COCO representa la apuesta grande de Disney Pixar por entrar en un mercado cada vez más atractivo para Hollywood, y ciertamente también representaba una carta muy arriesgada al intentar contar una historia que entrara al corazón de los mexicanos y evitara lo más posible los estereotipos sobre explotados en las producciones estadounidenses. Por fortuna para todos lo consiguieron.
Elogiar el trabajo de Pixar al producir películas se ha vuelto casi redundante, pues aunque se puede poner en duda la calidad de las historias o los gustos personales, no hay una obra de Pixar (incluyendo cortometrajes) en los que no admiremos el despliegue de calidad en la animación y en el trabajo de investigación que existe detrás de cada proyecto.
Pero hay un eslabón muy importante que ha llevado a Pixar a un nivel todavía más alto, logrando alcances sobresalientes, dicho eslabón se llama: Disney. La compañía ha logrado dirigir el mercado de los estudios Pixar y les ha abierto nuevas puertas a mercados con mucho potencial como en este caso, el mercado mexicano.
COCO representa la apuesta grande de Disney Pixar por entrar en un mercado cada vez más atractivo para Hollywood, y ciertamente también representaba una carta muy arriesgada al intentar contar una historia que entrara al corazón de los mexicanos y evitara lo más posible los estereotipos sobreexplotados en las producciones estadounidenses. Por fortuna para todos lo consiguieron.
Objetivamente hay que decir que en COCO no hay nada nuevo que no hayamos visto en otras producciones de Pixar: una historia sencilla, un niño en busca de su destino, un villano, incluso las bestias/patiño que ayudarán en su camino al protagonista (un detalle muy Disney); tampoco podemos decir que Pixar ha innovado en su narrativa como lo hiciera en Ratatouille con los sabores ó en Inside Out con los tipos de pensamientos, aquí no hay nada de eso. Entonces ¿qué hace tan especial a COCO? la conexión que han logrado con el público mexicano.
El director Lee Unkrich logró armar una película sencilla con mucho corazón, el nivel de animación es nuevamente sorprendente a detalle (el color y textura del Cempasúchil), la calidez con la que aborda algo tan íntimo como la tradición del día de muertos en el mexicano y que lo utiliza para abordar temas más universales como el valor de la familia. el duelo de perder a un ser querido y el miedo a ser olvidado.
Además de la tradición del Día de Muertos, COCO tiene reminiscencias a la época de oro del cine mexicano, con claros guiños al ídolo mexicano (un charro cantante que era el héroe de las películas), e incluso la música tiene la tonalidad de aquellas rancheras y baladas acompañadas por mariachis que incluso formaban parte de la narrativa de aquellos filmes. Los homenajes a la cultura mexicana también son excepcionales, como la figura emblemática del Santo ó los esqueletos de Pedro Infante y Jorge Negrete, pero lo que se roba los reflectores es el gran gag sobre la excentricidad del arte de Frida Kahlo.
La sensibilidad con la que COCO maneja su historia es infalible para conectar con el público mexicano (estamos acostumbrados al melodrama), pero ¿funcionará en el mercado internacional?, sinceramente lo dudo, pero sin duda sembrará en algunos el interés por los colores y significado de la tradición mexicana, el espectáculo audiovisual sacará a flote a la película en mercados extranjeros.
COCO es una gran experiencia cinematográfica que sacará las lágrimas de muchos (me incluyo) y que irónicamente pondrá en auge la tradición del día de muertos en las nuevas generaciones. Una compañía extranjera logra conectarnos con nuestras tradiciones de una manera muy especial…quién lo diría.