El jueves, un día antes del Festival Pal Norte, no paró de llover en todo el día. Estábamos nerviosos si se iba a armar o no el festival, o si iba a pasar lo que aquel 2014 cuando una tormenta suspendió la presentación de Queens of the Stone Age.
Por: Tino Villarreal
Y es que predecir el clima en Monterrey es algo casi imposible; súmale además el lodo, el tráfico, el que era en viernes y que teníamos que pedir permiso para salir temprano… todo eso nos preocupaba a la mayoría de los regios antes que iniciara el Pal Norte.
Por otro lado, llegaban visitantes de diferentes lugares de la República, de Estados Unidos y hasta de Europa, para vivir el festival edición 2018.
“Vengo de la Ciudad de México, y aunque el Corona tiene muy buen lineup, la gente se amontona y es muy irrespetuosa ¡es un caos!… aquí la gente es tan linda y siempre está alegre” comentó Ximena, fan de Natalia Lafourcade, que tuvo que fingir una gripe para poder faltar y venir en avión a vivir el Pal Norte. “He visitado Glastonbury, Lollapalooza y Coachella… y las instalaciones de los patrocinadores son impresionantes, en ningún lugar las he visto tan elaboradas y creativas” agregó Edgar de Irlanda.
Sin duda, Pal Norte se está convirtiendo poco a poco en el regalo de Monterrey para el mundo. Y este regalo se empezó a desenvolver desde el viernes, cuando Jonáz amenazó al cielo para que se despejara y llegara el sol, con sus 45 grados de Noreste Caliente. Al parecer el clima obedeció, y desde ese día paró la lluvia.
Así, filas y filas de gente llenaban desde temprano al Parque Fundidora, para escuchar a los primeros artistas. Un visitante frecuente a festival sonaba con su música indie rock a veces en inglés y a veces en español, Rey Pila, con su agradable rola de Israel. Al otro lado llegaba La Toma descargando notas de su ukulele, dando la bienvenida a los que iban llegando poco a poco, con Sí. DLD, Camilo VII y Costera anunciaba que No hay vuelta atrás. El festival estaba en marcha y nada lo iba a detener.
“Solo vine por la de Cruel Intentions” mencionó alguien durante Richard Ashcroft, y éste no lo defraudó, entregándose hasta casi casi arrastrarse al piso, y cantar a todo pulmón para llevarlo “on the only road I’ve ever fuckin been down” (personalmente nunca creí escuchar tantos fuckins en esa canción tan Sweet). En el Club Social Noise Cans tocaban una fiesta eterna de tornamesas, y en el Pilo’s Bar sonaba el Fara Fara, definitivamente el contraste musical había ya tomado forma. Pero seguirían más sorpresas.
Natalia Lafourcade, Cheat Codes, Bacilos, Kumbia Kings, Fobia, Band of Horses y Franz Ferdinand.
Antes de anunciar que se retiraba por un año de la música, Natalia Lafourcade batallaba con un sonido más bajo del que estamos acostumbrados a escuchar en un festival. No, no era porque estaba nerviosa por cantar Recuérdame, sino porque había fallas en la potencia del audio de uno de los escenarios principales.
A pesar de eso, nos regresó al 2000 y nos recordó que el sobrino o sobrina que parió su hermana ya tiene o está por cumplir su mayoría de edad… también que puede cantar pop, o baladas, o canciones regionales, o lo que quiera, encantando y superando cualquier falla de sonido. Se despidió con Tú sí sabes quererme y como los novios en relaciones a distancia: “si la quieres, la vas a esperar”.
Representando a Los Ángeles llegaron Cheat Codes, mezclando temas de Queen Elizabeth y recordando al final a Avicii. Le dedicaron The Nights e invitaron a los asistentes a seguir divirtiéndose y ser felices, porque la vida es muy corta.
Pasadas las 9 de la noche empezó a sonar la alarma para dar pie al primer invitado sorpresa, apareció Bacilos e inmediatamente el festival se volvió una gran boda de los mediados del 2000 con Mi Primer Millón y Cara Luna. Creo que ya no es relevante si Paulina es o no es solo una amiga
Literalmente minutos después de la despedida de Bacilos apareció Fobia mandándonos al Diablo a todos con la famosa escena de la telenovela argentina Manuela. Parece que los años no han pasado, pues con mucha energía y con los problemas en el audio que seguían, Leonardo de Lozanne y el resto del grupo logró regresar el tiempo a los miles de fanáticos que coreaban sus canciones. Fue a mediación del concierto con Me siento vivo, la más esperada. Siguieron Revolución sin manos, El microbito hasta que todo explotó con Veneno Vil.
Con los pulmones enardecidos después de Fobia llegó un momento de descanso con el artista sorpresa número dos de la noche: los Kumbia Kings. Fuego, the roof is on fire, el llamado a las chicas sexy, Sabes a Chocolate, No tengo dinero, y hasta Pee Wee con su Dulce Niña llegaron a sorprender al Pal Norte. Sigamos pendientes de un posible tour de reunión, y que no pare la música de sonar.
Band of Horses llegaba hasta el otro lado del festival para interrumpir una pausa de casi 5 meses alejado de los escenarios e iniciar en Monterrey un tour alrededor de Estados Unidos.
Tocaron sus canciones más famosas como The First Song, Laredo y The Funeral. Minutos después darían paso a Franz Ferdinand con su nuevo Always Ascending. Y exactamente así fue, empezaron poco a poco a subir los ánimos y energía de la gente… un poco con No You Girls, otro cacho más con Do You Want To pero fue hasta Take Me Out que más de la mitad de los asistentes corearon la canción.
El final llegaba al mismo tiempo que Alex Kapranos pedía al público tomar el fuego con This Fire y terminar al máximo la presentación. Así es, el vocalista no se llama “Franz” como algunos asistentes creían.
Zoé, Los Auténticos Decadentes, Muse
“Saquen la mota, ya llegó León Larregui” gritaron por ahí,mientras al frente Zoé aparecía en el escenario. Empezó con 10 A.M. luego parte de su nuevo material con Azul y Temor y Temblor, así como los clásicos. Habló poco con el público, pero sí invitó a votar antes de cerrar con Love.
Al otro lado era una fiesta de ska con Los Auténticos Decadentes entonando Tu forma de ser, y más lejos aún seguía el ambiente de boda en el Pilo’s con La Sonora Dinamita creo que el único momento en donde vi más lleno ese escenario.
Y Muse llegó. Tenía frente a ellos un sonido que seguía estando debajo de lo esperado, pero también miles de seguidores dispuestos a acompañarlos en cada canción, desde los primeros golpes de batería con Thought Contagion pasando por sus matices extraterrestres y sus éxitos más cantados como Supermassive Black Hole, Starlight (en donde se pidió a los asistentes levantar las manos y hacer señales interestelares), Time is Running Out (la de siempre, la que no falla), y terminar con una intro de Ennio Morricone El Hombre con la Harmónica antes de cerrar con Knights of Cydonia.
El día uno terminó lleno de Felicidad, cortesía de Gondwana, y de mucho ritmo con los beats de Gryffin en el Club Social.
El sábado estuvo menos amontonado, y mucho más movido. Empezaron desde temprano Elsa y Elmar, La Vida Bohéme, Comisario Pantera, Los de Abajo, y los que estaban esperando muchos: El Gran Silencio.
No solo nos demostraron que el sonido ya estaba al máximo en todos los escenarios, contrario al día anterior, sino que su Chuntaro Style puede poner a bailar a miles y miles, sin importar la hora a la que presenten. Del brincoteo nos pasamos a la impertinencia con el DJ Broncowave, y de la impertinencia al romance pop de Morat, donde los de Colombia endulzaron la tarde de los asistentes iniciando con Mi nuevo vicio.
En el escenario acústico estuvieron Genitallica, DLD y una segunda ronda con Enjambre, los cuáles ya habían tocado después de El Gran Silencio, pero ahora sobre un escenario más íntimo.
En ambos se les llenó. Le siguieron División Minúscula cantando éxitos que nos llevaron a dos décadas atrás, destacando Cursi en versión acústica. Siguió Don Diablo, que desde el inició tuvo que superar un problema en su equipo, lo que provocó un retraso en toda la programación del resto del sábado.
Sin embargo, salió adelante con mezclas de Tunnel Vision, Werk, y un tributo especial a Avicii con Wake me up y Levels, en ese momento todo estaba perdonado.
Minutos después, vendría la primera sorpresa del día: a ritmo de Que te la pongo llegó Garibaldi. Un poco fuera de forma, pero llenos de emoción llegaron para demostrarle a muchos millennials que el bailecito de La ventanita una vez existió, y no era solo un invento de las tías por bailar en las bodas.
Bunbury, Miranda!, Panteón Rococó, Queens, Justice y Molotov
Odiado por muchos, amado por otros, enfundado en un traje color rojo llegó Bunbury o, el “Jim Morrison español”, al escenario. Incluso a sus 50 años, no le fue difícil prender a los asistentes con éxitos como Mar Adentro, Infinito y cerrar sin control ni dirección con Lady Blue; al contrario, le dio una dirección total a su público y aprovechar para expresar su desaprobación por Peña Nieto.
Al otro lado estaba Miranda! que con todo y sin Lolo hizo corear su nombre durante el famoso solo de la canción Don!, uno de los ring tones más descargados en el 2005 (dato confirmado). También nos cantó Perfecta y Yo te diré, fiel a su estilo… actuó de manera expresa la letra de sus canciones durante su show.
Una sorpresa más llegó volando desde Sevilla: Los del Río, aquellos que hace décadas pusieron a bailar al mundo con La Macarena, y lo volvieron a hacer hoy en pleno 2018. Primero con la canción original, y después a manera acústica. La gente estaba feliz de revivir este clásico universal.
El ska llegaría más tarde, cuando apareció Panteón Rococó, en mi opinión el show más cargado de energía y más prendido de todo lo que fue Pal Norte 2018. Empujones, círculos de slam, saltos, brincos, pero eso sí, todo con mucho cariño y amor, siguiendo la receta del Dr. Shenka.
Minutos después se cumpliría, por fin, la promesa de un grupo por regresar a la ciudad… ahora sí con su show. Me refiero a Queens of the Stone Age, que tocaba por primera vez Walk the Night en suelo regio. La agrupación hizo lo suyo, tocar cool, de manera desenfadada, encender un cigarro… pero le varió un poco a su setlist usual.
Tenían la fama de iniciar fuerte, y terminar más tranquilos y melosos. Ahora colocó a la mitad No One Knows con un solo de batería a mitad de canción que hizo inolvidable ese momento.
“Prácticamente estábamos con un pie en el escenario y empezaron a caer relámpagos, a segundos de iniciar, y tuvimos que cancelar el show” narraba Josh Homme de esa ocasión en el 2014… para pasar a Make it wit Chu, Little Sister, Go with the flow y cerrar con la canción de los muertos. Deuda saldada.
Hasta el otro extremo se dibujaba una cruz, que indicaba la llegada de Gaspard Augé y Xavier de Rosnay creadores de Justice. Fieles a su estilo, nunca hablaron con el público, y combinaron luces (aunque discretas) con sonidos electrónicos e industriales, en esta ocasión rayaron en lo meloso y no lograron prender por completo a los miles y miles de asistentes. Ni si quiera el We are your Friends o las notas de D.A.N.C.E. evitaron que la gran parte de los que ahí estaban, escaparan a escuchar la opción que los esperaba al otro extremo: Molotov.
Como cuando Blink 182 tenía sus conciertos, en donde en cada canción bromeaban con el público, o con los mismos miembros del grupo, así fue la actuación de Molotov.
Empezaron con sus canciones recientes como Oleré el UHU, y covers como Amateur y Quién Pon Punk de Chico Ché, pero fue en el momento en que cambiaron a Randy, de batería a guitarra cuando llegó una de las canciones más esperadas: Gimme tha Power. Así y a una sola voz, el festival llegaba a su fin cuando todo Pal Norte gritaba “Viva México, cabrones”.
Se extrañaron más clásicos, como Voto Latino, Rastamandita, y hasta los tributos de Queen y José José. Sin embargo, cerraron fuerte con su más grande éxito Puto, y el que agotó las pocas energías de los que quedaban en el festival. Esto previo a un disclaimer que esta canción es para los cobardes que no cumplen sus ideales, y a uno que otro político.
Nos vamos, que esto se acaba… y del otro lado Bersuit Vergarabat cerraba el festival con Me voy, después de su famosa Señor Cobranza. El Pilo’s se cerraba, el Club Social terminaba con Autograf, y los más de 201,000 asistentes que pisaron entre los dos días los terrenos del Parque Fundidora le daban el cierre al festival Pal Norte más grande de la ciudad, hasta hoy.
Todo el territorio mexicano, así como Holanda, Inglaterra, Colombia, Estados Unidos, Suecia, Francia, Argentina, y otros países más estuvieron presentes en este Pal Norte. Un festival agotador, pero que valió cada pisotón, cada empujón, cada falla de sonido, o cada paso para ir al estacionamiento o conseguir transporte de regreso. Del norte Pa’l Mundo, con orgullo, con alegría y con muchas ganas de seguirlo viviendo por muchos años más. Siempre superándose… Always Ascending.
Fotos por: Anlli Ramirez