Desde el principio de los tiempos, la música ha tomado un papel fundamental en la historia de la humanidad, al ser la forma más pura de expresión.
“¿Sabes qué es la música? Es un pequeño recordatorio de Dios para mostrarnos que hay algo más que nosotros en este universo. Hay una conexión armónica entre todos los seres vivos, incluso las estrellas”.
– August Rush (2007)
Platón decía que la formación musical era la base para elevar el alma a un nivel superior; para Beethoven la música era una revelación más alta que la ciencia o la filosofía, mientras que para Nietzsche la vida sin música sería un error.
En muchas culturas, la música ha significado una conexión con el universo, teoría que Pitágoras, refuerza en la “Armonía de las Esferas”, la cual defiende que cada planeta produce una nota en el espacio, gobernada por proporciones numéricas de la armonía, estrechamente ligadas con el cosmos y el alma. El filósofo alemán, Schopenhauer, retoma esta teoría y define la música como el lenguaje universal que supera a todos los idiomas de la tierra.
Durante siglos, la música ha sido objeto de estudio para grandes pensadores y científicos, quienes han demostrado que esta expresión artística produce efectos en quien la oye, por ejemplo:
- Disminuye el estrés y la ansiedad
- Restaura funciones cognitivas
- Mejora la retención de información
- Aumenta la concentración
- Ayuda al desarrollo del lenguaje
La música también tiene el poder de estimular las emociones: estudios han demostrado que no sólo produce buen estado de ánimo, también es una buena compañía en momentos de enojo y tristeza al tener una gran relación con la asociación y recuerdos, logrando despejar la mente y regular el estado de ánimo.
En el ámbito escolar y laboral, también tiene un impacto al elevar el rendimiento mental a la hora de realizar una actividad. En un contexto académico, algunos estudiantes ponen en práctica el llamado “Efecto Mozart”, el cual propone un aumento de concentración en el estudio mientras se escucha la música del compositor austriaco. Algunos afirman que escuchar música clásica desde bebés ayuda al desarrollo intelectual y social.
En el contexto laboral, escuchar la canción correcta en el momento adecuado, te ayudará a mejorar tu productividad, por ejemplo:
Si estás realizando actividades simples o mecánicas, como: responder emails, archivar, realizar un inventario, etc., lo recomendable es escuchar canciones que te hagan sentir feliz y motivado.
En tareas que requieren más tu atención, como: realizar un reporte, escribir un texto importante, diseñar, programar, etc., la sugerencia es escuchar canciones de 50 a 80 beats por segundo y con letras sencillas; pero si estás aprendiendo algo nuevo, nuestra recomendación, es no escuchar música nueva o que te haga estar en movimiento, ya que disminuirás tu atención y atrasará tu etapa de aprendizaje de actividades nuevas, al sustituir una actividad mecánica con una nueva.
A lo largo de este post, hemos podido revisar los efectos que la música tiene en nuestra historia, que van desde hacer un extenso análisis y filosofía sobre su origen y significado, pasando por estudios cognitivos que han identificado los estímulos que tiene en nuestro cerebro, hasta conocer qué tipo de canciones se recomiendan para lograr un aprendizaje significativo o para mejorar el desempeño.
Esto es un claro mensaje que la música está en todos lados, sólo basta con prestar atención y activar los sentidos para dejarse llevar e inspirar por este preciado arte.
Y para ti, ¿qué significado tiene la música en tu vida?
