Después de meses y con foro lleno, Motorama dio uno de sus mejores shows que ha ofrecido en nuestro país. Les contamos a continuación lo sucedido, con todo y galería.
Fotos por Raúl Ponce.
Ya se veía con el anuncio de sold out, pero el pasado viernes 9, Motorama demostró su dominio del público tapatío. Sin abridores ni gran ruido, y a pesar de la fecha pospuesta, desde las siete de la noche el C3 Stage se fue abarrotando. No es para menos, la banda liderada por Vlad Parshin ha sido de las más consentidoras con Guadalajara en la última década.
Apenas pasaban de las ocho de la noche cuando el foro tapatío lucía prácticamente lleno. Las luces se apagaban por segundos y la emoción desbordaba casi por inercia. Fue hasta casi las nueve que las pantallas fueron cubiertas y de a uno, los integrantes del ahora cuarteto aparecieron. Sonaban las notas del Bolero de Maurice Ravel, el anuncio de que el proyecto ruso estaba de vuelta en el C3.
Era la primera vez en años que Motorama llegaba como cuarteto al escenario de avenida Vallarta. Es cierto que, en su anterior presentación en la ciudad, cómo parte del Festival Adverso, Irene Parshina retomó su puesto de bajista. Sin embargo, hacía falta un set largo para atestiguar el poderío completo de los cuatro intérpretes, meca del post punk contemporáneo.
Sonido refinado y completo en estructura, que resultó en uno de los shows más crudos y frenéticos que ha presentado la agrupación rusa. Cuatro músicos en sincronía uno con otro, a pesar de no cruzar miradas. Además de una laptop con programaciones atmosféricas ya clásicas en el repertorio de la banda. Aunque las fallas llegaron en los inicios del séptimo y octavo tema de su lista, salieron avantes de los baches.
Las programaciones bien cuidadas y el estilo frío o monocromático de su música, de alguna manera se alimenta de la cadencia de una noche tapatía. Una en que Motorama soltaba canción tras otra dejando la interacción con el público a una máquina traductora. Sentido de urgencia que en apenas cuarenta minutos ya habían presentado más de una decena de canciones.
El pretexto de esta visita fue la presentación de su nuevo disco de estudio. Por tanto, no faltaron temas del mencionado Before The Road (2021). Faceta que denota el coqueteo de la banda con el rock alternativo. Sinergia más guitarrera que conecta de inmediato con la efusividad del público latinoamericano.
Aun así, fueron los tracks clásicos de Motorama los que causaron mayor emoción entre el público tapatío. Éxitos como Heavy Wave o Ghost en los que aprovecharon la urgencia de sus guitarras para convertir ese atmosférico estilo a uno de frenesí punk que hizo mover las cabezas presentes. Incluso en Alps, Vlad y compañía se dieron la oportunidad de alargar las notas finales para un épico cierre rockero. Cosa extraña pero bien recibida por sus fans.
Una banda con vínculos a Guadalajara fuertemente reforzados en los últimos años. Más aún al ser uno de los últimos actos en vivo previo al encierro pandémico. Algunos tal vez regresaban a un concierto, por primera vez desde aquella presentación de Febrero de 2020. Todos ellos llenando el C3 a tope, tanto que a las personas de atrás les costó cubrirse de la lluvia. Tormenta que arreciaba mientras Motorama se despedía después de un encore de dos canciones.
Con todo eso, Motorama no durmió en la oportunidad de ofrecer algo más a sus anteriores presentaciones. Inusitada energía que fue notada y celebrada por sus seguidores tapatíos. La ausencia caló hondo, pero el reencuentro, sin duda, fue esa alegría que hacía falta.
