Lucybell dice adiós con una noche inolvidable en el Teatro Metropólitan
El pasado 26 de julio, la Ciudad de México fue testigo de una noche histórica: el último concierto de Lucybell en tierras mexicanas, como parte de su gira de despedida de los escenarios. La icónica banda chilena, con más de tres décadas de trayectoria, eligió el Teatro Metropólitan para ofrecer un emotivo y poderoso show que se extendió por casi tres horas, en las que recorrieron su legado musical con un setlist de 39 canciones y un recinto completamente abarrotado.
Fundada en 1991, Lucybell se consolidó como una de las bandas más influyentes del rock alternativo en Latinoamérica. A lo largo de su carrera, lograron mantenerse vigentes sin renunciar a su identidad sonora, navegando entre guitarras densas, líricas introspectivas, atmósferas electrónicas y una melancolía envolvente que conquistó a miles de fans en toda la región.
Desde el primer momento, el concierto arrancó con una energía desbordante. Abrieron la noche con una potente trilogía conformada por “Viajar”, “Sembrando en el mar” y “Eternidad”, encendiendo al público desde los primeros acordes y marcando el tono de una velada cargada de emoción, entrega y nostalgia. Cada canción era coreada con fuerza por una audiencia que sabía que estaba viviendo una noche irrepetible.
La decisión de decir adiós no fue tomada a la ligera. En palabras del bajista Eduardo Caces, “es momento de cerrar un ciclo y empezar otro”, una frase que resume el espíritu con el que la banda emprendió esta última gira. Lejos de una ruptura abrupta o un distanciamiento, fue una despedida consciente, honesta y profundamente agradecida con el público que los acompañó durante más de tres décadas. Este tour final, que ha pasado por varias ciudades de Latinoamérica, ha sido un tributo tanto a su música como a quienes los siguieron fielmente desde los noventa.
A mitad del concierto, Lucybell sorprendió con un íntimo set acústico que ofreció un respiro emocional en medio de la intensidad eléctrica. Temas como “Tú”, “Ráptame del fin”, “Pez sin auxilio” (una canción inédita que debutaron en esta gira), “Amanece”, “Milagro” y “Vete” resonaron con una cercanía especial, permitiendo redescubrir sus letras en un formato más desnudo, cálido y conmovedor. Fue un momento de conexión pura entre la banda y su público, que escuchó en silencio reverente y ovacionó cada acorde.
Durante la noche, el baterista Cote Foncea recordó con emoción los años que la banda vivió en la Ciudad de México y el cariño especial que surgió con su público mexicano. “Esta ciudad nos acogió, nos marcó profundamente. Nos vamos, pero una parte de nosotros siempre se queda aquí”, expresó entre aplausos, gritos y corazones agitados. La capital fue clave en distintos momentos de su trayectoria, y este último show fue, en muchos sentidos, un regreso al lugar que los abrazó como uno más.
El cierre fue simplemente espectacular. Lucybell desató la euforia con tres de sus canciones más icónicas: “Cuando respiro en tu boca”, “Mataz” —durante la cual Claudio Valenzuela, vocalista de la banda, bajó del escenario para cantar entre el público, generando uno de los momentos más memorables de la noche—, y finalmente “Mil Caminos”, que selló con fuerza, emoción y una atmósfera casi catártica el adiós definitivo.
El concierto no fue solo una presentación más: fue una celebración, un acto de amor mutuo entre banda y audiencia, y una despedida a la altura de un grupo que marcó a generaciones enteras. Al finalizar, entre ovaciones, abrazos, lágrimas y gritos de agradecimiento, quedó claro que aunque Lucybell se retire de los escenarios, su música seguirá viva, latiendo con fuerza en la memoria y el corazón de sus seguidores mexicanos.