The Batman, con el tiempo, podría convertirse en una de las mejores aproximaciones cinematográficas del caballero oscuro junto a la de Nolan.
Las sombras de una Gotham aniquilada por la violencia y el crimen dejan entrever una de las versiones más viscerales del vigilante nocturno de DC.
Los callejones parecen infinitos en pantalla, la tensión se respira en medio de la confusión construida por las tinieblas delictivas delineadas por Matt Reeves, quien muestra a figuras enmascaradas anárquicas que intentan tomar – en sus manos – a una ciudad llena de cicatrices y decepciones, mientras se ocultan de una voz que envuelve la sala de cine, una presencia sonora proveniente del pasado que solo busca la redención de una ciudad corrupta y que navega a través de ríos de sangre.
Pasos se escuchan entre miradas que observan a la nada; una silueta aparece, un mero conductor de la venganza (desprendido de la cultura del cómic). El caballero oscuro parte la pantalla frente a la cámara de Reeves, trazando la esencia Noir que adoptará el filme a lo largo de tres horas; una presentación que se aparta de aquella pérdida de los afamados Wayne, dramatizada con las perlas cayendo a la suciedad de las calles de Gotham y que veríamos en diversas adaptaciones de cine y televisión.
La expectativa creada, a lo largo de varios meses, por la nueva propuesta de The Batman, mantenía proyecciones reservadas debido a los contratiempos que tuvo desde su confección, y es que al agregarse el nombre de Matt Reeves al proyecto, surgió la incógnita sobre su capacidad, sobre todo por parte de las hordas de seguidores que defienden la visión de Zack Snyder.
Y es aquí donde otro participante se añadió a la palestra; Robert Pattinson, quien ya ha demostrado en distintos proyectos como The Lighthouse (2019), Cosmopolis (2012) o el más reciente The Devil All the Time (2020), su capacidad actoral, la cual continúa opacada por el prejuicio de cierto sector del público generado por la saga juvenil de Crepúsculo.
Aún con dichos elementos que podrían haber desbalanceado una ecuación caótica de origen, los primeros minutos de la cinta logran desaparecer cualquier rastro de incertidumbre que pudiera haber existido, y nos adentra a un universo que podría haberse complementado, sin ningún contratiempo, a lo generado por Todd Phillips con Joker (2019).
Nos desprendemos de cualquier historia de origen convencional en el cine de superhéroes, con una trama que se aferra a un género cinematográfico (Cine Noir) para dar cabida a personajes que ya se encuentran en nuestro imaginario, jugando con sus piezas en escena y, de esta forma, entregarnos un producto de intrigas, dilemas judiciales y disyuntivas emocionales que se desarrollarán a lo largo de un rompecabezas que el “mejor detective del mundo” tendrá que descifrar.
Ninguna sonrisa se desprende de Bruce Wayne (Robert Pattinson), y es que su pasado, telegrafiado constantemente en nuestra cultura cotidiana, le ha creado una naturaleza violenta y trastornada. El universo de Reeves no necesita de momentos luminosos, ya que la oscuridad, matizada con tonos rojizos, atacan constantemente al espectador para tensar los momentos culminantes de la película.
Pero toda justicia, por más que se encuentre fuera de la ley, requiere de una contraparte; Riddler/Acertijo (Paul Dano) es la herramienta que exhibirá la humanidad fragmentada del protagonista, lo llevará a dudar de su propia capacidad, así como de los círculos de confianza que lo han acompañado por años, incluso de aquellos fantasmas que servían como guía y guardianes del código ético que Bruce ha formado durante todos estos años.
Dano, junto al director, crearon un personaje que va armándose paralelamente a su propio crimen, su propia “venganza”. Noches sin dormir son las que pasó el actor mientras interpretaba al villano, y es que puede notarse una clara compenetración con su papel a lo largo de la cinta.
The Batman intenta acercarse – narrativamente – a historias como Seven (1995) o el propio Zodiac (2007), lo cual funge como un homenaje a dichos filmes, pero que solo se queda en eso, una aproximación meramente superficial.
Es claro – por momentos – que la película se preocupa por mostrar todas las piezas posibles en el tablero, como si la audiencia fuera a perderse en el propio camino que ellos han trazado; es aquí donde quizás podamos encontrar uno de los pocos pecados del guión, es decir, pueden llegar a ensimismarse con el rompecabezas que colocan en pantalla, olvidándose – esporádicamente – de picos dramáticos que ellos mismos construyeron minutos atrás.
No obstante, la telaraña que se va tejiendo a lo largo de 176 minutos que dura The Batman, puede llegar a estirarse de más, pero nunca se rompe, nunca pierde la atención tanto del fanático del vigilante nocturno, como del cinéfilo que no está tan empapado del imaginario de anteriores cintas o cómics. Aquí encontramos una virtud muy valiosa, ya que la película se sostiene por su cuenta, sin requerir de elementos externos a la cinta, aunque si los tomas debido a lo conocido en la cultura popular sobre The Batman, enriquece la experiencia.
Finalmente, llegamos a uno de los elementos que le dan una personalidad propia, y es el trabajo de Michael Giacchino quien, a través de la banda sonora, logra puntos de tensión que se fusionan con los encuadres sombríos que Reeves propone.
Este 3 de marzo ha llegado a salas mexicanas The Batman, la cual no debe compararse con sus versiones anteriores, ya que posee una energía diferente, pero que, sin lugar a dudas, destaca por un sencillo motivo… No le importa alejarse de sus contrapartes fílmicas, arriesgándose y generando un Caballero Oscuro con errores, imperfecto y absolutamente terrenal.
Ve a ver The Batman ¿qué esperas?