Pasar un fin de semana en Las Estacas con una fina selección de artistas tocando su música, no suena a una mala idea. Este fin de semana ha sido el mejor de este adolescente 2018. Así fue el Festival Bahidorá.
Seamos realistas, vivimos en México… vamos tarde en muchos aspectos, la economía crece lentamente, los avances tecnológicos llegan 5 años después; seguimos estancados en muchas cosas. Es difícil que algo salga bien de principio a fin.
Bahidorá es un festival único en su especie en nuestro país, inevitable compararlo con Trópico aunque… sí tienen sus marcada diferencias.
El mayor problema con Bahidorá es el tráfico para salir de la Ciudad de México en un viernes de quincena. Aunque esto es ajeno al festival, el acceso al mismo es parte de la experiencia de vivir un festival y deber de tomarse en cuenta. La producción puso a disposición transporte con baño, aire acondicionado, película, por lo que usar este servicio hace que sea más cómodo el llegar.
El viernes el festival ofreció una fiesta para la gente que decidió acampar. Desde las 7 de la noche y hasta la 1 de la mañana los asistente empezaron a calentar motores para lo que restaba el fin de semana.
Todos tenemos un amigo o amiga que no puede desapegarse de las comodidades qué ofrece la ciudad y buscan una habitación o Airbnb en Yautepec. La zonas de camping son muy cómodas ya que todas tiene pasto, no duermes sobre piedra ni sobre tierra por lo que las bondades de una superficie con césped hacen que descanses mejor, algunos optaron por llevar un colchón inflable para evitarse problemas.
Los escenarios
Bahidorá no es un Vive Latino o un Corona Capital, no hay un excedente de público, puedes caminar cómodamente por todo el parque, hay hamacas, sillas, camastros, y mucho pasto donde puedes recostarte, comer, dormir, tomar el sol. Además del escenario principal, el cuál tiene cabida para más personas que los demás, cada escenario estaba ubicado estratégicamente para brindar una experiencia diferente, el escenario Estación Pepsi estaba sobre un cuerpo de agua que simula la llegada de un vagón, el de Red Bull estaba en medio de unos árboles brindando una atmósfera diferente, El Asoleadero Corona era una fiesta tremenda en el río. El Bunker Doritos no dejó de sonar y era el escenario ideal para los que gustan de bailar.
Desde que iniciaron las actividades a las 10 de la mañana del sábado, las actividades no pararon hasta las las 5 pm del domingo. Durante todo el evento hubo comida, cerveza fría, los baños y regaderas limpios (todo limpio las veces que hicimos uso). Todo el talento que se presentó se entregó al 100%. En general todo muy bien. No la pasamos mal ni un minuto.
¡Nos vemos en 2019!
Fotos por: @alexandraolan