La Gusana Ciega ofreció un concierto memorable el pasado viernes 4 de octubre en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México.
Este pasado viernes, La Gusana Ciega ofreció un memorable concierto en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México. El evento, titulado “Jaibol II”, fue una experiencia única que dejó a los asistentes sumergidos en un viaje de nostalgia y rock. A pesar de que esta banda mexicana no siempre ha sido la más relevante en la escena del rock en español, su perseverancia y conexión con su base de fans leales demostraron que no necesitan ser “mainstream” para ofrecer un show inolvidable.
Lo que La Gusana Ciega logró la noche del 4 de octubre fue mucho más que un simple concierto; fue una celebración de la música, del amor por el arte y de la constancia que ha caracterizado a esta agrupación durante más de dos décadas.
La Gusana Ciega es una de esas bandas que, aunque no siempre goza de los reflectores más grandes, ha sabido mantenerse vigente en la escena musical mexicana. Desde sus inicios en los años 90, la banda ha navegado las aguas del rock mexicano con un estilo que, si bien no busca complacer a las masas, resuena con aquellos que valoran la autenticidad. A lo largo de los años, han sabido conectar con sus seguidores más leales, quienes, en su mayoría, han crecido junto a ellos. Este concierto fue una muestra de esa relación casi íntima que la banda ha construido con su público.
El show fue un homenaje al álbum Jaibol, lanzado hace más de 16 años, un disco que incluye reinterpretaciones de canciones icónicas de décadas pasadas. La Gusana Ciega tomó temas de los años 50, 60 y 70, muchos de los cuales nuestros abuelos y padres conocieron, y los transformaron en versiones que, sin perder su esencia original, lograron conectar con una nueva generación. Durante el concierto, se dejó entrever que pronto lanzarán Jaibol II, una segunda entrega de este icónico proyecto, lo cual generó gran expectativa entre los asistentes.
La cita fue en el Auditorio Nacional, un recinto emblemático que no tardó en llenarse. Al inicio, el lugar parecía desolado, lo cual generó preocupación en algunos asistentes, pero poco a poco el público comenzó a llenar las butacas. Para las 9 de la noche, cuando la banda salió al escenario, el auditorio estaba casi lleno, mostrando que, aunque La Gusana Ciega puede no ser una banda de moda, su base de seguidores sigue firme.
El concierto tuvo una duración de casi tres horas, algo que ya no es tan común en la actualidad. Este detalle fue uno de los muchos que hicieron que la noche se sintiera como un regreso a los conciertos de antaño, donde el tiempo no parecía importar y el objetivo principal era disfrutar de la música sin prisas. Durante el evento, La Gusana Ciega ofreció un recorrido por su discografía, intercalando canciones de Jaibol con temas de sus otros álbumes. Aunque no todas las canciones de este álbum son superiores a las versiones originales, la reinterpretación de cada tema le dio un toque fresco y moderno que fue muy apreciado por el público.
Uno de los momentos más emotivos del concierto fue cuando la banda interpretó un par de canciones del nuevo Jaibol II. Hasta el momento, han lanzado cinco canciones de este próximo disco, de las cuales cuatro han sido muy bien recibidas. Los rumores sobre el nuevo álbum continúan, y durante la espera previa al concierto, en las pantallas del auditorio se proyectaron lo que parecían ser posibles pistas de lo que está por venir. Entre estas pistas se pudo escuchar un fragmento de El Príncipe de José José, lo cual generó especulación sobre una posible reinterpretación de este icónico tema en Jaibol II.
El ambiente en el auditorio fue sumamente emotivo. Hubo momentos de risas, baile y hasta lágrimas. Canciones como Tornasol y San Miguel provocaron que muchos asistentes, incluyendo al autor de esta nota, se emocionaran hasta las lágrimas. La Gusana Ciega no solo logra conectar con su público a través de su música, sino también a través de los sentimientos que sus canciones evocan. Para muchos, sus letras y melodías son recordatorios de momentos pasados, algunos felices y otros dolorosos, pero siempre necesarios de recordar.
Uno de los aspectos más destacados del evento fue la inclusión. La Gusana Ciega habilitó una zona especial para personas con discapacidades auditivas. Durante el concierto, una intérprete de lenguaje de señas tradujo las canciones, mientras que los asistentes de esta sección usaron chalecos que les permitían sentir las vibraciones de la música. Este gesto de accesibilidad es algo que pocas bandas han implementado en sus presentaciones, y fue muy aplaudido por el público.
El escenario, sin embargo, fue un aspecto que dejó algo que desear. Si bien la calidad del sonido y la interpretación fueron impecables, la escenografía fue bastante simple. No hubo elementos visuales que sorprendieran o complementaran el show, lo cual puede haber sido una pequeña decepción para quienes esperaban algo más llamativo. Sin embargo, esto no opacó la calidad del evento, ya que la banda compensó con creces a través de su energía y entrega sobre el escenario.
El concierto terminó alrededor de las 11:30 de la noche, dejando a los asistentes con una mezcla de emociones. Para muchos, fue una noche de nostalgia, para otros, una oportunidad de descubrir nueva música y conectar con una banda que, aunque no está en el centro de la escena, sigue siendo relevante. La Gusana Ciega demostró una vez más que, en la música, lo que realmente importa no son los números ni la fama, sino la conexión con el público y el amor por el arte.
El concierto de La Gusana Ciega fue un éxito rotundo. La banda logró transportar a su público a través de décadas de música, reinterpretando canciones icónicas y ofreciendo un show que dejó a todos con ganas de más. Aunque no siempre han sido la banda más popular, su constancia y entrega son un recordatorio de que, en la música, la autenticidad y el amor por lo que se hace son lo más importante. Si no los conocías antes, este es el momento perfecto para descubrir lo que La Gusana Ciega tiene para ofrecer.
