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Hablar de Casablanca es hablar de esa típica película americana que en un principio no tenía nada de espectacular; teniendo en cuenta que eran tiempos de guerra y era un filme de propaganda, sin embargo, desde sus inicios tuvo un andar bastante complejo.

En la historia del cine se logra muy pocas veces encontrar tanta sinergia entre un guión bien hecho, una historia sólida y qué va a permanecer vigente conforme avance el tiempo. Si no me creen observen que un día como hoy pero de hace ya 75 años recibimos esta auténtica joya de la cinematografía mundial.

Hablar de Casablanca es hablar de esa típica película americana que en un principio no tenía nada de espectacular; de hecho en esa época era bastante común que la máquina de sueños americana llamada Hollywood hiciera películas al por mayor; teniendo en cuenta que eran tiempos de guerra y era un filme de propaganda, sin embargo, desde sus inicios tuvo un andar bastante complejo.

Recordemos que la obra de nombre Everybody comes to Rick’s, escrita por Murray Burnett y Joan Alison sufrió muchísimo para poder llegar a las manos de alguien que tuviera la real intención de verla hecha realidad.

Maltratada por Broadway y menospreciada por muchos, llegó a los estudios Warner siendo realmente una de esas piezas de “reserva”, ya que en ese momento y en pleno ambiente bélico en el mundo, no era la opción que más llamara la atención a un estudio americano y más con Roosevelt (Presidente de USA) recién entrado en el conflicto contra las “Potencias del Eje”.

Sin embargo al final se decidieron en el estudio y se pusieron manos a la obra; la historia logro reunir a un elenco bastante interesante para la época, con leyendas de la talla de Humphrey Bogart y la sueca Ingrid Bergman, (Teniendo como protagonista inicial a Ronald Reagan) sin lugar a dudas eran los indicados para estos papeles, teniendo aún en cuenta que Bogart siempre se menospreciaba ante la sueca, sin embargo durante el rodaje muchos eventos y de todas las características hicieron que el que el largometraje fuera concluido era casi obra del espíritu santo.

El director Michael Curtiz tuvo problemas en casi todos los aspectos, desde modificaciones en el guión, hasta la banda sonora, en donde la canción mítica de este film como As time goes by estuvo a un pelo de quedarse fuera de la película, fue tal la tensión que realmente el que hoy tengamos esta joya es más obra de la casualidad y el buen desempeño de sus protagonistas, como por ejemplo la sueca Bergman narro en sus memorias:

“El guión se modificaba sin descanso y rodábamos a diario a partir de cero: nos entregaban el diálogo y procurábamos encontrarle un sentido. Nadie sabía en qué lugar ocurría la trama ni cómo finalizaría, lo que desde luego no contribuía a que diéramos verosimilitud a los personajes. Yo le preguntaba a Michael Curtiz, aspirando a precisar de quién estaba enamorada, y él me respondía: “Aún no lo sé, mientras tanto…actúe”, narro la actriz Ingrid Bergman que no mostraba mayor simpatía o interés al hablar de Casablanca.

Más allá de todas las fallas y las falencias con las que contaba Casablanca, es realmente una historia que a mí me llama en demasía la atención ya que si bien está situada en el marco de explosión de la WWII; es una historia que se mantiene fresca, que llega a cualquier persona y sobre todo que resulta con un tema bastante importante y dogmático aún en nuestros días; “Es mejor hacer lo correcto o quedarnos con nuestros más profundos deseos y anhelos”, sin lugar a dudas no es la típica historia romántica que en aquellos días Hollywood producía como regalos en las cajas de cereal.

Estamos ante un fenómeno que cumple 75 años y reitero, sigue tan fresca como en su día de estreno aquel noviembre 26 de 1942, que en su momento de estreno ayudó a generar más optimismo en una época de guerra y que lanzó al estrellato definitivamente a Bogart.

Opiniones positivas y malas como todo siempre se tendrán (Si no vean las críticas de Umberto Eco) pero sin lugar a dudas, ni director y mucho menor actores esperaban que la cinta tuviera tal éxito y se convirtiera en una auténtica película de culto; al final Casablanca aspiró a ocho Oscar en 1943 y obtuvo tres: mejor película, mejor director (Michael Curtiz) y mejor guión.

Bogart, candidato a la estatuilla al mejor actor, perdió frente a Paul Lukas, y Bergman, que no era candidata por Casablanca sino por “Por quién doblan las campanas”, perdió frente a Jennifer Jones.

Bogart nunca consideró que aquel fuera su mejor trabajo; E Ingrid Bergman se irritaba cuando, año tras año, los entrevistadores le preguntaban por aquello. “Es una bonita película, pero nunca me pareció nada especial”, decía. Tampoco expresaba cariño por su compañero de reparto “Nunca lo conocí realmente. Lo besé, pero no lo conocí”.

Así es que una joya que en este momento brilla más que nunca y que nos ha dejado múltiples frases en la cultura popular es que llega a su 75 aniversario, pero no todo es tan deprimente como lo platicamos aquí, no todo es un accidente con gloria, y si no me creen no se preocupen, siempre nos quedará París.

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