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Si bien la historia de La Villana termina siendo una telaraña de tramas que son difíciles de conectar para el espectador, la puesta en escena que hace Byung-gil es el mayor atractivo de la propuesta surcoreana, haciendo que valga la pena el costo del boleto.

Dentro de una postura políticamente correcta, existe la frase cliché “Hay cine para todos gustos”, que en ocasiones es utilizada con el propósito de justificar una película que suele tener algunos detalles en su realización, pero que en esencia no deja de ser cierta.

Un claro ejemplo del significado de esta frase lo podemos observar en La Villana del director surcoreano Jung Byung-gil, estrenada durante el mes de mayo en la 70ª edición del festival de Cannes y que, en apariencia, lo único que pretende es presentar un filme lleno de grandes secuencias de acción bañadas en litros de sangre, y de esta forma provocar en el espectador una incomodidad visual, quedándose corto en ese sentido, pero logrando una aceptable amalgama de coreografías emocionantes con un estilo muy tarantinesco.

Desde el inicio Byung-gil nos deja claro el porcentaje de violencia que observaremos en la pantalla (además de la gran influencia que posee por su pasión a los videojuegos). La historia nos cuenta la vida de Sook-hee (Kim Ok-bin), una chica entrenada desde la infancia con el propósito de convertirse en una asesina a sangre fría, pero que en el fondo busca venganza del asesinato de su padre, el cual presencio a muy temprana edad.

Sin embargo, es reclutada por una organización secreta surcoreana encabezada por Kwon-sook (Kim Seo-hyung), la cual ofrece pulir sus habilidades y brindarle una vida completamente normal después de 10 años de servicio, no sin antes percatarse de su embarazo y, con esto, el nacimiento de una nueva motivación ante su futuro.

Siendo una asesina encubierta, Sook-hee conoce a Hyun-soo (Sung Joon) con el cual comienza una relación sin percatarse de que esto es una pantalla de humo para mantenerla completamente vigilada.

Una historia llena de giros argumentales que terminan por ser cansinos y, por momentos, pierden al espectador durante el camino de la trama al contar distintas líneas de tiempo paralelamente y, en consecuencia, detona en una explosión de personajes con los cuales no te identificas y son desechables.

La película posee una completa influencia de videojuegos First-person shooter, lo cual termina siendo la mayor virtud de la misma al lograr secuencias realmente emocionantes y con un juego de cámaras interesante, siendo obligado el hecho de verse en una pantalla de cine.

No podemos dejar de lado la influencia que posiblemente tiene de Kill Bill (2003), hablado de un personaje femenino (Femme fatale), guiado por la venganza y con la figura materna que observamos en la misma, con un juego de fuerza y debilidad que al final es la idea principal que el director.

Si bien la historia termina siendo una telaraña de tramas que son difíciles de conectar para el espectador, la puesta en escena que hace Byung-gil es el mayor atractivo de la propuesta surcoreana, haciendo que valga la pena el costo del boleto.

Esta película tendrá su estreno en nuestro país el viernes 13 de octubre de 2017.

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Pesimista patológico al puro estilo de Woody Allen. Amante del cine, fotografía y arte. Adicto a la televisión y los deportes, en especial el fútbol.