Con catorce años de trayectoria, dos álbumes de estudio y un tercero por estrenar. Los Aguas Aguas le enseñaron a la CDMX como bailar del brazo de Pachamama.
Actualmente, podemos encontrar cualquier género que nos venga a la cabeza con tan solo consultar nuestro celular. Sin embargo, no siempre fue de esta manera. Incluso, en los inicios de este milenio, resultaba un poco difícil hacerlo, sobre todo porque las bandas que hoy en día desfilan por las listas de reproducción digitales, apenas se encontraban en una incubadora.
A conceptos como el Reggae le costó, aun, un poco más de trabajo encajar en una sociedad que estaba acostumbrada a otro tipo de escenarios musicales. Aquella estructura jamaicana estaba encapsulada en una pequeña burbuja underground, es gracias a muchas generaciones que ha comenzado a salir.
En el 2005, con una buena carga educativa, un grupo de amigos, tomó como referencia los aspectos más importantes del pasado histórico y los unió a sus propios sueños, creando lo que conocemos como Los Aguas Aguas, una de las bandas que promete poner el nombre de México muy alto en los festivales como internacionales.
Todo el 2011 y hasta el 2014, se la pasaron recorriendo el globo llevando su buena vibra. En el 2015 cumplieron una década en la industria, a partir de esa fecha se han dedicado a la mejora de su técnica. Este 2019 planean lanzar un nuevo disco, mismo que todavía mantienen en secreto.
Por esta razón, el pasado 10 de marzo visitaron la Ciudad de México; para probar material nuevo y aprovecharon para abrazar a sus fans que tanto los aman.
El sitio escogido para la mágica velada, fue el Foro Indie Rocks!. El público llegó puntual, no querían perderse ni un instante y así, guardarlo para siempre en su memoria. Los veracruzanos, dejaron el alma en la tarima, cumpliendo aquel capricho de los asistentes.
Abrieron como nunca y triunfaron como siempre; mezclando la cultura nacional con los diferentes estilos que han recolectado por toda la esfera terrestre. La musa que inauguró la noche fue: Eclesiastic de Easy and Tropical Machine (2009), de su primera obra.
Para que la energía fluyera positivamente, invocaron al dios azteca de la música y la danza. Le rindieron tributo personalmente. Esa deidad gusta de la verdad, de la libertad de expresión y de los actos genuinos, no hay nada que ame más que la originalidad. Los Aguas Aguas, lo dejaron satisfecho.
A mitad del concierto, uno de los maestros artísticos que rebosa en sabiduría, tomó posesión de la batería: Pedro Apodaca de Antidoping, con quien interpretaron Aire.
Después de la merecida ola de aplausos, un momento de homenaje apareció. No Me Vuelvo a Enamorar de Juan Gabriel, fue interpretada con el estilo orgánico de los jarochos.
Para la recta final, prepararon una sorpresa de 10 minutos aproximadamente, con fragmentos de salsas y cumbias que seguramente marcaron la trayectoria profesional de los integrantes. Uno de los más bailados fue No Le Pegue a la Negra de Alberto Barros.
De esta forma, Los Aguas Aguas se despidieron de sus hinchas capitalinos, prometieron volver, pero no saben hasta cuando. Fue una cita increíble, con una presentación sencilla pero acogedora, donde los pensamientos negativos se transformaron en luz. Gracias, los pequeños detalles son marcan la realidad en grande.
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