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En el corazón de Guadalajara, un joven llamado Pablo Castañeda Amutio, crecía con el ritmo en las venas. Su padre, un melómano apasionado, sembró en él la semilla de la música, enseñándole los secretos de la guitarra y la batería. Años más tarde, ese niño se convertiría en Sabino, el creador del “Sab-Hop”, un género que desafía las etiquetas y conquista multitudes.

Sabino, un diseñador de profesión, encontró en la música su verdadera vocación. Dejó atrás las agencias de publicidad para perseguir su sueño, un camino que no fue fácil. Sus primeras canciones, cargadas de letras ingeniosas y ritmos contagiosos, comenzaron a resonar en la escena independiente.

Su estilo único, una mezcla de rap, hip-hop, pop y balada, lo diferenció de otros artistas. Sabino no se sentía cómodo con la etiqueta de rapero, pero la crítica lo ubicó en ese género. Sin embargo, eso no lo detuvo. El “Sab-Hop” se convirtió en su sello distintivo, una propuesta fresca y original que conectó con un público ávido de nuevas propuestas.

Septiembre de 2023 marcó un antes y un después en la carrera de Sabino. Logró llenar el Palacio de los Deportes dos noches consecutivas, un logro sin precedentes para un artista mexicano de su género. La emoción se desbordó en el recinto, con miles de voces coreando sus canciones.

El Camino al Estadio GNP. Tras el éxito en el Palacio de los Deportes, Sabino se fijó un nuevo objetivo: el Estadio GNP. El 28 de febrero de 2024, el sueño se hizo realidad. Sabino hizo vibrar el Estadio GNP, consolidando su posición como uno de los artistas más importantes de la escena musical mexicana.

La noche del viernes 28 de febrero de 2024, el Estadio GNP Seguros fue testigo de un hito en la carrera de Sabino, el artífice del “sab-hop”. Una marea de “rebeldes del pop” se congregó para presenciar un espectáculo que trascendió las expectativas, un concierto que se grabaría en la memoria colectiva.

Desde las primeras horas de la tarde, la ciudad se rindió ante la magnitud del evento. El tráfico, insoportable como siempre en viernes de quincena, y un metro saturado pusieron a prueba la paciencia de los asistentes. Sin embargo, la amenaza de lluvia se disipó, como si el destino quisiera despejar el camino para una noche mágica.

El reloj marcó las 9:00 p.m. y el escenario se iluminó. “Gran”, el tema que marcó los inicios del proyecto, resonó con fuerza, un recordatorio de que los sueños, por más ambiciosos que sean, pueden hacerse realidad. El escenario, diseñado con una pasarela que se extendía hasta la sección general B, se convirtió en el epicentro de un torbellino de emociones.

A lo largo de la noche, Sabino, el maestro de ceremonias, tejió un setlist de 61 canciones, un mosaico de sus éxitos y colaboraciones. Ferraz, Daaz, Vanessa Zamora, Fer Casillas,  Bandalos Chinos, LNG SHT, Dr. Shenka y Ximena Sariñana se unieron a la fiesta, cada uno aportando su esencia y talento.

El concierto fue mucho más que una sucesión de canciones. Sabino interactuó con la cámara, creando una experiencia inmersiva, como si el público estuviera viviendo el show desde su perspectiva. El espectáculo de fuego añadió un toque de espectacularidad, elevando la atmósfera a un nivel indescriptible.

El clímax llegó con “Me puse pedo”, el himno que corearon al unísono miles de voces. Fue el cierre perfecto para una noche que quedará grabada en la historia del sab-hop.

Sabino logró reunir a 60,000 “rebeldes del pop” en su primera vez en el Estadio GNP, consolidando su posición como uno de los artistas más importantes de la escena musical actual. El “sab-hop” ha trascendido fronteras, y esta noche épica fue una prueba irrefutable de su poder de convocatoria.

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