Recién salió Walls, el séptimo álbum de nuestros favoritos de Nashville. Kings Of Leon.
La banda pretende, entre otras cosas, reforzar su paso tremebundo por el mundo de la música sin dejar atrás su raíz, esa especie de doble vida que los ha caracterizado por mucho tiempo y que se discute entre ser un grupo llenaestadios con coros pegajosos y ese rock con tintes de country que no pretende salir del garaje, sino abrir una botella de whisky y pasarla bien junto a los demás. El punto aquí es, ¿Lo lograron?
Muchas veces nos encontramos con situaciones que sólo se pueden afrontar con una decisión, una que cambiará por completo nuestro sentido y rumbo pues, al final, no se puede tener todo en la vida. Nos encontraremos entonces con dos posibilidades y hay que ser muy sabios sobre el rumbo que se tomará. Algo muy parecido le ha pasado a Kings Of Leon, de repente se vieron envueltos en una oleada impresionante de gente que los pedía y escuchaba y, sin notarlo, se convirtieron en referentes de una generación carente de ídolos.
Walls es un reflejo de lo dicho arriba, una serie de canciones que intentan regresar unos años, cuando todo parecía más sencillo, pero que no pueden ya desatender los clichés ni los coros que se convertirán más adelante en números de una cuenta bancaria. Es cierto que quitaron el modo de Piloto Automático que se siente en Mechanical Bull (álbum anterior), y decidieron que era hora ya de ponerse a trabajar en algo nuevo que significara algo.
Waste a Moment nos abre la puerta de manera amigable y muy grata, una canción que suena a éxito y que hace creer en lo siguiente. Se puede notar la fórmula que utilizaron antes y que les ha resultado bastante bien, es un track que cabe perfecto en un festival de talla mundial y, mejor, en las gargantas de sus adeptos. Le sigue Reverend, una un poco más tranquila pero que no pierde el estilo, repito, se nota el esfuerzo que se hizo para aferrarse a lo que siempre ha querido transmitir KOL.
Así llegamos a Find Me, y con ella, una versión más actual sin atreverse a dar algo más. Parece que Walls se puede relacionar muy bien con el dicho “Si no está roto, no lo arregles”, aunque en cuestión musical, eso puede tacharse de un conformismo abismal, pues el sentido es ayudarse de los años para evolucionar y crecer de una manera gratificante.
Conversation Piece y Wild nos adentran en una atmósfera repleta de nostalgia contenida por bastante tiempo, líricamente recuerdan otras épocas, sentimientos que alguna vez se vivieron intensamente y que, con ayuda del tiempo, se fueron desvaneciendo no sin dejar una cicatriz eterna en el pecho.
Lo ultimo es Walls, una especie de balada que sí se puede camuflajear con los inicios de la banda, es un intento bastante rescatable de lo que fueron y del viaje que han tomado hasta ahora, una canción que hace sentir desde la melodía y no suelta hasta la última entonación. De todas, es la que más se disfrutará si los conoces desde sus albores.
Walls tiene el afán de rescatar algo de la esencia principal de Kings Of Leon, si bien no es un disco que ofrece mucha novedad y suena a más de lo mismo, hay que meterle muy bien el oído para que logre mover las fibras. En él encontrarás algunas piezas que te acompañarán bien, sin embargo, se extraña a ese grupo que no temía a la opinión y que su único objetivo era el de transmitir algunas historias de vida mediante el sonido de cuerdas y voces. KOL se siente manoseado, producido y garantizado para gustar.
