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El comediante, actor, guionista y ahora director Jordan Peele, ha dado un salto al escribir y dirigir su primer película, pero aumentó el grado de dificultad al salir de su zona de confort (la comedia) para incursionar en los terrenos del horror y el thriller con GET OUT.

Sorprendentemente, ese salto arriesgado le vale una medalla y la admiración de muchos, porque no es fácil hacerlo, además hacerlo bien y que un monstruo de distribuidora como Universal Pictures le entre a ponerla en muchas salas de cine del mundo, cual blockbuster.

Primero que nada, el que GET OUT (¡Huye!, como la tradujeron en español) esté catalogada como película de horror, se debe mucho al marketing para tener cómo venderla, pero encerrarla sólo en ese género es sólo ver un cuadro del Cubo Rubik que Jordan Peele ha creado.

GET OUT tiene una crítica muy dura al racismo en los Estados Unidos, pero no se limita sólo al discurso anti-white people, también cuestiona a su propia gente. Las metáforas y sátiras de Peel son muy gráficas y escabrosamente literales, de manera que no hay forma de esquivar la mirada pretendiendo no captarlas, pues golpean al espectador de manera directa y se quedan como una idea que se va desarrollando después de haber visto la película.

El racismo que propone Peel en GET OUT es tratado con una sofisticación tal que horroriza, causando más terror que cualquier monstruo o ente maligno; ese es el enorme poder del filme, que además de envolvernos en una fábula, nos familiariza con situaciones que percibimos como “normales”, cuando en realidad esconden el horror de una sociedad en la que vivimos, donde el racismo nunca se ha ido realmente, sólo se ha transformado, tal como en la película de Peele.

Pero Peele no se queda sólo con una cara de la moneda y su crítica abarca la pintura completa; Peel pone a sus personajes de raza negra al servicio de la raza blanca debido a una hipnosis provocada por la matriarca de la casa Missy (la siempre genial Catherine Keener), sin embargo, esta hipnosis no es total y los sofisticados esclavos de raza negra, tienen momentos de lucidez, los cuales usan para advertir al personaje principal Chris (el impresionante Daniel Kaluuya) del peligro que corre en esa casa. Aquí es donde uno se pone a pensar: ¿por qué casi nadie se atreve a huir en esos despertares? ¿será que esta es una metáfora del letargo social de la raza negra, dentro de la hipocresía de los gobernantes del país de las barras y las estrellas? Al menos GET OUT pone el dedo en el renglón.

INICIO DE PEQUEÑO SPOILER

Para cerrar con broche de oro, el final de GET OUT es el remate perfecto al juego social macabro que propone Jordan Peele, pues al llegar a la conclusión de la película, hemos estado todo el tiempo del lado del protagonista, sufriendo los obstáculos que ha tenido que sortea.

Pero al llegar a esa última escena, donde una patrulla se acerca, suponemos que todo terminará mal al ver una mujer blanca herida en el suelo, una escopeta y a un hombre negro cerca; sin siquiera ver la puerta de la patrulla abrir, ya nuestra mente nos juega una trampa asimilando los miles de casos donde la raza pesa mucho, sea o no justo.

Es ahí, conforme avanza esa última escena, donde Jordan Peele hace la jugada maestra de demostrarnos lo contaminadas que están nuestras mentes y lo necesarias que son este tipo de películas.

FIN DE SPOILERS

Con cualidades técnicas cinematográficas, actorales y un ingenioso guión, GET OUT es la gran sorpresa del año y sin duda, una de las mejores películas sobre el racismo en mucho, mucho tiempo.

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