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MINIÑO, la banda originaria de Castilla y León, continúa consolidando su propuesta sonora con el lanzamiento de Ahora que todo está bien, el segundo adelanto de su esperado álbum debut.

MINIÑO - AHORA QUE TODO ESTÁ BIEN

Esta nueva entrega es una reflexión honesta sobre la estabilidad emocional que, a veces, llega incluso en medio del dolor. Lejos del dramatismo y más cerca de la conversación íntima, el tema se presenta como un viaje hacia la madurez desde la vulnerabilidad cotidiana.

Con una estructura musical dinámica, cambios de intensidad y un estribillo final cargado de fuerza emocional, Ahora que todo está bien se inscribe como una de las piezas más representativas del universo sonoro de MINIÑO, siguiendo la estela de temas anteriores como Azul Clarito, pero con una perspectiva más introspectiva y emocionalmente depurada.

En un mundo donde las canciones de desamor suelen decantarse por el dramatismo o la nostalgia, Ahora que todo está bien ofrece una mirada distinta: la de quien, después de la tormenta, se sienta a tomar un café con los fantasmas del pasado. No hay reproche ni lágrimas, solo una conversación incómodamente sincera sobre lo que se fue, lo que queda y lo que nunca regresará. Esa es la premisa central que mueve este segundo adelanto del álbum debut de MINIÑO, una banda que ha encontrado en la mezcla de post-rock, noise y post-punk una vía para narrar lo complejo del mundo emocional joven.

“¿Ese ‘todo está bien’ es aceptación real o ironía emocional?”, le preguntamos a Miguel, vocalista de la banda, en una charla reciente. Su respuesta no podría ser más elocuente: “Creo que es ambas cosas”. Para MINIÑO, lo emocional no es lineal, no tiene respuestas absolutas. La canción, entonces, funciona como un espejo que refleja los momentos en los que uno se siente “mejor”, pero no del todo.

Desde lo musical, Ahora que todo está bien rompe con las estructuras previsibles. Comienza suave, casi en tono de susurro, y progresa hacia una explosión final que desgarra. Es un crescendo emocional que no solo acompaña la narrativa lírica, sino que la intensifica. “Queríamos que la música reflejara esos altibajos emocionales —cuenta Miguel— cómo empieza suave pero luego explota, igual que esos sentimientos que creías superados y de repente resurgen con fuerza”.

Esa fidelidad al sentir se convierte en uno de los sellos de la banda. MINIÑO no canta para explicar el amor, la pérdida o la ansiedad: canta para convivir con ellos. Y eso se nota también en su proceso creativo. Según cuenta el vocalista, fue Diego, otro de los integrantes, quien llegó al ensayo con la frase que lo inició todo: “ahora que estoy bien y ya no me pesan los problemas”. La frase resonó en todos, no solo por su potencia, sino por su universalidad. ¿Quién no ha sentido que ha superado algo, solo para darse cuenta de que la herida sigue ahí, un poco más callada?

A nivel conceptual, este lanzamiento no solo representa un avance musical, sino una evolución en el discurso de la banda. Aunque ya habían presentado sencillos antes, como Sentirme vivo, MINIÑO decidió que esos temas no formarían parte del álbum debut. “Queríamos que este primer disco fuera 100% nuestro —explica Miguel— nuestro sonido, nuestras voces, nuestro mensaje”. Es una decisión que habla del cuidado y la claridad con la que la banda ha construido su identidad artística.

Ese trabajo de identidad también se manifiesta en la honestidad con la que se enfrentan al presente y al futuro. “Dejamos atrás ciertos sonidos y mensajes que ya no nos representaban”, dice el vocalista. En esa frase se condensa no solo una transformación sonora, sino también personal. La banda ha crecido, ha madurado, y lo ha hecho sin renunciar a su sensibilidad.

Para quienes aún no los conocen, MINIÑO se describe como una mezcla entre la fuerza emocional de los Smashing Pumpkins, la atmósfera melancólica de Placebo y la intensidad del post-rock europeo. Su propuesta no busca complacer, sino conectar. Y en esa búsqueda, han logrado algo cada vez más difícil: sonar auténticos. No hay artificios ni poses. Solo canciones que nacen del deseo profundo de decir algo verdadero.

Ahora que todo está bien será el cuarto corte del álbum y llega en un momento clave para la banda. Aunque aún no han presentado el disco en vivo de forma oficial, algunos amigos cercanos han tenido acceso a escuchar el material. Ni siquiera su discográfica ha escuchado el álbum completo. “Nos guardamos algunas sorpresas”, dice entre risas Miguel, revelando que el lanzamiento oficial está programado para septiembre, con otro sencillo más antes de la fecha.

En tiempos de inmediatez, donde muchas bandas lanzan música por estrategia y no por necesidad creativa, MINIÑO elige el camino largo. No apresuran procesos, no buscan validación rápida. En palabras del propio Miguel, “es como cuando escribes un mensaje difícil: a veces hay que darle send y punto”. Esa filosofía también rige su criterio artístico: si tres miembros están convencidos y uno duda, se toma el tiempo necesario para llegar a un consenso.

La charla termina con un deseo que emociona: “¡Queremos ir a México!”. Para MINIÑO, la conexión con el público latinoamericano es un anhelo genuino. Saben que sus canciones tienen ecos universales y confían en que encontrarán resonancia en quienes también han dicho alguna vez “ahora que todo está bien” con voz temblorosa.

Y esa es, quizá, la mayor virtud de esta banda castellano-leonesa: su capacidad de convertir lo íntimo en colectivo. De construir con guitarras y palabras un lugar seguro para todos los que alguna vez amaron, perdieron o simplemente crecieron.

El lanzamiento de Ahora que todo está bien no es solo una canción más en el catálogo de MINIÑO, sino una afirmación artística y emocional. Con un sonido más maduro, una lírica afilada y una interpretación honesta, la banda demuestra que está lista para dar el gran salto. Su álbum debut, previsto para septiembre, se perfila como una de las apuestas más sólidas del año dentro de la escena alternativa ibérica. Y si el resto del disco mantiene la calidad y sensibilidad de este sencillo, no sería descabellado decir que el futuro de MINIÑO se anuncia brillante… ahora que todo está bien.

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