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Amor, cortesía y buena vibra; eso fue lo que dominó el Live Out 2017, en donde los más de 62,000 asistentes vivieron una tarde y noche llena de propuestas musicales muy dominantes del género indie, con la gran mayoría de expositores importados de Inglaterra.  

Texto por: FdeJV

Fotos por: Anlli Ramirez

Y es que a comparación de otros festivales que se llevaron a cabo a lo largo del año, la gente estaba en un modo más positivo, más alegre. A lo mejor por el dominio de un público más maduro, o porque el mensaje de paz fue el que más sonó entre los artistas.

Los empujones se reemplazaron por el “pase usted”, los vasos que volaron en el aire fueron mínimos, los connatos de bronca se cambiaron por abrazos, el calor era menor que ocasiones pasadas… todo esto ayudó a ofrecer un festival, como deben ser los festivales.

Y los artistas, no se quedaron atrás.

Sin duda Paramore, Interpol y Phoenix fueron las cartas fuertes que conquistaron al público. Pero antes, estuvo Cuco con su jazz alternativo, Public Access T.V. que al mando de John Eatherly tocaron Monaco a los regios; e Isabel Muñoz-Newsome con sus chicos británicos de Pumarosa, desatando un poco la euforia tempranera entre sus fans y conquistando a los no-fans, con canciones de su álbum The Witch.

Todo quedó en familia cuando llegaron los hermanos de The Cribs, siendo ese día su tercero consecutivo de tocar en México. Nos mostraron su estilo punk con canciones icónicas como Hey Scenesters! y Men’s Needs.  Big Wild, The Growlers y Bob Moses llegaron después mientras en el Heineken House el ambiente iba en crecimiento con los DJs invitados como MADDS, ZIMMER y BAIO.

Fue alrededor de las 6 y media de la tarde cuando sonaron las primeras notas de For Whom the Bell Tolls. “¿Metallica en el Live Out?” se extrañaron algunos; pues no, eran los de Portugal The Man, que entraron con esa canción como cover.

Por supuesto los de Portland pasaron por So Young, Live in the Moment y la más coreada por ser la más famosa del momento: Feel It Still que nos invitaba a disfrutar como si fuera 1986.

Cerraron con un cover también muy coreado: Don’t look back in anger de Oasis. Después y llenos de energía llegaron los de Glass Animals, David Bayley dejó el alma en el escenario al tocar sus temas más famosos Mama’s Gun, Youth, y cerrar con el cover de Gnarls Barkley de Crazy… sin dejar de agradecer una y otra vez por el apoyo y la presencia del público.

La temperatura era ideal, unos 23 grados, la noche ya había llegado. Las luces de los stands de los patrocinadores, perfectamente producidos, iluminaban con una explosión de colores al Parque Fundidora. La cerveza no faltaba, algunos descansaban en el pasto, otros se dirigían al escenario AT&T pero todo eran sonrisas y buen humor.

Era el momento perfecto para que apareciera Hayley Williams y su grupo Paramore con Hard Times, la canción tropical con toques de marimba. Y luego pasó a Ignorance, y luego hizo suspirar a todos con Still into you y ni si quiera un “Hola Monterrey” nos había lanzado.

“Hola Monterrey, la última vez que vinimos fue hace unos 10 años… así que vamos a compensarlo porque es una verdadera vergüenza”, se animó por fin a decir Hayley, invitando a todos a saltar con las canciones que seguirían.

Pero ahí no paraba el amor por el público, pues invitó a uno de sus fanáticos de nombre Iván a subir con ella y cantar Misery Business. “¡Qué onda p_tos!” y con estas palabras, Iván pasaba a la historia en la participación de Paramore dentro del Live Out 17. Cerraron con Rose-Colored Boy mientras las bromas no paraban: “¿Desde cuando cambiaron a Hayley por KeSha?… ¡que toque la de P. Diddy!”.

Al filo de las 9:30 llegó Interpol, enamorando no solo con su canción Sin título, NYC incluso ni con su icónica PDA, sino con el perfecto español de Paul Banks hacia el público, producto de sus años viviendo en España y en la Ciudad de México.

La noche era mágica, la gente se topaba con viejos amigos, los que se acomodaban para ver inmediatamente preguntaban si estorbaban o no la vista de los de atrás, había besos, sonrisas y uno que otro fuego artificial al fondo por el Horno 3.

El vocalista agradeció de nuevo el estar en Monterrey, antes de entonar las primeras notas de Slow Hands la canción con la que cerró su participación en el festival.

Con un poco de retraso tocó el turno de The XX, el grupo indie pop minimalista formado por Romy Croft y Oliver Sim como vocalistas, y Jamie Smith encargado de los beats. El festival tuvo una pausa de descanso, puesto que las canciones del grupo británico son más calmadas y melosas. Muchos optaron por acostarse sobre el pasto del Parque Fundidora, y escuchar Islands, Infinity, Brave for you, y descansar antes de que llegara Phoenix.

Romy agradeció el esfuerzo de México ante las adversidades por las cuáles ha estado atravesando, habló de la paz que debe prevalecer… y lo hizo al cerrar con su penúltima canción On Hold.

De repente, un corazón iluminó la batería del escenario para dar entrada a Phoenix, uno de los grupos más esperados del festival. Los originarios de Versalles, Francia, empezaron con J-Boy para seguir con una de sus temas más conocidos Lasso. Inmediatamente otro éxito más que puso a brincar a los asistentes: Lisztomania los cuales cantaron a coro la frase que “no los ofende fácilmente”. Los también amigos y casi compadres de Daft Punk no evitaron mostrar sus influencias electrónicas y show multicolor en su pantalla durante canciones como Sunskrupt! y Ti Amo.

“Merci Beaucoup Monterrey, por cantar nuestras canciones, por bailar y por su energía” fue algo de lo que dijo un visiblemente entregado Thomas Mars, esposo de la cineasta Sofía Coppola. Mars pidió un favor al público presente, el mover las manos de un lado a otro durante la canción Flor di Latte, lo que provocó la emoción del vocalista y la alegría del público.

Past and present, they don’t matter. Now the future’s sorted out” se empezó a escuchar para presentar a 1901; “It’s 20 seconds ‘till the last call, going “hey hey hey hey hey hey” se transformó en el coro de los asistentes, anuciando que el final del festival era inminente. Y sí, el final llegó con un gran corazón de los de Phoenix iluminado en la pantalla y entregado incondicionalmente al público.

Fue alrededor de la 1 de la mañana cuando se cerró la edición del Live Out 2017. Aunque no fue un lleno total, fue una cantidad suficiente para que el público viviera uno de los festivales más memorables que han llegado a la ciudad de Monterrey en lo que va del año, una tarde-noche que nos hizo recordar lo que deben ser los festivales, y lo que nos hizo enamorarnos de ellos por primera vez.

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