Luego de sufrir una caída, el druida Panoramix decide que ya es tiempo de asegurar el porvenir de la aldea.
Acompañado por Astérix y Obélix, se propone recorrer el mundo galo a la caza de un joven druida talentoso al que pueda elegir como sucesor y transmitirle un gran y preciado legado.
Astérix: El secreto de la poción mágica es la décima traspolación al cine en versión film d’animation del mundo y el imaginario de la bande dessinée française (esto es, del cómic francés) Astérix le Gaulois, creada por René Goscinny y Albert Uderzo en 1959.
Tras su estreno mundial ocurrido en Francia el 5 de diciembre de 2018, el filme llega a México. Lo hace firmado por el famoso actor, guionista, director y humorista Alexandre Astier (Kaamelott) en los créditos de dirección (que comparte con Louis Clichy) y guión.
Número 10 animada y número dos para la dupla Astier-Clichy (quienes también son responsables de Astérix : le domaine des dieux, de 2014, una producción que convocó a más de 3 millones de espectadores), una particularidad de esta película es que se trata de una historia original, no de una adaptación estricta de la historieta de Goscinny y Uderzo, en la que incluso aparecen nuevos personajes.
“Luego de Astérix : le domaine des dieux, que sí es una adaptación, me preguntaba cuál sería el siguiente desafío. Y este fue proponer una historia original. Pensé que la rechazarían. Me decía: ‘De todas maneras, no la voy a hacer’. Y, pues no”, relató Astier a propósito del que fue el estreno francés.
Bien valió la pena tal atrevimiento. El resultado deslumbra en muchos sentidos.
Primero, en la calidad de su animación: una gran textura cinematográfica (tan bien concebida, cuidada y pulida que merece un visionado aparte) y un muy buen uso de la iluminación y de la estética cartoon.
Luego, atendiendo a la tradición en esta saga cómica, en su quirúrgico manejo del humor, que cumple a pie juntillas con las observaciones bergsonianas acerca de la risa: la inteligencia de su comicidad está claramente basada en lo humano. Si de un lado el humor apela a las torpezas humanas; de otro lo hace a las humanizaciones. Unas y otras arrancan primero que nada la hilaridad cándida y luminosa de los pequeños (aunque también de no pocos grandes).
Además, en su lado más “maduro” (?), los diálogos y la historia apelan a códigos más pensados para los adultos.
Así, en este largo animado el espectador más grandecito, y atento, agradecerá desde las actualizaciones (como cuando nos hablan de “selfies”… 50 años A.C., que sería el tiempo del relato); pasando por los guiños a la diversidad de géneros (aunque, hay que decirlo, a estos se los presenta un poquito-muy cercanos a la ridiculización) y el feminismo; hasta las parodias dentro de la parodia -por ejemplo, de pasajes del cristianismo- y las “mexicanizaciones”.
Sobre este último punto hay que felicitar a quienes adaptaron ciertas expresiones al argot mexicano. Lejos de molestar, se hacen realmente muy graciosas. Y un aplauso sostenido al doblaje local: divino trabajo de interpretación.
Otro punto que destaca en esta aventura es que los personajes de Astérix y Obélix quedan un tanto relegados. Son los druidas (el malo y el bueno) y su lucha -que representa, claro, la del bien y el mal-, los que adquieren el mayor peso de la atención.
No lo duden, esta nueva entrega de la historia que retoma desde el humor el conflicto galo-romano es tan fresca como imperdible y merece ser vista por toda la familia. ¡Que nadie se la pierda!
Astérix: el secreto de la poción mágica
(“Astérix : le secret de la potion magique”)
Alexandre Astier, Louis Clichy; Francia, 2018