunidad de abrir el concierto. El primero tocó un R&B buena onda y hasta ahí…mientras que los segundos ni siquiera se escuchaban. No sé si era mi imaginación o la chica de Matilde Band no sabía hablar español porque no escuche una frase bien compuesta por ella en toda su presentación.
Al fin terminaron las bandas teloneras sin pena ni gloria y todos esperaban con impaciencia a Rhye. Había gente que llevaba desde las 7:00 PM formada esperando a la banda que empezó 10:20 PM; no tengo tema con las bandas teloneras pero sí hubo una brecha grande de tiempo para ver a los estelares de la noche.
Al fin empezó la banda y, contrario a algunos comentarios que he visto por ahí, disfruté mucho del sonido de Rhye en CDMX. No sé si influye que haya estado en los asientos numerados pero a lo lejos se apreciaba un espectáculo de luces muy bien armado, haciendo match con el buen acomodo sonoro de los instrumentos, ¿pudo ser mejor? Probablemente, pero no estuvo nada mal.
Dejando de lado las opiniones, Rhye entregó todo en el escenario. Violín, piano, sintetizador y una voz se unían fantásticamente canción a canción: Open, 3 Days y Verse generaron una atmósfera etérea que incluso ponía a bailar a algunos asistentes al concierto; además estrenaron canciones de su recién salido Blood (2018).
Disfruté bastante de la diversidad de instrumentos que incluían en las canciones y de cómo la gente reaccionaba de una manera suave, dejándose llevar por el momento gracias a la música; parecía que esas horas de espera antes del concierto, sumadas al ya clásico tráfico de estas semanas, valían la pena cada momento.
De vez en cuando, en una ciudad tan caótica como la nuestra, hacen falta conciertos donde puedas detenerte un momento y apreciar la música, estar con tus amigos en un mood tranquilo y aprovechar para cargar energía para este mes que apenas comienza.