Latinoamericana, el tercer álbum solista del músico chileno Anwandter, es una invitación para danzar sobre nuestros escombros. Luminoso y afilado diamante pop.
Estas dentro de un pasillo sombrío. Caminas a tientas y de pronto una secuencia de beats ilumina lo oculto, lo que nadie quiere ver. Ese pasillo es un continente y el coro es un trancazo seco que te despierta a la realidad. Latinoamericana, el tercer álbum solista del músico chileno Anwandter, es una invitación para danzar sobre nuestros escombros. Luminoso y afilado diamante pop.
Desde su anterior larga duración, Amiga (2016), Anwandter utilizó el pop como una poderosa arma para filtrar discursos políticos y sociales de alto impacto en la actualidad. Su participación en el movimiento estudiantil de Chile en 2011 fue el comienzo de una voz urgente que se alejaba de la estética de la música protesta para, en su lugar, utilizar una pista de baile como escenario de enunciación de lo que le oprime.
Dos años después de aquel aclamado disco, que fue seleccionado como el mejor álbum latino 2016 según Rolling Stone USA, Anwandter regresa con un trabajo con mayores ambiciones musicales y enfocado en lo hermoso y brutal de Latinoamérica. Ya a inicios de 2017, en una entrevista publicada en Plan Arteria, Anwandter hablaba de lo que él denominaba “La experiencia latinoamericana”. Una serie de conexiones personales y familiares a lo largo del subcontinente que le revelaban ciertos elementos culturales comunes, entre ellos, las violencias heredadas del conservadurismo católico y del colonialismo.
En Latinoamericana, Alex eleva esa experiencia continental a una obra llena de matices musicales donde el funk, el disco o un bolero de la era de neón, dan cobijo a letras de versos directos y simples, pero con gran nivel de pregnancia. Por ejemplo, en su primer sencillo Locura, Alex abre la canción con un melancólico: “El mundo se va a la mierda” para declarar su estado de perturbación actual. La respuesta que recibe es: “Y ahora esfuérzate por ser feliz“.
Este discurso que aprieta sobre varias heridas también se manifiesta hacia la exclusión de lo diverso: “Porque el mundo siempre mira mal a quien no evita ser distinto”, canta en Axis Mundi, o en No te puedes escapar donde narra un pequeño pasaje: “Salgo de mi cama a la calle, pero ya me encuentro ojos en la esquina. Me preguntan si soy hombre o si soy niña”. Sin embargo, las letras de Anwandter no se limitan a la queja, también dan espacio a la acción, como en la destacada Canción del Muro, donde canta de forma sutil: La vida se va hagamos que la pena, para invitar a quien lo escucha a imaginar un mundo desde el principio. Nos echamos al suelo a pensar cosas nuevas en vez de obedecer”.
Latinoamericana es un trabajo lleno de contrastes: no todo es alegría, tampoco tristeza. Un álbum femenino, desde el título hasta la sensibilidad de sus temas, así como de las joyas nostálgicas de música popular brasileña que adopta: Um girassol da cor de seu cabelo, de Milton Nascimento y Olha Maria, de Chico Buarque. Una obra arriesgada y bella. “Estoy seguro que me voy a equivocar, pero ese miedo masculino ya se fue y ahora puedo ser valiente y temer” canta Alex en Finalmente, para concluir, sin miedo: no hay contradicción en la verdad.